Las Escondidas

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Habían ventajas cuando el campamento quedaba con pocos campistas dado al regreso a clases. Muchas actividades eran reemplazadas por juegos o trabajos de manualidades que requería pocas personas y eran mucho más tranquilas. Como la noche de películas, limpiar la playa o el taller para confeccionar brazaletes de amistad. Actividades muy sencillas que eran perfectas para dormir, según el hijo de Hades.

Esa noche en la fogata, Harley, el traviesos e ingenioso hijo de Hefesto, había propuesto una actividad que según decía era "Mucho más divertido". Escuchar eso de un niño de 8 años sería inofensivo, sin embargo, era Harley quien lo decía, y si eso no encendía tus alarmas, sólo debías mirar fijamente a los ojos del castaño y chocar con el fuego que su mirada reflejaba al decir "Mucho más divertido". Muchos se tensaron.

—Entonces, ¿qué propones? — preguntó su hermana, Nyssa.

—Pues...

—Nada que tenga que ver con el laberinto, Quirón no permitirá el acceso a ésta hora. —interrumpió Malcolm Pace, hijo de Atenea.

—¿Qué tiene de malo la hora? —Atacó el menor de Hefesto— Acaso... ¿Te da miedo jugar en la noche? O ¿te asusta la oscuridad? —se mofó.

Malcolm cruzó sus brazos, mirando con cierto enojo al niño. Malcolm no era conocido por su furia, él sabía mantener su compustura, era parte de su estrategia para no perder los estribos.

—No, Harley. Aunque no hay nada de malo con que alguien posea esos miedos, no son motivos de burla. —Nico, quien estaba muy atento a la discusión, olvidando su malvavisco quemándose en el fuego, apoyaba eso en silencio— sin embargo, me refería a que estamos a una hora del toque de queda, entrar a "jugar", como le dices tu, al laberinto justo ahora no sería lo más... Sabio.

—¿Me dices tonto?

—Absolutamente no, la sabiduría y la inteligencia son independientes una de otra, que seas muy pequeño para comprender lo que digo no es mi asunto.

—¡HEY!

—¿Y SI JUGAMOS A LAS ESCONDIDAS?—Gritó la hija de Hermes— Digo, la idea de Harley de jugar en el laberinto siempre es bienvenida, pero creo que Malcolm tiene un buen punto —Harley pareció ofenderse, a los que Alice se apresuró a corregir— ¡porque el tiempo no es suficiente para esa gran idea! No sería justo para los que queremos jugar en el laberinto solo pasar una hora, ya saben, el tiempo vuela allí y en lo que entramos quizá ya pasaron 4 horas y no queremos que una arpía nos devore antes de dormir, ¿no?

Todos comprendían lo que Alice hacía, y nadie se iba a oponer. Tras la reciente visita de Lester y el juego de Harley en el laberinto, cual era bueno, aunque se salió de las manos de todos, al final no todos tenían ansias de volver al lugar.

—Nico...

—¿Mmm? —volteó a ver al rubio junto a él, quien también estuvo muy atento a la discusión. El jefe de la cabaña 7 de dio una mirada en dirección al fuego, Nico arrugó su ceño y volteó a donde le indicaba, viendo a su malvavisco totalmente negro como el palacio de su padre y ardiendo en llamas como algún prototipo de los hijos de Hefesto. Lo sacó de inmediato del fuego y apagó, de un soplido, el fuego en su botana. Esperando no llamar la atención hacia él. Miró nuevamente a los demás semidioses discutiendo por el juego y Arpias, sintiendo alivio al verlos muy concentrados en eso para ver cómo hacía el ridículo. Solo detectó una sutil risa junto a él. —¿Qué?

—Nada, nada... —el rubio mordia sus labios, conteniendo su risa— sé que te gustan bien rostizado, pero no debías cremarlo.

El pelinegro, con una leve sonrisa tratanto de salir a luz, le dio un leve codazo, a lo que su novio le respondió con una carcajada y un empujón. Cual sí llamó la atención de algunos. Nico estaba muy ocupado viendo a Will reír como para notar ciertas miradas y sonrisas sobre ellos.

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