Aunque mientras estuve allí, sentí mucha curiosidad por el tema y me decía a mí mismo que me interesaba trabajar en ello, me ha rallado tanto el asunto, que aunque me han advertido que no debo hablar con nadie sobre esto, en cuanto llego al coche, llamo al jefe. No sé porqué, pero necesito su consejo.
-DK -me saluda en cuanto descuelga- ¿Cuál es el problema?
-¿Por qué habría de haber algún problema, jefe? -le replico, entre sorprendido y mosqueado porque haya acertado- ¿No puedo llamarte para saber qué tal la familia?
-Nos hemos visto hace dos días -remarca-. Y no es que no me alegre de hablar contigo, pero no puedes negar que no es lo habitual. ¿Qué pasa?
-¿Podemos quedar en algún sitio para hablar? No quiero que Neve nos escuche.
-De acuerdo -me cita en una de sus cafeterías favoritas en una hora y cuelga.
No tardo en llegar y lo espero en una de las mesas, sin decidirme a pedir todavía. Leo el menú, salivando con las opciones. De repente, tengo mucha hambre.
-Buenos días, DK -Hank se sienta frente a mí y sonríe-. Un gusto verte de nuevo.
-Hola, jefe -dejo el menú sobre la mesa y lo recoge él. Cuando la camarera llega, pide por los dos, después de buscar mi confirmación. Él viene más a menudo, así que me fío de su criterio.
-Bien -me increpa, en cuanto nos sirven-. Desembucha.
-Se supone que no debo -empiezo-. Confidencialidad y toda esa mierda, pero no estoy seguro de esto.
-Tú dirás -me anima a continuar.
-La CIA me ha contactado -le explico, después de mirar a nuestro alrededor como si temiese que nos estuviesen espiando. Nunca se es suficientemente precavido-. Quieren que les ayude en un asunto informático un tanto... delicado.
-Diría que han buscado al más adecuado -tantea el terreno.
-Pero no estoy muy seguro de querer trabajar con ellos después de lo de Neve. Ya sabes -tuerzo el gesto-, fueron unos capullos.
-Los culpables pagarán por ello durante unos cuantos años más -me dice después de meditarlo-. De todas formas, te diré que no bajes la guardia con ellos. No son famosos por su empatía, precisamente. No les des motivos para que sospechen de ti en ningún sentido.
-¿Crees que debo ayudarles?
-No sé de qué se trata, pero te han contactado ellos -mueve la cabeza lentamente a un lado y a otro-, dudo que tengas opción.
-Me han dicho que...
-Lo que dicen -me interrumpe, dándome a entender que no quiere saber más sobre el tema- y lo que hacen no suele coincidir demasiado a menudo. Mientras aceptes colaborar, te harán creer que tienes opción, pero si te niegas, encontrarán el modo de... convencerte. Si han buscado ayuda fuera, han de estar desesperados. Harán lo que sea para solucionar ese problema. Perjudicando a quien sea con tal de salir victoriosos. Mejor estar de su lado que en su contra.
-Joder -paso la mano por mi pelo, frustrado-. Ya podían haber buscado a cualquier otro.
-No quiero que me des más detalles -añade Hank, dando voz a lo que ya había supuesto antes-, pero si alguna vez, ves que todo esto te supera, llámame y moveré de nuevo los hilos para sacarte de ahí.
-No quiero ser una molestia para ti -niego-. Me las apañaré.
-Vosotros jamás seréis una molestia para mí, DK. Además -sonríe-, me deben todavía unos cuantos favores. Me gusta la idea de poder cobrármelos.
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Sam (Saga SEAL 5)
ActionKeaton Kipling, DK para los amigos, es uno de los mejores informáticos del país. En su tiempo libre se dedica a perfeccionar su destreza y nunca lo considera como parte de su trabajo, sino como un pasatiempo. Es su mayor pasión. Pero cuando la CIA l...