Capítulo 26

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-¿Crees que está bien hacerlo? -me pregunta Cassamdra por enésima vez.

-Por supuesto -insisto, rodeando su cintura con mi brazo.

-Pero no...

-Deja de torturarte con tantas dudas, Sam -la detengo y la obligo a que me mire-. Estoy seguro de que a él le encantará. 

-Pero la investigación continúa y...

-Y Sam está a salvo en casa de Brian y seguirá estándolo después -la interrumpo una vez más-. No pasará nada porque vayamos a verlo.

Después de una semana de la redada, la CIA no se da por vencida todavía y sigue investigando, pero su camino se aleja cada vez más de Sam y Cassamdra. De hecho, me consta que no tienen nada que les haga pensar que había alguien más ayudando al profesor Barton o que Osmond tuviese una ahijada, porque solo mi equipo lo sabe y nadie ha dicho nada cuando nos interrogaron para intentar averiguar cómo dimos con el paradero de Osmond. A Fuller no le hizo gracia saber que fui yo, con mis dotes informáticas quien lo dedujo, aunque no fue del todo así, pero no tiene por qué saberlo, y tuvo que aceptar nuestra explicación porque no encontró fisuras en nuestras versiones. No en vano somos SEAL y estamos preparados para enfrentar interrogatorios mucho más duros. No debería quejarse, de todas formas, porque se han llevado, como siempre, todo el mérito de la operación. 

-Está bien -Cassamdra cede, aunque sé que lo habría intentado de nuevo, si no estuviésemos ya frente a la casa de Brian. Después del ataque de Melvin, no ha dejado de preocuparse porque algún otro averigüe dónde está y trate de ir a por ella. Cosa que no pasará, porque los míos la están protegiendo sin que lo sepa. Sé que debería habérselo dicho, pero también sé que entonces se preocupará por ellos.   

-Buena tardes -el médico militar es quien abre la puerta para nosotros. Me sonríe en primer lugar y después fija su atención en Cassamdra-. Sam estará feliz de verte. Adelante.

-Gracias -acierta a decir, entrando.

-Me llamo Brian -se presenta-. Un placer.

-Yo soy...

-Sam -Samuel es quien la interrumpe esta vez. Aunque se levanta con dificultad del sillón donde está sentado, puedo notar que se encuentra mucho mejor que cuando lo vi la última vez-. Por fin has llegado.

-Hola -Cassamdra le sonríe con afecto y se funden en un abrazo amistoso-. Te veo bien. 

-Estoy bien -asiente-. Tener un médico para mí solo es una ventaja.

-Lo sería -interviene Brian-, si el paciente obedeciese más.

-Estoy bien -se queja-. Necesito moverme. Tanta inactividad me aburre.

-Hace una semana te trajeron casi muerto -le recuerda.

-Pero tú me has salvado la vida -replica-. No quieras ahora rematarme con un excesivo cuidado.

Cassamdra me pregunta con la mirada qué está pasando, pero me limito a sonreír y encoger los hombros. Creo que es evidente que están teniendo algo así como una disputa de amantes, pero no soy yo quien lo diga en alto. Aunque Sam podría haberse ido a casa de su hermana hace tiempo, le ha estado dando largas y ahora sé porqué: se siente muy cómodo con Brian. Más que cómodo, diría, a juzgar por la familiaridad con que se tratan y discuten delante de la gente.

-¿Por qué no me enseñas la casa, Brian? -le pregunto, para dejarlos solos-. La última vez no tuvimos ocasión, porque estaba muy apurado.

-Claro -me indica con un brazo que me adelante y caminamos hacia la cocina. Una vez allí, añade-. Lamento el numerito de antes. Sam puede llegar a ser muy testarudo cuando se lo propone. No es el mejor enfermo.

Sam (Saga SEAL 5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora