Pocas veces me he sentido tan inquieto y preocupado como en estas horas previas a que Sam lance el impulso a la red. He estado muy ocupado preparando los archivos señuelo, que he encriptado tanto como fui capaz para que les resulte muy difícil abrirlos y así darnos más tiempo a llegar hasta ellos, pero mi mente no deja de pensar en todas las posibilidades. Por desgracia, buenas y malas. Estamos jugando con la vida de dos personas inocentes, lo que no es ninguna broma, y aún así, todavía no me decido a hablar de ellos con el equipo de la CIA. Siento que si lo hago, de alguna forma, los pondré todavía más en peligro.
Miro el reloj una vez más mientras bebo mi café y compruebo que todavía faltan diez minutos. Esta última media hora se me está haciendo eterna, sobre todo porque ya he terminado mi parte del trabajo y no tengo con qué entretenerme. Inspiro profundamente para relajar la tensión que he ido acumulando y lanzo el vaso a la basura en mi camino hacia el ordenador. Prefiero empezar a controlar la red aunque aún no sea la hora, por si Sam no puede ser todo lo puntual que hemos acordado. Además, eso me ayudará a no pensar en que algo pueda salir mal.
-¿Crees que la próxima vez que ataquen podrás hacer algo de utilidad, para variar? -Fuller pasa por mi lado y golpea mi hombro, como si fuese de manera fortuita, algo que ambos sabemos que no lo es, mientras susurra para que solo yo lo escuche. No ha dejado de provocarme desde la discusión de antes y cada vez le tengo más ganas. Puede considerarse afortunado de que esté con algo muy gordo entre manos o le habría enseñado ya con mis puños cuánto me agradan sus comentarios.
-¿Y tú estás preparado para salir a capturarlos en cuanto los localice? -le digo-. Ah, no, perdona, que tú eres de los que solo se sientan en un sillón de oficina a ver pasar el tiempo.
Veo cómo se controla para no responder de forma menos discreta y sonrío con suficiencia, solo para molestarlo un poco más. Es un tipo alto, moreno y con unos ojos verdes que hacen suspirar a todas sus compañeras aquí, pero yo solo veo a un prepotente con ganas de pelea. Y a mí me encantaría darle el gusto, pero no quiero problemas con la CIA justo ahora que estoy tan cerca de encontrar a Sam y de rescatarlo. Los necesito dispuestos a salir en cuanto les diga dónde están y enfrentarme a uno de sus agentes no me facilitará su colaboración. De todas formas, aunque me haya burlado de Fuller, creo realmente que es de los que actúan y no de los que se quedan atrás supervisando. Desde luego, de informático tiene más bien poco. Lo que ha estado haciendo él estos días, podría haberlo hecho yo a mis 12 años, cuando empecé con mi interés por los ordenadores.
Unos minutos antes de la hora establecida, salta la alarma de una nueva intrusión y yo lanzo el señuelo para que Sam pueda descargarlo mientras localizo el impulso. Me cuesta un poco encontrarlo en la red porque es muy sutil, como todo lo que hace para no ser detectado por quien lo ha secuestrado, pero una vez lo tengo, encontrar el punto exacto donde se originó no resulta nada complicado. Ha dejado un rastro perfecto. Sam sabe lo que hace.
-Los tengo -grito, eufórico, anotando en un papel las coordenadas-. He lanzado un señuelo para que estén entretenidos durante un tiempo, pero debemos salir de inmediato. Si se enteran de que los he localizado, se irán de allí y es posible que no tengamos otra oportunidad de atraparlos. Serán más cuidadosos la próxima vez.
Fuller me fulmina con la mirada, cabreado por que lo haya logrado justo después de su último intento de fastidiarme, pero no tengo tiempo para regodearme con mi victoria porque Sam me necesita. Así que hago llamar a Dixon, ignorándolo a él, para instarle a reunir al equipo de rescate e ir a por ellos. Cuando lleguemos, ya me encargaré de hacerles saber que Sam y su compañero son intocables porque me han ayudado. Y porque son solo víctimas de sus secuestradores. Ahora debemos partir de inmediato.
-Bien -Dixon va en una de las furgonetas que nos lleva hasta el edificio donde están apostados los atacantes. La misma en la que voy yo-, la intervención ha de ser rápida y precisa. Los asaltaremos por los cuatro flancos para asegurarnos de que ninguno de ellos escapa. Los quiero a todos.
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Sam (Saga SEAL 5)
ActionKeaton Kipling, DK para los amigos, es uno de los mejores informáticos del país. En su tiempo libre se dedica a perfeccionar su destreza y nunca lo considera como parte de su trabajo, sino como un pasatiempo. Es su mayor pasión. Pero cuando la CIA l...