Capítulo 23

7.7K 1.1K 135
                                    

-Querida, querida Eme -mi padrino entra en la habitación con una sonrisa de satisfacción que sé que no traerá nada bueno; y menos cuando me saluda así-, parece que has impresionado a alguien.

-Lo dudo -murmuro para que no me oiga. Todavía no estoy dispuesta a hablarle, no después de cómo me ha tratado. Estoy tan decepcionada conmigo misma por no haber visto cómo era en realidad, que mi corazón duele, no por la pérdida de la única familia que he tenido, sino por mi ciega estupidez. Necesitaba tanto sentirme parte de algo, que cerré los ojos a la verdad. Me negué a ver que lo que mi padrino hacía no estaba bien e incluso le pedí que me dejase ayudarle, solo buscando su aprobación. Me negué a creer que me hubiese mentido sobre mis padres, porque si lo hacía, entonces estaría viviendo con su asesino. Me sentía tan estúpidamente desesperada por cariño, que eso es lo que he estado haciendo, precisamente.

-Ni siquiera he tenido que enviar a nadie a buscarlo, se ha entregado él solo. Y ahora podré vengar la muerte de mis hombres -continúa hablando, pero esto último me hace mirarlo por primera vez desde que me encerró en esta habitación-, después de que me consiga esos archivos que tú te has negado a descifrar para mí.

-Mientes -lo acuso.

-¿Ahora me hablas, ahijada?

-No soy nada tuyo -escupo las palabras-. Nunca lo fui.

-Eras mi venganza para tu padre -dice, sin remordimientos.

-Bastardo -lo insulto.

-Una de sus condiciones para darme lo que quiero -cambia de tema- era verte, así que más te vale convencerlo de que estás bien y de que quieres estar aquí conmigo. Si no colabora, os mataré a los dos. Y si se te ocurre pensar en marcharte después, lo mataré ante ti.

-¿Crees que puedo convencer a alguien de que estoy bien? -rio, señalando mi cara con las manos-. Esto no miente.

-Convéncelo de que haga el trabajo -repite- u os mataré a los dos, Eme. No me importa cómo lo hagas. Por mí como si te lo tienes que tirar, solo hazlo.

Sale de la habitación y segundos después DK aparece ante mí. Trastabilla al entrar, mientras su mirada continúa en la puerta, como si estuviese amenazando en silencio a quien lo ha empujado. Después se gira hacia mí y sus ojos me recorren de arriba a abajo. No puedo explicar lo que su mirada me provoca, pero sé que siento alivio al verlo. En este momento, siento que no estoy tan sola como creía. DK ha vuelto a por mí.

-No deberías haber venido -le digo, no obstante.

-De nada -sonríe, pero sus ojos no se apartan de la sangre cuajada que seguramente hay en mi rostro, sobre los cortes que me han hecho los golpes de Melvin. Puede que fuese el más tonto de los favoritos de mi padrino, pero sabe cómo hacer su trabajo- ¿Quién ha sido?

-¿Acaso importa? -me encojo de hombros y una mueca de dolor le deja ver a DK que no solo se han ensañado con mi cara.

-Salvajes -gruñe. Después se acerca a mí y toma mi rostro entre sus manos para girarlos a ambos lados. ¿Comprobando hasta dónde llegan los daños? No lo sé, pero tampoco me importa. Su tacto es un bálsamo para mí. Y ni siquiera entiendo cómo alguien a quien apenas conozco me puede afectar tanto con su presencia.

Desde que nos vimos en la cabaña por primera vez, me he sentido atraída hacia él de una forma desconocida para mí hasta el momento. Intenté luchar contra ello, pero cuanto más me resistía, más me demostraba DK que no me serviría de nada. Me he sentido más integrada con él y sus compañeros en media hora, de lo que he podido hacerlo con mi padrino y sus hombres en toda una vida. Y aunque quiera negarlo, ha sido todo por él.

-¿Por qué has venido? -es una estupidez, pero necesito saberlo. Necesito creer que no soy solo una responsabilidad más, como Samuel.

-Para rescatarte -su respuesta no me satisface y creo que lo nota. Cuando habla de nuevo, lo hace en susurros para que solo yo lo escuche-. Los SEAL y la CIA están preparando una redada y necesito ponerse a salvo antes de que lleguen. Debes seguir siendo invisible para ellos.

Sam (Saga SEAL 5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora