Capítulo 27

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-¿A qué viene todo esto? 

Cassamdra está viendo, con cara de sorpresa, el ambiente romántico que he dispuesto en la sala de casa; con mesa preparada para dos y pétalos de rosa alrededor y sobre ella, además de velas por todas partes. Fisher me ha hecho el favor de dejarnos solos esta noche, no sin antes burlarse de mí durante al menos una hora, haciendo que le suplique y con sus famosos 'te lo dije' lanzados a la cara. Pero ha merecido la pena, porque hoy será una noche especial.

-¿Qué celebramos? -insiste, al ver que no digo nada.

-¿Acaso tenemos que celebrar algo para que me apetezca cenar contigo a solas? -me muero por darle la noticia, pero no puedo evitar jugar un poco con ella, para crear más expectativa. 

-Supongo que no, pero esto parece más que una simple cena -señala las flores y las velas.

-En realidad -sonrío-, es más que una simple cena.

-¿Y me lo vas a contar? -pregunta, después de que me quede en silencio de nuevo. Se le escapa una sonrisa, que imita la mía.

-Bueno -me encojo de hombros, como si realmente no tuviese importancia lo que voy a decir-, quería celebrar contigo algo de lo que me he enterado esta mañana y que sé que te alegrará saber.

-¿Y eso es? -me anima a continuar.

-La CIA ha cerrado oficialmente el caso de Osmond Raines y sus estafas informáticas -le anuncio, abriendo mis brazos y sonriendo con más ganas.

-Dios mío, sí -corre hacia mí y salta, rodeando mi cintura con sus piernas y mis hombros con sus brazos. No contaba con tanta efusividad y tengo que retroceder varios pasos hasta que consigo estabilizarme, para no acabar los dos en el suelo-. Soy libre al fin. Sí. Sí. Sí. 

-No pensé que te sintieses tan atrapada aquí -le digo. Han sido tres semanas de confinamiento parcial en el que hemos hecho todo lo posible por que fuese llevadero. E incluso hemos salido en muchas ocasiones, siempre que mi trabajo me lo ha permitido, aunque es cierto que evitamos dejarnos ver demasiado en público, por precaución. Creía que lo estaba llevando bien, al menos, no me ha dado motivos para creer lo contrario, pero tal vez me equivoqué. No diré que no me duele pensar que me ha estado ocultando su malestar-. Si estabas tan agobiada, ¿por qué no me lo has dicho? Yo habría...

-No se trata de eso, DK -me besa y la aprieto más contra mí en una respuesta automática-. Es solo que estaba deseando poder empezar mi nueva vida, ya sin miedo y sin tener que mirar atrás cada vez que un ruido me sorprendía. Siempre me he sentido segura a tu lado, pero en el fondo, temía que alguno de los detenidos le hablase de mí a la CIA y ellos decidiesen venir a por mí. No habrías podido hacer nada, DK. Y yo...

-Eso no va a pasar -la detengo-. Aunque llegasen a enterarse de tu existencia, no podrían hacer nada contra ti. Yo no lo permitiría. No lo permitiré.

-Pero si me descubriesen...

-Siéntate -le pido, bajándola al suelo-. Tengo que contarte algo más.

-Eso no suena nada bien, DK -se ve preocupada y sonrío para que se relaje.

-No es nada malo, te lo prometo -la ayudo a sentarse. Quería contárselo después de la cena, pero supongo que tendrá que ser ahora, para que pueda disfrutarla.

-Está bien -asiente-. Confío en ti.

-Temo que te enfades conmigo cuando te lo cuente, pero sabes que haría cualquier cosa por mantenerte a salvo -empiezo, a modo de introducción.

-¿No habrás matado a alguien? -su cara de espanto me hace reír.

-Lo habría hecho, de ser necesario -le respondo-, pero no, no he matado a nadie. Solo he mejorado tu expediente. 

Sam (Saga SEAL 5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora