Alfred amaba la nieve.
A sus ojos azules e inocentes, era el elemento más puro de todos. Blanco inmaculado, jamás mancillado, de tacto frío. Así la sentía, así la veía e imaginaba a lo lejos, tal cual la imaginaba a ella.
Anya, la chica rusa que hace una semana había llegado a su escuela secundaria en Wisconsin.
La primera impresión fue que era frívola, como una muñeca, demasiado superficial como para reparar en el torbellino de emociones que ella significaba para un americano idiota como él. Luego, se percató de que era más compleja que un cabello largo de barbie y ojos lilas de fantasía. Era estudiosa, aplicada, le gustaban las artes, los idiomas y la danza.
La primera vez que tuvieron una cita fue cuando Alfred la invitó a una heladería. El invierno se iba, comenzaba a hacer calor, pero Anya siempre vestía un abrigo grueso de color rosado y botas altas, como si el frío fuera parte de ella. Alfred se atrevió a tomar su mano y al tocarla, la sintió fría, sí, pero también suave, como un copo de nieve.
Anya miró la unión de sus manos y necesitó sonreír. La piel de Alfred era cálida, como si el hielo simbólico de lo que era ser una chica extranjera en un país al otro lado del mundo se hubiera derretido gracias a él.
Alfred pensó que Anya era más bonita que la nieve, incluso más pura y blanca, y aún cuando el calor la contagiaba, no se derretía, sino que permanecía con él allí abrazada, sonriente y hermosa.
Evidentemente, era mucho mejor amarla a ella.
—265 palabras—

ESTÁS LEYENDO
APH: Fictober 2019
Hayran KurguFictober versión 2019 perteneciente al grupo de Facebook "Motín Fanficker". Relatos breves autoconclusivos, uno por día. Distintas parejas, distintas versiones y distintos protagonistas.