Día 14: Zapatos

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Ship: Hattercrow y Nygmobblepot

Temporada: Ninguna. Podrían considerarlo un AU.

Palabras: 421

💀💀💀

Era de noche, la luna llena estaba sobre las cabezas de los dementes internos en el asilo Arkham. Quienes no dejaban de agitarse en sus celdas compartidas. Años de derroche bajo ataques criminales estaba acabando con los fondos de la ciudad.

Jonathan Crane, se removía furioso el costal de su cara, gritándole a uno de sus compañeros de cuarto —Señor Tetch, ¡¿En dónde escondió mis zapatos?! Ya se lo he dicho, ¡No toque mis cosas!

Jervis se asomó de la parte superior de su litera. —¿Qué dice, señor Crane?

—¡Sé que fue usted, es el único desquiciado que haría eso!

—Oh, caballero, me ofende que piense que soy molesto, cuando intento hacerle un buen gesto.

—¡Quiero mis zapatos, no me gusta andar descalzo! Señor Tetch, se lo advierto, o me da lo que pido, o haré cada noche de su vida, una pesadilla.

—No pierda la calma, mi buen amigo, pues esto sólo es un favorcillo.

Cansado de las rimas, le tomó por el cuello de la camisa. Jervis comprendió la amenaza, sonriendo le señaló el piso.

—Bien, no quiero ser un fastidio. Ya debería saber, señor Crane, que usar zapatos para dormir es de mala suerte. Yo sólo lo cuido.

—No, usted me molesta señor Tetch.

—¡Ya basta!— les interrumpió Nygma, fastidiado de escuchar la ridícula discusión, asomándose desde la orilla de su cama —no me dejan dormir.

—Oh, qué descaro tiene señor Nygma, a nosotros no nos deja descansar con los vulgares sonidos de usted y su marido...

—No me involucren en esto— se quejó el Pingüino, ocultándose debajo de las mantas apretujando a Edward en la pequeña cama.

Edward se acercó más a la orilla para hablar mejor a los dos hombres —Es tan claro lo que está sucediendo aquí.

—¿Qué quieres decir?— espetó Crane.

—Este idiota hace esas cosas porque está interesado en ti... es obvio. ¡La mala suerte no existe!— comentó dándose la vuelta para abrazar al hombre que estaba echo un ovillo.

—¿Tampoco el destino?– le preguntó Oswald, apenas audible.

Edward sonrió y le susurró la respuesta antes de besarle la cabeza —Sabes que en ese sí creo.

Tetch compartió una mirada nerviosa con Crane. El espantapájaros, meditando las extrañas atenciones que tenía con él, suspiró luego de una larga meditación. —¿Eso es cierto, señor Tetch?

El hombre con bigote le sonrió radiante —Por favor, hemos pasado por tanto, llámame Jervis.

—¿Me dirás donde ocultaste mis zapatos?

—Amigo mío, luego de saber el número que calzas, haría lo que fuera para estar en tu gracia. 

GOTHAM EN FICTOBERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora