Día 10: Perturbado

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Ship: Nygmobblepot

Temporada: Cuarta (4x13)

Palabras: 486

💀💀💀

"¡Yo no le hago caso a la opinión de los malditos simplones!"

Las últimas palabras rabiosas de Oswald no sólo hicieron eco en los mugrientos pasillos del asilo Arkham, pues continuaron resonando en su vacía cabeza, esa tarde y en los días posteriores. A tal grado que sus ocupaciones como perro faldero de Thompkins no ofrecieron suficiente distracción.

Por ello, Edward se encontró regresando al asilo, con la excusa de perpetuar el desconcierto en el hombre que había sido más que su mejor amigo.

Los guardias se tomaron su tiempo, ya que los antecedentes no estaban de su lado. Las medidas de seguridad se notaban reforzadas pero el mantenimiento del lugar era descuidado, lo podía ver en los uniformes. Strange, con monstruos y todo, al menos administraba bien.

Edward caminaba por fuera del área recreativa donde aprendió a manipular a sus compañeros en otro tiempo, siguiendo al guardia que tenía delante para llegar a la sala de visita.

La algarabía dentro de las rejas acaparó su atención, redujo la velocidad de sus pasos, ganando tiempo para observar.

El perturbado Jerome Valeska estaba en el centro de las mesas, golpeando a un interno mientras otros le vitoreaban entre gritos y risas.

El oficial que lo guiaba le pidió que esperara mientras solicitaba refuerzos. Edward se quedó en su sitio, estirando el cuello para ver a la víctima. Algo dentro de él se agitó, al creer saber de quien se trataba.

Jerome detuvo los golpes contra el hombre en el suelo y cedió su lugar para que continuaran con el entretenimiento. Pero el saco de box en el suelo, no era Oswald.

Oswald estaba del otro lado de la habitación casi pegado a las rejas, le decía algo a Jerome pero Ed no pudo oírlo. En cambio, el perturbado pelirrojo se aproximaba al Pingüino. Sonriéndole siniestramente. Con violencia lo tomó de la ropa, estampándolo contra las rejas.

El Pingüino le mostraba los dientes, como si eso fuera una amenaza. Luego, esperando poder ver el primer golpe, Edward se acercó y el aliento perdió, el color abandonó su cara tanto como su sentido de la realidad.

Jerome tenía su fruncida boca contra los labios del mayor líder criminal, en un beso desesperado que no parecía ser correspondido. Tan pronto como inició el horrible espectáculo, llego a su fin. Las carcajadas del trastornado se mimetizaron con el barullo de los internos que comenzaban a someter los guardias.

Y Edward tenía en su cara, las marcas de las rejas contra las que se había presionado sin ser consciente de que lo hizo con tal de observar. Antes de que Oswald reparara en su presencia, se alejó del lugar. No sabía qué pensar.

Se rascaba el cuero cabelludo, esperando encontrar la razón de su desconcierto, con la razón al límite, el sinsentido atormentando su torpe mente, estuvo a punto de solicitar su propio internamiento. Creía merecer estar dentro, con los otros perturbados.    

GOTHAM EN FICTOBERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora