Día 4: Piedra

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Ship: Nygmobblepot

Temporada: Tercera (03x05)

Palabras: 500

La metáfora de las piedras no me pertenece, es un pequeño cuento que encontré con el nombre de "La cara de los mil rostros" y el autor es desconocido.

💀💀💀

Oswald miraba los fragmentos de piedra a los que fue reducida la preciada escultura de su madre. Tan ensimismado que no notó que era contemplado por su Jefe de Estado.

Deslizó las yemas de sus dedos por la fría cabeza cercenada de granito, suspirando —Madre, lo intento. Sin importar lo que haga, siempre encontraré a alguien que quiera arruinarme... yo sólo quería ayudar... ser tan bueno como tu pensaste que era, al igual que mi padre.

Edward se acercó, empatizando con la búsqueda de aceptación, se atrevió a interrumpirlo. —Oswald, tú no tienes que ser bueno.

El aludido se apresuró a limpiar la humedad en su rostro —¡Ed! No te vi llegar, eh ¿qué quieres decir?

—Que no tienes que fingir. Pretender ser algo que no eres para encajar.

—Mis padres murieron creyendo que yo era un buen hombre, no soporto fallarles.

—No le has fallado a nadie, desde que supe de ti, no tengo otro referente para el éxito. Oswald, tú eres el Pingüino, el terror, el rey de Gotham.— Oswald esbozó una sonrisa triste y Edward se acercó tomando un fragmento de piedra.

—Te contaré una historia— anunció mostrándole su mano— en un país de piedras, había una que quería ser importante y admirada por las demás, con su aspecto simple no creía poder conseguirlo por ello consiguió disfraces de oro, plata, rubí, esmeralda, entre otros. Se comportó como las piedras preciosas con las que se relacionaba disfrazada, olvidando su verdadera personalidad vivió su engaño, ganando el superficial afecto. Un día, olvidó quitarse el disfraz de oro, un hombre la encontró y la llevó al joyero para cuantificar su valor. Notaron que era una simple piedra, el hombre desilusionado la tiró por la ventana, rompiéndola al instante, pero, dejando ver que su interior era ocupado por un diamante de valor incalculable. El cual no pudo salir a la luz por el empeño de la piedra en imitar a las demás para ser importante.

Edward colocó la piedra en su mano, sosteniéndola para cerrar el puño del alcalde. —La lección es que todos podemos usar máscaras para relacionarnos, según la situación. Pero no debemos olvidar lo que realmente somos.

Oswald lo miró con reverencia, asimilando cada palabra sin apartarse de su agarre.

—Puedes pretender ser bueno ante Gotham, pero, Oswald, tú eres quien gobierna la ciudad, a nivel oficial y en el bajo mundo. El estratega perverso que necesitamos... el criminal más notable, cuya historia ha despertado la admiración de muchos— señaló con su cabeza a los fragmentos. —tus padres no lo sabían, y ya es tiempo de que lo aceptes.

Soltó sus manos con suavidad, retirándose sin esperar una respuesta, sonriendo sincero.

En menos de media hora Edward miraba complacido la brutalidad con la que Oswald manejaba la situación ordenando el exterminio de la pandilla Red Hood.

Sus ojos se encontraron con los suyos, apreciando así, el brillo asesino que aceleró su corazón tanto como despertó su curiosidad desde el día en que se interpuso en su camino. 

GOTHAM EN FICTOBERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora