22✨

1.1K 193 85
                                    


Jaebum se despertó súbitamente. Todo su cuerpo se sentía extraño, hormigueaba como si una extraña electricidad lo recorriera. La sensación duró poco, solo un par de segundos. Menos de los que le tomó darse cuenta de donde estaba. Ese era su auto, y fue confuso saberlo, pues su mente funcionaba a base de recuerdes que no sabía que tenía. Los últimos ocho años ahora eran distintos, su memoria parecía querer deshacerse del pasado anterior. Desechaba esos primeros recuerdos, los desechaba poco a poco, como la presencia borrosa de un sueño. Poco a poco, y a medida que se movía, mirando perezosamente a su alrededor, reconocía ese auto como suyo. Allí estaban sus cosas, su vaso de café vacío de la mañana, una chaqueta que llevaba ya un par de días en el asiento trasero, su olor y su día a día.

Se bajó del auto, aún un poco confundido. Tenía la desconfortante sensación de que todo había sido un sueño. Sin embargo, había cosas que se sentían reales y cosas que no, aunque, curiosamente, el tailandés mágico era lo más nítido de todo.

Una rápida ojeada alrededor le permitió reconocer que estaba en su edificio. Su apartamento estaba en el tercer piso. La zona era bastante buena, al igual que su auto. Su nivel de vida era mejor ahora, más holgado. Incluso su ropa, a pesar del estilo descuidado, eran caras. Su vida era bastante diferente ahora.

Justo mientras pensaba eso, su teléfono sonó. Lo sacó de su bolsillo, pero al notar de quien se trataba, se dio cuenta de que algunas cosas seguían iguales.

Deslizó su dedo a través de la pantalla para contestar, no sin antes dejar salir un pesado suspiro. Se había olvidado de que había cosas que necesitaba manejar. Cosas muy importantes.

-¿Youngjae?- su voz sonó un poco rara, pero se las arregló para no sonar muy incómodo.

-Bum… ¿Te tardas mucho en el trabajo? Hoy tenemos la cena de compromiso de Jackson.

Youngjae sonaba tan tranquilo, tan natural. Había cariño en su voz, confianza y familiaridad. Youngjae seguía sintiéndose como un hogar, como un lugar seguro, un refugio al cual acudir.

Pero eso no era lo que Jaebum necesitaba, y extender algo así solo sería cruel.

-Youngjae, yo…- dudó por un segundo. El sentimiento estaba allí. A pesar de todo, de sus recuerdos mezclados y su confusión. Quería a Youngjae, lo suficiente como para que fuera difícil decir aquello.-Necesito hablar contigo.

-¿Sucedió algo?

-Solo necesito hablar algo serio contigo.

-Oh…- el menor vaciló ligeramente.-ya… ya veo. De acuerdo. ¿Pasas tú o nos vemos en tu apartamento?

-Yo iré.- contestó, sin dudarlo. No haría a Youngjae volver a su casa después de romper con él.

Porque sí, tenía que romper con él.

Aun si las cosas no le salían bien, aun si al final todo era en vano, no podía seguir haciéndole eso a Youngjae. Aun si era desconcertante, su relación seguía siendo la misma. A pesar del cambio y de las diferencias. Era una donde podía notarse lo desequilibrado de sus sentimientos, donde Youngjae seguía esperando cosas que él no podía darle, entregándole todo su ser cuando claramente no era correspondido con el mismo fervor.

Y eso no era justo.

Él quería a Youngjae, lo quería muchísimo.

Pero no lo amaba.

-Entonces te espero… solo…- Jaebum había estado a punto de colgar, pero la voz insegura de Youngjae lo hizo detenerse.

-¿Qué?

-Te amo, hyung.

Jaebum no pudo contestar, simplemente colgó la llamada. Un sentimiento de culpa se arremolinó en su pecho, haciéndolo suspirar. Aun así, tenía que hacer las cosas bien. A pesar del trabajo que le tomo, había entendido lo que Bambam le había querido enseñar: Los errores no se lamentan, se evitan o se enfrentan. Así que era hora de hacer las cosas bien.












Chance «JackBeom» ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora