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Jaebum no estaba entendiendo absolutamente nada. Aquello no podía ser real, simplemente no podía. Su cabeza no concebía lo que sucedía, todo era un revoltijo de pensamientos y recuerdos borrosos.

Recordaba la sonrisa de Jackson mientras Mark lo abrazaba. Recordaba a Yugyeom parado a su lado, preguntándole si no pensaba que Mark y Jackson lucían bien juntos. Recordaba la sonrisa satisfecha de Jinyoung. Recordaba el bar y los incómodos comentarios. Todo, como si formara parte de un sueño que acababa de tener la noche anterior. La realidad de ahora se iba volviendo cada vez más nítida, su mente aclarándose a medida que la modorra y la confusión se disipaban.

Por un instante, se preguntó cuál sería el verdadero sueño: ¿Ese que estaba viviendo ahora? ¿O los ocho años que habían pasado en su vida y que ahora parecían un recuerdo lejano?

Porque esa era su habitación. Todo apareciendo en su mente como si siempre hubiera estado ahí. Todo sintiéndose aterradoramente real.

Aun un poco dudoso, caminó hasta su armario y lo abrió.

Allí tenía sus uniformes, justo donde esperaba encontrarlos. Sus calcetines regados dentro, al igual que sus camisetas. Su yo adulto odiaría eso, pero el Jaebum de ahora se estaba sintiendo extrañamente cómodo y familiar con su desorden. Sí, porque ese era su desorden, suyo.

Agarró una camiseta negra y se la puso. Por encima, la camisa de su uniforme y luego la chaqueta gris. Los pantalones estaban en la silla, así que los tomó y se los puso también.

La imagen que le devolvió el espejo esta vez, fue una que conocía perfectamente. Hacía años que no se veía a si mismo con un uniforme, sin embargo, le sentaba bien. Puede que incluso lo extrañara un poco.

Se abotonó la camisa y luego la chaqueta, tirando de los bordes de esta para alisarla, con cuidado. Tratando de alcanzar un aspecto lo más pulcro posible.

Escuchó como su puerta se abría nuevamente y se giró, esperando que su madre le lanzara una pantufla o algo por el estilo.

Sin embargo, no era su madre.

Jaebum reconocería a Jinyoung a cualquier edad. No en vano lo había conocido desde siempre.

-¿Hyung? ¿Qué te está tomando tanto tiempo?- el menor entró y se dejó caer sobre la cama.- Apúrate anda… ya tengo demasiadas tardanzas por tu culpa.

El Jinyoung que en ese momento le hablaba, también se le antojaba familiar. Más joven, igual que él, pero con la misma voz suave e inexpresiva y el mismo cabello castaño.

-Ya casi estoy listo. Dame un segundo.

La respuesta le salió tan natural. Como si la bizarra mañana que estaba teniendo se fuera volviendo cada vez más y más normal en su cabeza.

Jinyoung, en cambio, no tardó en notar algo raro.

-¿Hyung?- alzó la cabeza para verlo.- ¿Qué haces?

Jaebum dejó de arreglar su uniforme y lo miró.

¿Sería posible que Jinyoung hubiera notado lo que estaba sucediendo? ¿Qué hubiera visto algún rastro del pánico que sentía en el fondo de su ser?

-¿Desde cuándo te abrochas todos los botones de esa forma? ¿Crees que por estar bien vestido te van a dejar pasar si llegas tarde? Deja eso y vamos.- se levantó y lo agarró por un brazo.- ¡Dios! ¡Ve a lavarte! ¡Apestas!- se cubrió la nariz con su mano libre.- ¿Dónde estuviste anoche?- lo haló hasta el baño y lo lanzó dentro.- Después de esa pelea que tuviste con Jackson por la tarde no supe nada más de ti. Incluso te llamé un par de veces. ¿Estuviste bebiendo? ¿Por qué hueles a alcohol?

Chance «JackBeom» ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora