Epílogo

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Mark frunció al ceño ante la sensación quemante que le produjo aquel trago al bajar por su garganta. ¿Cuántos iban ya? Honestamente, no tenía planeado llevar la cuenta, así que no lo hizo. Se había dedicado únicamente a pedir un trago tras otro, hundiéndose en el sopor de la leve embriaguez.

Solo sabía que se sentía abrumado en casa. No quería ni pensar en el montón de cosas que debía cancelar, en darle la noticia a su madre, en reembolsar los boletos… todo era simplemente demasiado para manejar en ese momento. La sensación de haber sido prácticamente plantado en el altar aun ardía mucho más que cualquiera de esos tragos. Sin embargo, más que eso, le molestaba saber que Jackson había tenido razón en todo lo que dijo.

Sí, quería llevarle un lindo esposo a su madre. Quería ser capaz de formar una familia para no tener que escuchar más aquellos comentarios desagradables sobre su sexualidad. Quería demostrar algo, y cuando conoció a Jackson, simplemente se ahogó en la necesidad de usarlo a él para eso. Es cierto que lo quería, le dolía, pero le molestaba aun más haberse despertado en la mañana y pensar, primero que nada, en que tendría que cancelar un montón de cosas. ¿Desde cuándo se había convertido en un adulto tan aburrido? ¿Por qué pensó solo en casarse cuando podría haber vivido un romance alocado junto a Jackson?
Podía haber sido feliz pero lo arruino por querer ser el Mark Tuan que su familia quería ver.

Pidió otro trago con un gesto de su mano y dejó salir un suspiro cansado y amargo.

-¿No cree que ya han sido más que suficientes para una noche? -El bartender acompañó el pequeño vaso con ese suave comentario, haciendo que Mark levantara la mirada hacia él, fijándose en sus detalles por primera vez en la noche.

Una de sus cejas se alzó, algo le decía que aquel chico no era solo un bartender. Su acento tailandés jugaba en sus oídos, su sonrisa lo envolvía en una sensación rara, y aquellos ojos grises, aun si seguro eran lentes, parecían ocultar misterios enormes en ellos.

-Estaré bien. -contestó después de un par de segundos que le resultaron incómodos en cuanto agachó la mirada hacia su vaso-. Puedo manejar esto, además… lo necesito.

-¿Es esto lo que viniste a buscar? -El bartender apoyó sus codos en la barra. Mark volvió a mirarlo. Más que un coqueteo, aquel comentario parecía una travesura y eso era confuso.

-Esto es un bar ¿no? Si hay algún tipo de negocio extraño, le advierto que no estoy interesado.

-Oh, no… -De nuevo esa sonrisa-. No hay nada raro aquí en el Kammatthana. -La palabra tailandesa se deslizó con soltura por sus labios-. Solo tratamos de darle al cliente lo que desea.

Mark se llevó su trago a los labios, bebiéndolo de un sorbo al igual que los demás.

-Pues bien… -Puso el vaso sobre la barra y enfocó su vista en la etiqueta que colgaba de la camisa del bartender-. Bambam… ¿En este lugar puedo conseguir la solución a mis problemas? Porque, me tendrás que perdonar, pero no veo como en un bar puedo conseguir de vuelta todo lo que he perdido.

Bambam elevó una de sus comisuras y se acercó para susurrar.

-Tal vez no has perdido tanto como crees. A lo mejor solo tienes una nueva oportunidad… creo deberías mirar mejor a tu alrededor.

Y como si eso fuera explicación suficiente, se dio la vuelta y se fue, dejando a Mark un tanto confuso allí en la barra.

-Mirar alrededor… -repitió para sí mismo, analizando por qué aquello había sonado con mucho más sentido del que probablemente debería tener. Miró por encima de su hombro, con la esperanza idiota de que hubiera algo allí que le revelara algo.

Chance «JackBeom» ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora