CAPITULO 69

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Poncho despertó alrededor de las 10 de la mañana, feliz por la increíble noche que vivió con Any (claramente repitieron un par de veces), pero la felicidad se le esfumo rápidamente cuando se acordó que tenía que llevarla al centro y seguramente ya estaban retrasados, ella no le había dicho a que hora tenía que volver, pero seguro era temprano. Se coloco su bóxer y fue hasta el baño donde espero encontrarla ya duchándose, pero no fue así, el baño estaba totalmente vacío.

De seguro estaba preparándole el desayuno, Any solía tener esos gestos con él, aunque la cocina no fuera su especialidad.

Poncho: Any amor! Ya me tienes el desayuno listo? (silencio total)...Any a qué hora tienes que volver?

Poncho se paro en medio de la sala y miro para todos lados, no vio nada y el silencio era claro reflejo de que se encontraba solo, su primer pensamiento fue pensar que Any había ido a comprar algo, pero al volver a su habitación vio que no quedaba nada de ella, tomo su teléfono y la llamo, pero le salió el buzón de voz, estaba recogiendo su ropa para ir al centro, cuando diviso un papel sobre su escritorio, fue hasta el y al abrirlo rápidamente reconoció la letra de Any y esa misma sensación extraña que sentía en la noche volvió a él, pero mucho más fuerte.

"Poncho, se que al leer esta carta habrán muchas cosas que no entenderás y sé también que ninguna de estas palabras lograran tu tranquilidad, es mas creo que ni la mía propia he logrado conseguirla. Es increíble lo mucho que me conoces, sin decirte nada sabias que algo pasaba y me moría de ganas de decírtelo, pero no podía, no si quiero salir de todo esto. Ayer te mentí, en realidad me dieron el alta, no es que este bien, es solo que encontré otro lugar donde mejorarme, uno alejado de todo lo que me recuerda a las dolorosas cosas que me llevaron hasta aquí. Y lamentablemente tu estas inmerso en ese mundo, no te culpo de nada, al contrario tal como te lo he dicho tú eres la razón por la que sigo aquí, pero necesito alejarme, necesito distanciarme de todo, requiero empezar de cero. Necesito dejar atrás a la Any llena de miedos e inseguridades, tengo que formar a una fuerte y con ganas de vivir, para lograr ese objetivo tendré que sacrificar muchas cosas y una de esas eres tú. No tienes una idea de lo mucho que me duele, la opresión que siento en el pecho mientras escribo estas palabras. Perdón, por favor perdóname, aunque igual entenderé si no lo haces, estas en todo tu derecho. Te quiero, como no tienes una idea, ese chico rebelde y lleno de problemas que conocí en mi nueva escuela, se convirtió en el hombre de mi vida....te pido solo un último favor, no me busques, que voy a desaparecer y no sé si volveré....Te quiero fuerte, Any"

Poncho comenzó a sentir que le faltaba el aire para respirar, se sentía mareado y miraba para todos lados, mientras sujetaba fuertemente entre sus manos la carta que Any le había dejado, no podía ser posible, ella no se había ido, no de esa forma, no cuando lo que ellos tenían era tan hermoso. Tenía que ser una broma, de pésimo gusto pero una broma, sí, eso era, la perdonaría, no le reclamaría nada, siempre y cuando ella estuviera abrazada a él, riéndose del miedo que le había hecho pasar.

Rápidamente tomo su celular y le volvió a marcar, pero saltaba al buzón de voz, así que llamo a la única que podía desmentirle todo, Sara, solo bastaron dos minutos para que su mundo se derrumbara en mil pedazos. La carta era real, Any se había cambiado de centro y había decidido dejarlo a él y comunicárselo a través de una carta. Eso no lo iba a permitir, se merecía mucho más que un estúpido papel, las cosas no podían terminar así como así. Se vistió rápidamente y fue hasta su casa, era imposible que a esas alturas ya se hubiera ido.

Sin ningún control aporreo la puerta de la casa de Any, una despeinada Lisette le abrió sin entender lo que estaba pasando.

Poncho: Donde está Any?

Lisette: Cómo? Pero si se quedo contigo anoche

Poncho: Si, pero esta mañana se fue dejando una nota con una muy cruel broma y necesito que me desmienta todo

Te Quiero...FUERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora