Capítulo 1

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7:30

La alarma sonó, por lo que Abigail se levantó, pero de inmediato frunció el ceño por los rayos de sol que pasaban por la ventana de su habitación.
Se paró de la cama para ir a alistar todo para que vaya a la escuela.
Cuándo salió, optó por ponerse una remera, un jean y unas zapatillas casuales, bajó y agarró dos sándwiches junto con un refresco de naranja que había en la nevera tomando rumbo a su destino.

Al llegar vió a todos sus compañeros de aula parados enfrente suyo, sabía que lo hacían porque era su cumpleaños, pero le importaba lo más mínimo, para ella esa fecha que a todos se les hacía especial era un día más, odiaba eso, porque sólo para ese día todos fingian ser buenos cuándo hablaban mal a sus espaldas.

- Che feliz cumpleaños - dijo Flavia, la mejor amiga de Abigail

- Gracias - contestó mirando a todos los demás y luego pasaron al salón cuándo el timbre había sonado.

Ya en el receso Flavia había propuesto a Abigail para hablar sobre hacer una fiesta en su casa a lo que terminó aceptando, al menos podía estar en compañía, ya que sus padres estaban en viaje de trabajos.

- ¿Entonces a quién invitamos? - preguntó mientras abría una bolsa de doritos

- No sé, quisiera invitar a los que vos gustes, claramente descarta al pelotudo de Alexander - dijo recordando lo que Abigail le había contado

- Solo invita a los demás, me da igual quién vaya sólo quiero pasarla bien un rato - contestó sin tomarle importancia al asunto

- Cumplís diecisiete y te da igual boluda - hizo una breve pausa - pero pasando de tema, sabes que si te refieres a los demás estás incluyendo al antisocial - recalcó sus palabras con egocentrismo

- Deberias darle una oportunidad, nadie habla con el pibe y tal vez sea porqué es tímido - habló tratando de sonar amable con él, realmente ella ni nadie que conocía había hablado con Paulo, al que todos conocían cómo el antisocial de la escuela.

Muchas veces Abigail intentó acercársele para hablar pero siempre terminaba arrepintiendose por miedo a que reaccionara de una manera incómoda o algo por el estilo.

- Mirá ahí está cómo siempre - señaló haciendo que ella volteé a ver dónde su amiga estaba señalando

- Iré a hablar con él - habló con seguridad de sus palabras, su comportamiento estaba siendo muy inmaduro cómo el de sus compañeros al no incluir a alguien que sólo tenía otro tipo de carácter. Lo único que hacían era burlarse y llenarlo de apodos raros.

-¿Estás segura? - preguntó ante la reacción de Abigail y ella sólo asintió - cómo gustes, aquí te espero - dijo y sin más se fué al lugar dónde se encontraba Paulo.

Se acomodó la polera que llevaba puesta botando un suspiro ya que nisiquiera se había dado el tiempo de verlo bien, siempre llevaba una capucha puesta pero se podían resaltar sus mechones rubios.

- Hola - habló llamando su atención.

Paulo al levantar la mirada sintió un escalofrío terrible por el hecho que era ella, era Abigail quien se le había acercado.

- Hola - contestó en un tono de voz bajo pero audible

- ¿Podemos hablar? - preguntó y este asintió, Abigail sólo tomó asiento con algo de inseguridad por sus palabras pero era muy tarde para arrepentirse.

- ¿Que pasó? - la miró directo a los ojos, algo que para ambos fué muy incómodo

- Sólo quería saber si podías ir a mi cumpleaños  - habló sin detenerse ya que si lo hacía de seguro su vergüenza terminaría jugándole una mala pasada.

- Perdón pero no puedo - contestó sonriendo de lado, para Paulo ese momento era muy tenso ya que no sabía cómo actuar ante su presencia

-Bueno, cómo vos gustes, pero por si te animás esta es mi dirección - escribió en un papelito lo anteriormente dicho y se la dió - adiós - se despidió de él para luego volver con Flavia.

Por más corto que había sido el momento de cuándo sus miradas se cruzaron ella pudo mirar perfectamente sus ojos, los cuáles nunca había visto, eran de un color indefinido, difícil de explicar.

- ¿Qué te dijo? - preguntó su amiga impaciente antes que tocaran el timbre

- Que lo iba a pensar - contestó sabiendo que lo más probable era que Flavia empiece a sacar en cara sus palabras si le decía la verdad.

Paulo, al acabar las clases fué directo a la casa de Piero, uno de sus mejores amigos, que conocía todo lo que pasaba.

Aún no podía creer que Abigail le había hablado, estaba completamente seguro qué había parecido un estúpido al hablar con ella, pero no pudo hacer otra cosa porque su cerebro había teniendo muchas reacciones juntas en ese momento.

Cuándo llegó tocó la puerta y Piero le abrió de inmediato.

- Eu wacho ¿qué pasó? - preguntó haciéndose a un lado para que Paulo pase

- Abigail me habló para decirme que vaya a su cumpleaños, no te acordás que es hoy - dijo ya que Piero también la conocía pero ella a él no, era una larga historia para todos.

- Dime que aceptaste pelotudo - habló esperando un "si" cómo respuesta, pero recibió todo lo contrario

- No pude Piero, vos sabés perfectamente cómo son las cosas, no puedo ir a una fiesta dónde de seguro me van a estar molestando por mi forma de ser - contestó algo frustrado antes de que Piero dijiera algo

- Lo sé Paulo pero mirá, hasta cuándo pensás seguir guardando todo esto, tenés dieciocho años, ya eres grande para afrontar las cosas así sean buenas o malas - dijo tratando de ayudar a su amigo

- Tengo que acercarme - habló despacio pero audible para Piero - eso es lo que tengo que hacer antes que nada

- ¿Entonces irás? - preguntó

- Si, eso es lo que tengo que hacer - contestó ya seguro de sus acciones, y tal vez de las consecuencias que traería todo esto,  estaba acorralado en todos los sentidos posibles, nada era fácil para él pero no podía hacer nada para evitarlo.

- Vamos, te ayudo a escoger un regalo para Abigail, recuerdo que le encantaban los  dulces y no creo que sea distinto ahora - habló Piero recordando tiempos antiguos.

- Si, no ha cambiado nada - contestó con una sonrisa al recordar cuándo eran pequeños y compraban chocolates cómo para todo un mes...

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Bueno espero les hayga gustado el primer capítulo jeh 🦑

Antisocial | Paulo Londra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora