- Tengo que irme - colgó la llamada mirando a Paulo con pena - perdón, mi mamá quiere que vaya a comer- No te preocupes - sonrió sintiéndose eternamente agradecido por la madre de Abigail
- ¿Te parece si hablamos mañana? - preguntó recogiendo sus prendas que estaban regadas por toda la habitación
- Claro, no hay problema - contestó imitando su acción
Cuándo terminaron de ponerse cada uno su ropa bajaron hasta la puerta sin decir ninguna palabra hasta que se despidieron dejándose un beso en la mejilla por empatía.
En definitiva Paulo nunca podría decirle la verdad, tal vez porque era cobarde, ya nisiquiera le importaba, sólo deseaba que llegue ese día en que su verdad sea revelada y en que todo se fuera a la misma mierda.
Sentía impotencia de sí mismo, era ridículo que después de años su mente siguiera culpándolo las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana e incluso los trescientos sesenta y cinco días de esos cuatro años en los cuales trató de enfocarse en otra cosa que no sea el recuerdo de Abigail pero se le había hecho tan difícil, cómo si de parar el tiempo se tratara.Escuchó el timbre de su casa que lo sacó de sus pensamientos y fué a abrir pensando en que era Abigail, pero era Piero a quien vio al abrir la puerta.
- Uh wacho, esa cara de orto que ponés al verme - soltó en burla
- Pasa boludo - rió haciéndose a un lado para que pasara - ¿qué es eso? - preguntó al verlo con dos bolsas en las manos
- Nuestra comida, pensé en que no habías preparado nada, y vaya que no me equivoqué - dijo caminando hasta la cocina - ahora vos contame, ¿porqué esa cara de orto? - preguntó tomando asiento en uno de los muebles y Paulo hizo lo mismo para poder hablar con él, era en el único que podía confiar en estos momentos
- Abigail estuvo aquí - suspiró pasando una de sus manos por su nuca
- Lo sé, tu amigo sobresale de la cueva - señaló su pantalón, el cuál tenía el cierre abierto
- Pelotudo - negó con la cabeza mientras se arreglaba - ¿te diste cuenta si te vió venir? -.
- No me vió, pero yo si a ella - contestó - no a cambiado nada, sigue siendo la rubia ojos de gatos - ambos rieron extrañando cuyos tiempos en dónde la pasaban entre risas, juegos y demás
Era increíble cómo un pequeño mal entendido provocó tantas cosas que lastimó a más de una persona, rompiendo amistades que parecían eternas, un respeto entre familias, cariño, y un amor de adolescentes. Paulo sabía que todo había sido mal interpretado pero de todas formas siempre sintió ser el único culpable en tanta desgracia.
- Estaba a punto de contarle la verdad - dijo tomando un vaso con fernet
- ¿Posta? - preguntó sorprendido y este asintió mirándolo - ¿lo hiciste?
- No pude - suspiró frustrado - no quiero que se aleje de mí - enredó sus manos con nerviosismo - vos sabés que siempre esperé este momento, y ahora que está a mi lado no quiero que se vaya, no lo soportaría - terminó sintiendo un nudo en la garganta
- La tenés a tu lado pero con mentiras - dijo llamando su atención
- ¿Y qué mierda querés que haga? - preguntó molesto levantando la mirada - no puedo boludo, por más que quiero evitarlo, no puedo sacarla de mi mente y tampoco quiero hacerlo
- Pero si la amas decile, puede que comprenda si vos le decís la verdad, es mejor eso a que se entere y termine alejándose cómo ya lo a hecho una vez - tocó su hombro tratando de darle todo su apoyo
Paulo sabía que Piero estaba en toda la razón, pero guardaba un miedo en el pecho que no lo dejaba tranquilo, las palabras no le salían cuándo estaba enfrente de ella, todo era una mentira y tarde o temprano tendría que acabar con eso, nada era eterno, mucho menos un secreto que involucra a más de dos personas.
- Es un problema que no tiene solución - apoyó su cabeza en el espaldar del mueble - sé que muy pronto lo sabrá
- ¿Porqué lo decís? -.
- Hay una foto mía cuándo estaba rapeando en la plaza, aparte el pelotudo de su ex y su mejor amiga están buscando algo en mi contra - dijo recordando lo que Abigail le había dicho
- Pero se supone que fingís ser un pibe antisocial - reprochó sirviéndose un poco de fernet
- Es un quilombo total, ya no sé que más hacer, sólo me queda contar los dias para que toda esta mierda se acabe de una vez - contestó cortando el tema
No quería hablar más de sus problemas, el tiempo mismo se encargaría de su futuro, aunque tenía la certeza de que pasara lo que pasara no estaría preparado para recibirlo, estaba condenado a vivir en sus recuerdos, y su única salvación sería escuchar un "vos no tuviste la culpa" de Abigail.
Por su parte ella al regresar a su casa trató de quitar esa sonrisa tonta mientras almorzaba con sus padres, le parecía una locura estar enamorada de Paulo en un tiempo récord, nisiquiera con Alexander había sentido tanto amor cómo para entregarse a él cuándo se lo había pedido.
- ¿En dónde estabas Abigail? - preguntó su padre sacándola de sus pensamientos
- Fuí a ver una competencia - contestó lo primero que se le pasó por la mente
- ¿Esos que hablan rápido? - la miró y no pudo evitar reír por cómo se refería a las batallas de freestyle
- Si papá - contestó sin más terminando de comer
Toda la tarde no pudo sacar de su mente la duda de lo que Paulo tenía que decirle, claramente era algo importante porque cuándo estaba por hablar su rostro cambió de un momento a otro y de sus ojos había desaparecido ese brillo de cuándo estuvieron juntos.
Cuándo estaba por descansar escuchó una notificación llegar a su celular, el cuál tomó aún recostada.
- No puede ser - susurró para sí misma al ver la foto dónde Paulo estaba rapeando en una plaza
Tal vez no era nada de otro mundo pero se le hacía raro verlo así, de esa forma, rodeado de gente que nisiquiera conocía cuándo se suponía que era tímido, aparte nunca le había contado, aunque recordando de todo lo que había hablado con él, se dió cuenta que realmente no sabía nada de Paulo.
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Antisocial | Paulo Londra
Fiksi PenggemarDonde Paulo decide cambiar su personalidad dentro de la preparatoria, solo para estar cerca de Abigail.