Paulo sólo pasó, y tomó asiento en uno de los muebles entrelazando sus manos mientras esperaba a que la chica se fuera para que pudiera hablar con Piero. Al verla bajar dejó un beso en la mejilla de su amiga para luego despedirse de él igualmente e irse.- Decime, ¿que pasó? - tomó asiento a lado de Paulo quien tenía una media sonrisa mientras lo miraba con confusión
- Ayer hubo una fiesta en el boliche que está a la vuelta de aquí - dijo haciendo una breve pausa - fueron todos, incluyendo Abigail - comentó encogiéndose de hombros - pero yo fuí con otra piba.
- ¿Otra piba? - preguntó confundido, pero a la vez algo agraciado
- Si - contestó - me preguntó si queria ir con ella a esa fiesta, y vos sabes que me hubiera sentido apenado al negarme de acompañarla - añadió sin darle mayor importancia
- ¿Y que pasó con ella?
- Me besó - contestó haciendo una breve pausa - y para la mierda, Abigail nos vió.
- ¿Sos pelotudo? - reprochó Piero - lo más seguro es que ahora te odie Paulo
- No - negó suspirando - le expliqué cómo fueron las cosas - se encogió de hombros mirando hacia otro lado de la casa - pero ese no es el caso - negó con la cabeza
- ¿Entonces? - preguntó nuevamente mirándolo con mayor confusión
- La amiga de Abigail la estaba buscando por todo el boliche, pero cómo no la encontró me buscó amí, y se fué con la piba que te digo, al parecer eran amigas - comenzó a contar, recordando lo que había sucedido la noche anterior - entonces decidí buscarla yo, cuándo ellas se habían ido, entonces cuándo la encontré resultó que ella también estaba buscando a su amiga, un completo quilombo - negó y siguió con su relato mientras su amigo le prestaba atención
Así fué cómo le contó lo sucedido, nesecitaba un consejo dable que lo ayudara realmente, al menos uno que pudiera darle lo que él quería, porque dudaba de sus propias opciones, y mucho más con la que había tomado anoche, ya que lo último que hubiera hecho era tener relaciones con Abigail sabiendo que al descubrirse la verdad ella se arrepentiría de todo.
- ¿Y qué es lo querés que te diga? - reprochó
- No sé - contestó sin gesto alguno - nesecito un consejo pero ni siquiera se para qué - comentó tomando un sorbo de mate - después de lo que le hice es muy cobarde de mi parte ¿no crees? -.
- Vos sabes que no tenés la culpa de lo que pasó - se encogió de hombros - y siendo sincero - lo miró dejando su bebida en la mesa de centro - me parece ridículo lo que hacés, ¿si querés estar con ella? estalo, ¿si querés ser feliz? selo - comentó con seriedad - nadie te prohibe nada Paulo, sólo vos y la culpa de algo que no hiciste.
Piero hacía ver las cosas más sencillas de lo que eran, pero para Paulo no lo eran. Muchas veces había deseado que todo le hubiera pasado a él, al menos así su mente no le recordaría el pasado, mucho menos lo culparia a cada momento
- Supongo que tenés razón - contestó con una leve sonrisa - trataré de hacerte caso, posta -.
- Ahora vení para jugar una partida - le sonrió para olvidar el tema hablado anteriormente
Ambos se pusieron de pié y se fueron a la pequeña sala de juegos dónde Piero tenía su play. No quería tardarse ya que tenías algunos trabajos que hacer, pero tampoco podía negarse a jugar un rato con su amigo después de tanta tensión.
Al notar que se hacía de noche tomó su polera y regresó a su casa caminando con las manos en los bolsillos de su vestimenta mirando el camino para pensar en que era lo que tenía que hacer.
- ¡Paulo! - escuchó la exclamación de su nombre a sus espaldas y volteó, al principio no reconoció a ninguno de los chicos que estaban en su atrás, pero no tardó en darse cuenta de que eran Joaco, Emiliano y Eduardo.
- Hola- saludó a los tres acercándose hasta dónde ellos se encontraban
- ¿Una partida? - preguntó Eduardo mostrando una pelota de básquetbol
- Ahora no puedo, pero tal vez más - dijo antes de irse
- Claro, nos vemos en el mismo lugar a las tres - comentó Joaco y Paulo asintió para de inmediato retirarse de ahí
Al llegar a su casa sacó los apuntes y un sándwich de la nevera junto con un jugo de naranja. Colocó música jazz y empezó a hacer los trabajos que tenía pendiente.
No podía dejar de pensar en aquella opción de saber que hacer, aunque si fuera por su propia voluntad dejaría todo los problemas que lo atormentan de lado, y le contaría la verdad a Abigail sin importar lo que podría pasar, pero su otro problema era que no sabía cómo decirle algo tan grave cómo lo ocurrido.Al día siguiente, Paulo se levantó demasiado temprano, pero de todas formas comenzó a hacer la misma rutina de las mañanas para luego esperar a hora indicada mientras leía un libro para dirigirse a la escuela. Al llegar, se encontró con Flavia sentada en una pequeña banca del patio, por lo que suponía que Abigail aún no llegaba.
- Paulo... - lo llamó antes de entrar al salón
- Hola - saludó con empatía
Le parecía extraño, ya que nunca antes los dos habían cruzado palabra, más que el día de la fiesta en el boliche, y tomando en cuenta que sólo lo había hecho para preguntarle por la ubicación de Abigail.
- Quisiera hablar con vos - habló, y Paulo por inercia la siguió. Sentía gran curiosidad por saber el por que de su interés, pero escogió no preguntar hasta que llegaron a la pequeña banca dónde ella descansaba con su amiga
- ¿Pasa algo? - preguntó tomando asiento a su lado
- ¿Tenés una relación con Abigail? - preguntó sin quitar su mirada de la suya
- ¿Te ha comentado algo? - contestó con otra pregunta, algo que le disgustó a Flavia
- No - contestó encogiéndose de hombros, dándole poca importancia - pero quería saber si sentís algo por ella - añadió
- No lo sé - contestó con la mirada baja, aún teniendo sus manos juntas entre sí
- Bueno - suspiró sin dejar de mirarlo - solo era eso - dijo para proceder a ponerse de pié - hay que regresar o nos colocaran una amonestación - comentó, y ambos regresaron al salón tomando asiento en sus respectivos lugares
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Antisocial | Paulo Londra
FanfictionDonde Paulo decide cambiar su personalidad dentro de la preparatoria, solo para estar cerca de Abigail.