Los días habían pasado más rápido de lo que Paulo pudo haberse imaginado. En ese momento estaba regresando con su familia a casa, y mientras miraba por la ventana cómo el cielo se oscurecía con el pasar de los minutos su mente no dejaba de recordar. En esas dos semanas que pasó con sus tíos recibió unos mensajes de Abigail, los cuáles no contestó por el bien de ella. ¿Ahora cómo iba a poder darle la cara cuándo la viera en la escuela?, claramente dejaría que una vez más el destino se encargara de todo, porqué cada vez que tomaba una decisión por sí sólo no conseguía su objetivo.- Llegamos hijo - dijo su padre estacionando el auto - ¿querés quedarte aquí o te llevo a tu casa? - preguntó bajando sus maletas
- ¿Podés llevarme a casa? -.
- Está bien, sólo dejame llevar esto adentro y vengo - contestó mirándolo con empatía
- Gracias - dijo mientras veía a su madre acercarse hasta dónde se encontraba él
- Te agradezco que aceptaras ir con nosotros Paulo - besó su mejilla delicadamente
- No tenés que agradecerme algo así mamá, vos sabes - suspiró revoleando su cabello
- Bueno... - apoyó su mano en el hombro de su hijo - te deseo suerte para mañana - dijo bajando del auto - adiós
- Adiós ma -.
¿Suerte?, eso nunca había tenido en su vida, porqué si alguna vez esta hubiera aparecido no viviría con tantos problemas, con tantos recuerdos, con tanto dolor y con tantas mentiras... Miró a su padre regresar al auto después de dejar en casa sus maletas sonriéndole amistosamente y le devolvió el gesto para que no se preocupara por él.
- Decime hijo - sonrió mientras manejaba - estás grande y nunca te eh visto con una pibita
- Nada que ver - negó riendo - quiero enfocarme en mis estudios
- De todas formas, debes estar enamorado, así cómo yo lo estuve de tu madre a tu edad - levantó los hombros sin despegar su mirada de la carretera
- ¿Y cómo es que siguen juntos hasta ahora? - preguntó con curiosidad
- Pues es fácil Paulo -.
- ¿Así? - lo miró confundido sin entender a que se quería referir con exactitud
- Sólo se trata de saber amar correctamente - contestó - y de no mentirle a esa persona, porqué si sos capaz de mentir, también sos capaz de fingir amor
- Tenés razón - suspiró recostándose en el respaldar del asiento
Ahora estaba más confundido que nunca, porqué el le mentía cruelmente a Abigail pero la amaba, o al menos eso era lo que sentía. ¿Que otra cosa podría ser si no era amor?, estaba seguro que su corazón y su alma le pertenecían a ella, pero aún así estaba en un círculo de mentiras, dónde la había metido, pero porqué justamente la amaba tenía que sacarla de ese lugar que lo atormenta sin piedad alguna. Tal vez se lo merecía, tal vez él sí, pero ella no.
- Adiós hijo - se despidió de Paulo al llegar
- Adiós papá - contestó entrando a su casa para ordenar algunas cosas de mañana, aunque las ganas de faltar lo abundan pero llegó a la conclusión de que no sería una muy buena opción
Por su parte Abigail seguía pasando el tiempo con sus padres a pesar de que su alma estuviera destrozada por la actitud que había tenido Paulo con ella. Pensaba todas noches en porqué simplemente nunca más le volvió a hablar, le dolía tanto que las cosas fueran así, que se alejara cuándo quería acercarse más a él, porqué a pesar de todo lo seguía amando cómo la primera vez.
- ¿Querés que te ayude en algo Abi? - preguntó su madre entrando a la habitación
- No - contestó sentada en la cama - está todo listo
- Si vos gustas puedo llevarte mañana a la escuela, cómo lo hacía antes - la miró mientras acariciaba su cabello
- No tenés que hacerlo ma - sonrió agachando la mirada - posta...
- ¿Puedo preguntarte algo? - se acomodó a su costado y Abigail asintió cómo respuesta - ¿tenés novio hija? - tiró de una sin ningún problema
Pensó por cinco minutos en que responderle, ya que se lo había preguntado seriamente, cómo si estuviera afirmando ese hecho en vez de preguntarlo. No recordaba que su madre la haya escuchado hablar en sus sueños en los cuáles Paulo tenía el papel principal, o tampoco sabía si en alguno de esos días revisó su teléfono por si en un descuido lo había dejado encendido.
- No mamá - rió negando - ¿acaso algún pibe a venido a la casa?
- No, pero sos linda y a esta edad los jóvenes se enamoran perdídamente -.
- Tranquila mamá, no soy tan pelotuda cómo para ilusionarme con el primer chabón que se me presenta - contestó fingiendo una sonrisa
- Que bueno - sonrió poniéndose de pié - cuándo haga el almuerzo te llamo
- Está bien, cierra la puerta por favor - dijo mientras su madre hacía lo que le pedía
Al verse sola nuevamente en su habitación comenzó a recordar y a seguir preguntándose en porqué Paulo hacía todo eso. Aunque lo peor de todo es que era incapaz de creer que sólo la había "utilizado". Ya que sin importar el poco tiempo que llevaba conociéndolo se pudo dar cuenta de que él no era cómo las demás personas que la rodeaban, pero no tenía respuesta para sus preguntas y eso la frustraba bastante.
Miró por la ventana, recordando la última vez en la que vió a Paulo, esa vez dónde tuvo que salir con varias dificultades de ahí y regresar por el mismo lugar.
- Que pelotuda fuí - susurró negando mientras miraba la herida que se había hecho aquella noche
No podía volver a mirarlo porqué de seguro su mente comenzaría a hacerse las mismas preguntas y aunque se le hiciera imposible, nisiquiera podría cruzarse con él sin pedirle una explicación entendible de sus actos. El cambio de actitud que había tenido Paulo de un día para otro le dolía, porqué lo amaba y sabía que por más que quisiera olvidarlo le sería una misión imposible, su mente ya estaba acostumbrada a escuchar su voz, a tenerlo cerca y a ver esa mirada que llamó su atención cuándo se le acercó por primera vez.
- ¡Abigail! - escuchó el grito de su madre desde la planta baja - ¡vení a comer!
- ¡Ya voy! - contestó secando un par lágrimas que habían caído por sus mejillas por un simple recuerdo...
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Antisocial | Paulo Londra
FanfictionDonde Paulo decide cambiar su personalidad dentro de la preparatoria, solo para estar cerca de Abigail.