Sus respiraciones eran pausadas, mantenían sus ojos cerrados disfrutando del compás tan sutil que mantenían en su delicado baile. Se alejaron, aunque no lo suficiente, a sus rostros solo los separaba unos centímetros, logrando así mezclar el aire que respiraban, y por acción involuntaria juntaron sus labios, sintiendo el aroma de sus pieles, mientras escuchan los latidos de sus corazones que golpeaban frenéticamente sus pechos.La falta de aire se hizo presente, ocasionando nuevamente la separación de sus personas.
- Perdón... - susurró Abigail, sintiendo como sus mejillas se tornaban de color rojizo
- Perdoname amí, posta - dijo mirándola durante un segundo - tengo que irme - añadió
- Si, adiós - se despide sin dejar mostrar gesto alguno en su rostro
- Adiós - dijo por último y salió de la casa
Abigail cerró la puerta sintiendo un cosquilleo en todo su vientre, no podía asimilar lo que había pasado, su mente no era capaz de darle alguna razón obvia a aquel momento tan inesperado. Por otra parte no lograba entenderse a ella misma, su comportamiento había sido uno que no debía, pero aún así dentro suyo sentía una emoción extraña.
- ¿Dónde andabas? - preguntó Flavia
- Te dije que me iría afuera por un rato - contestó sin mayor importancia
- Ya es tarde, se tienen que ir - señaló a los presentes y ella solo se animó a asentir
Con cortesía informaron que la celebración había acabado, esperaron a que todos se retiraran para que ambas pudieran descansar, era demasiado tarde y mañana tenían clases. Cuando solo quedaron las dos en la casa, ordenaron algunas cosas en unos minutos, el desorden era extremo, y había mucho que hacer, pero no era el momento, se negaban a llegar tarde y recibir una amonestación por su irresponsabilidad.
- Creí ver Paulo - comentó subiendo a la habitación a la par de Abigail
- No vino - contestó de inmediato - de seguro lo confundiste con otra persona - añadió evitando el tema
A pesar de que tenía mucha confianza con Flavia, no podía contarle lo que había pasado, al menos no en ese momento, porque lo primero que quería hacer era acomodar cualquier idea para si misma, y luego, tal vez, comentarlo con su amiga, tratando de buscar un comentario de otra persona. Quizás podría ayudarla en algo.
Apenas se levantaron, miraron la hora, claramente el sueño se les había ido de las manos. Se informaron y trataron de arreglarse lo más rápido posible, nisiquiera pasaron por la cocina para tomar una pequeña merienda.
Caminaron a paso rápido hacia la escuela, que para la suerte de ambas se encontraba a unas cuantas calles de la casa de Abigail. Miraban la hora cada vez que podían, pero aquello no les ayudaba en absoluto, al contrario, la preocupación dentro de ellas crecía a gran velocidad mientras apresuraban el paso aún con cansancio.
Llegaron demasiado tarde, la amonestación ya había sido puesta y solo tuvieron que resignarse a tomar asiento. Por inercia Abigail buscó a Paulo con la mirada y por la misma razón le ofreció una sonrisa leve al encontrarse con él.
- Hablaremos sobre esto en el receso - susurró Flavia al presenciar la escena
Ella solo ignoró su comentario y procedió a tomar asiento.
- Habrá un trabajo - comentó el profesor de química, haciendo una breve pausa - serán tres integrantes, nombraré los nombres y luego ustedes se encargarán de presentar un buen poroyecto junto a sus compañeros - añadió
Algunos alumnos comenzaron a hacer bullicio mientras otros de levantaban de su asiento.
- Guarden silencio - ordenó sacando una lista de su portafolio - empezemos... - dijo mientras agrupaba a su deseo - señorita Ugarte, usted trabajará con Alexander y Londra - terminó por decir
Ya en el receso, Abigail se dirigió al pequeño almacén de comida que había en la escuela para comprar algo de bebida y comida, tanto para ella como para Flavia.
- Es bueno que nos toque trabajar juntos - escuchó la voz de Alexander detrás suyo, y eso bastó para que soltara la botella de agua que traía en su mano - pero el problema es que también está el pelotudo del antisocial - escuchó y se dio la vuelta quedando a un metro de él
- El problema es que a nosotros nos tocó con vos - contestó molesta
- No te entiendo - tomó con su mano derecha la cintura de Abigail acercando su cuerpo al suyo - pero creo que es lo bueno de todo esto.
- Soltame... - susurró sintiendo como su cuerpo temblaba por el temor que sentía en ese momento dónde su mente se había nublado por completo
Empujó su cuerpo aún con la respiración agitada y con el miedo de que reaccionara de mala manera por su actuar. Solo escuchó una risa de su parte, y aquello solo hizo que todo lo que sentía aumentara a gran escala. Le parecía tan bajo lo que hacía, pero de todas formas le dolía saber que no podía hacer nada para su propio bienestar, dejando así que el destino se encargara de su persona.
- Sos re pelotuda - se encogió de hombros, sonriendo patéticamente
Abigail solo se resignó a caminar con la mirada en el suelo hasta llegar al lugar dónde antes se encontraba.
- ¿Que pasó? - preguntó mientras la veía tomar asiento al frente suyo nuevamente
- Alexander... vos sabes - contestó sin darle mayor importancia
- Es un maldito hijo de puta - negó suspirando - por cierto - añadió bebiendo un sorbo de la botella de agua que sostenía en la mano - ¿qué pasa con el antisocial? - preguntó
- Su nombre es Paulo - suspiró mirando a su amiga con seriedad - no tengo nada con el pibe, nisiquiera entiendo porque tenés que nombrarlo - dijo encogiéndose de hombros
- Como digas - comentó con sarcasmo
No tocaron más el tema, porque ya nisiquiera tenía importancia hacerlo. A pesar del problema que había tenido con Alexander, ella solo pensaba en lo que había pasado con Paulo, y en ese momento era incapaz de programar otra imagen en su mente.
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Antisocial | Paulo Londra
Fiksi PenggemarDonde Paulo decide cambiar su personalidad dentro de la preparatoria, solo para estar cerca de Abigail.