Capitulo 19

143 19 6
                                    


Esa mañana Abigail estaba tomando desayuno con sus padres ya que la semana de espera por suerte pasó más rápido de lo que pensó.

- ¿Y qué tal todo pequeña? - preguntó su madre tomando un sorbo de café

- Por suerte, todo bien ¿y ustedes? ¿Cómo les fué con sus negocios? - agarró un pan de la panera mirando a ambos quienes al igual que ella estaban felices de aquel momento.

Volver con su hija fué lo que más habían querido esos dos años que la habían dejado, sabían que Abigail los comprendía, pero también tenían en cuenta que le dolía que su única familia cercana estuviera tan lejos por tanto tiempo.

- Muy bien, hubieron complicaciones pero aquí estamos, con vos - respondió su padre y ella sonrió al escuchar sus palabras con tanto cariño

- ¿Y tu escuela? ¿te sentís cómoda? - volvió a preguntar

- Si, es linda - respondió ya que lo primero que se le vino a la mente fué el momento cuándo conoció a Paulo

- ¿Tenés amigos? - esta vez habló su madre ya que era la única pendiente a la verdad sobre que Abigail era una clase de chica antisocial muy especial - ¿o novio? - sonrió pícara provocando que ella se sonrojara

- Tengo amigos, pero lo otro no - habló tratando de ocultar la incomodidad que sentía en ese momento

Tenía pensado en contarle eso a sus padres, con límite de las cosas claramente. Su confianza hacia ellos era muy grande que lo más seguro era que la aconsejaran y eso era lo que más nesecitaba en estos momentos donde no tenía ni idea de lo que hacía con sus sentimientos.

- Clarisa, nuestra bebé está muy pequeña - habló su padre sobreprotector en ese aspecto

- ¿Les parece pasar de tema? - solicitó ya que se sentía incómoda

- Cómo vos gustes -.

Así se pasó toda la mañana, hablando con sus padres de temas que cómo familia tenían pendiente, ya sean planes o anécdotas.

En la tarde pidió permiso para ir a la casa de Flavia, hace unos días no tenian comunicación por la pequeña pelea que habían tenido, Abigail no entendía porque se estaba empeñando en verle algo malo a Paulo, que ella recuerde él nunca le hizo nada cómo para que lo tratara de tal manera.

Ya al llegar tocó la puerta y esta abrió.

- Hola Abi - la saludó nerviosa mirando hacia adentro de su casa

- Hola, ¿pasa algo? - preguntó al notar su actitud

- No nada, ¿a que venís? -.

- Quería hablar con vos - contestó volviendo el ambiente algo incómodo para ambas

- ¿Quién es amor? - escuchó la voz de Alexander atrás de la puerta mientras notaba la mirada de Flavia más tensa de lo que había estado.

Por su mente pasaron muchas preguntas cómo: ¿porqué le había dicho amor?, ¿estaban juntos?. Era nesesario añadir que no sentía celos pero se le hacía tan raro, tan ilógico y tan patético que su amiga esté con él sabiendo de cómo la había tratado cuando estaba con ella, Flavia sabía la clase de persona que podría llegar a ser Alexander cómo para estar con él, eso era exactamente lo que no podía entender.

- ¿Qué hace él aquí? - le preguntó con su voz entrecortada al ver cómo Alexander salía por la puerta

- Yo te lo puedo explicar - habló con una sonrisa tan desafiante

- Vos no te metas, yo hablaré con ella - dijo Flavia mirando a Abigail quien aún estaba enredada con todo lo que estaba pasando

- ¿Estás con él pelotuda? - le preguntó acercándosele

- ¿Porqué, estás celosa? -.

- ¡Vos callate que hablo con ella! - le gritó ya sin miedo a lo que le pueda contestar

- Entonces si estás celosa - afirmó nuevamente con esa risa desafiante

- Ni en pedo me pongo celosa por un patán cómo lo sos vos - le dió la contra para mirar a Flavia quién sólo observaba atónita - ¿y vos? sabés quién es este pelotudo - lo señaló- te conté lo que es capaz de hacer, ¿porqué estás con él?

- Para ayudarte - contestó

- ¿De qué mierda hablas? ¿Estás loca? Vos ni mucho menos él tienen que ayudarme en absolutamente nada -.

- Te equivocás, ambos queremos que abras los ojos, que te des cuenta de quién es Paulo - hizo una pausa - y lo amo

Apenas pronunció su nombre, Abigail pudo entender toda la situación, era más que claro que Alexander había manipulado a Flavia para poder sacar pruebas de algo tan absurdo con el fin de que ella se alejara de Paulo, eso era lo único que cabía en todo esto, era lo que él quería conseguir.

- Él no te ama, sólo te está manipulando para que vuelva conmigo - le dijo seria, a punto del llanto porque no soportaba que haya sido capaz de manipular a su mejor amiga

- Si la amo, deberias agradecer que te estamos ayudando

- Flavia ¿enserio querés hacer esto? - le preguntó sintiendo caer una lágrima por su mejilla

- Mirá, el pudo hacer mal pero quiere rectificarse con vos

- ¿Te estás dando cuenta de lo que estás haciendo?, si vos lo ayudás estoy segura que me hará daño ¿eso querés?

- Basta Abigail, si no querés nuestra no la recibas, pero cuando sepas la verdad te arrepentirás

- ¿Querés que este pelotudo me haga daño? - le preguntó ignorando las palabras de él

- Estás mal Abi - negó con la cabeza agarrando la mano de Alexander - te ayudaremos - sonrió cómo si estuviera hipnotizada, cosa que a ella no le parecía nada agradable

- Dejalo - dijo pero fué en vano ya que ambos pasaron sin dejarla hablar más

Miró la puerta dolida de que Flavia haya permitido entrar en su vida a Alexander, estaba más que segura de lo que él quería, le dolía la cabeza con sólo pensar que todo esto había pasado tan rápido hasta llegó a pensar que estaba dormida, pero no, su mal era real.

Se sentía aterrada, angustiada por lo que pueda pasarle si Alexander lograba su objetivo, pero eso sólo pasaría si en algún momento llegara a desconfiar en Paulo, cosa que evitaría rotundamente, aunque era algo muy fácil. A pesar de que todo esto le parecía patético y estupido no podía hacer nada para cambiar las cosas, Flavia había caído en el juego de Alexander, ahora sólo tenía que evitar a su mejor amiga junto a su peor pesadilla...




Antisocial | Paulo Londra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora