Capítulo 4

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Después de varias horas las clases habían culminado, por lo que Abigail junto a Flavia se dirigieron hacia una pequeña heladería que se encontraba cerca de la escuela, para tomar algo y conversar por unos minutos.

- ¿Harán el trabajo en tu casa? - preguntó tomando asiento en una de las mesas - porque le podés decir a Paulo que lo hagan en la suya - añadió encogiéndose de hombros

- No lo sé - suspiró mirando como traían su pedido - de todas formas no tengo porque tomarle tanta importancia, solo es un trabajo.

- Lo sé boluda, pero de todas formas Alexander estará en tu casa - insistió - no olvides lo que hizo la última vez.

- Solo consigues que me ponga insegura posta - susurró jugando con sus manos - no sería capaz de hacerlo delante de Paulo, o es lo que creo - añadió con inseguridad - será mejor que no toquemos este tema.

- Si, supongo que tenés razón - asintió tomando un poco de su helado - pero cualquier cosa solo me llamas Abigail.

- Lo haré - afirmó mirando a su amiga

Cuando terminaron de degustar su postre, cada una de dirigió a su casa, para así lograr preparar todo para el proyecto que tenían. Abigail estaba insegura, y por más que tratara de evitarlo, sabía a la perfección que estaba corriendo un gran riesgo al tener a Alexander en su casa, por lo que solo le tocaba esperar que todo saliera mejor de lo que se esperaba.

Subió a su habitación, dejando su telefono encima de la cama, para luego darse una ducha antes de hacer cualquier otra actividad.

Ya al salir, envolvió su cabello con una pequeña toalla blanca, y buscó una vestimenta casual dentro de su armario junto a unas zapatillas. Secó su cuerpo mientras miraba la hora, realmente le sorprendía como era que esta podía pasar tan rápido cuando menos lo deseaba. Antes de que pudiera bajar, escuchó su teléfono vibrar y vió un número desconocido en la pantalla, por lo que no contestó, pero a la insistencia de este terminó por atender.

- ¿Hola? - escuchó a través del audio

- Hola - se limitó a decir

- Abigail, soy Paulo - comentó - solo quería avisarte que ya estoy por llegar a tu casa.

- Claro, vení - contestó animada, sintiendo un gran alivio en su pecho al saber que él llegaría antes que Alexander

Aunque sentía emoción, tenía la duda de saber cómo era que Paulo había conseguido su número telefónico, ya que no recordaba habérselo dicho aquella noche, pero ahora eso era lo que menos le importaba en ese momento. Bajó las escaleras al escuchar el timbre de su casa.

- Hola linda - susurró Alexander estando al frente suyo

Abigail solo se quedó helada ante eu presencia, quería correr hacia un lugar seguro, pero para su desgracia él le impedía todo movimiento al estar ubicado enfrente suyo.

- Hola - contestó cortante

- Será mejor que entremos - susurró tomando du brazo con fuerza, pero de inmediato sintió cómo logró soltarse - ¿qué te pasa? - preguntó molesto

- No me toques pelotudo - dijo con el temor de su actuar, ahora era vulnerable a él, y cualquier cosa que hiciera seria utilizada en su contra

- ¿Desde cuándo te comportas de esa manera? - preguntó sosteniendo su cuerpo con su brazo izquierdo

- Soltame... - susurró comenzando a llorar mientras Alexander no dejaba de mirarla

- ¿Y porque tendría que hacerte caso? - preguntó com ironía - no llores por la mierda - negó molesto - sos mia Abigail - suspiró en su oído mientras acariciaba su cabello

- Yo no soy tuya, y nuca lo seré - comentó tratando de apartarse de su lado, pero antes de alguno de los dos pudiera hablar escucharon el timbre sonar repetidamente

Alexander se alejó soltando así a Abigail, ella solo secó sus lágrimas, aún sintiendo dolor en su piel. Abrió la puerta y sonrió al ver a Paulo.

- Hola - saludó besando su mejilla por cortesía

- Hola Paulo - imitó su gesto y cerró la puerta, dejando un silencio rotundo entre los tres.

Comenzaron a trabajar, pero en ningún momento hubo alguna conversación, más que gestos y respuestas cortantes a alguna pregunta sobre algo sobre el trabajo que estuvieron realizando durante unas horas.

Abigail solo podía sentir como un nudo en la garganta se había colocado en su cuerpo. En varias ocasiones quiso llorar, sin tener en cuenta la presencia de nadie, pero por suerte logró detener todo lo que sentía. Hablar y fomentar una discusiones entre varias personas no estaba incluido en sus planes, tal vez sonaba como cobardía, pero era el temor de ser excluida de todo lo que había formado a base de mentiras en su vida. Aparte de eso, estaba segura de que jamás escucharian su relato sobre la verdad, así que solo estaba resignada a quedarse en silencio.

Cuando terminaron de realizar el trabajo, Paulo tomó la desicion de irse antes, ya que creía que entre ambos existía una relación, pero cuando se levantó de su lugar miró como Abigail negaba con cautela, dándole a entender que aún no podía irse.

- Me voy linda - dijo Alexander mientas se levantaba de su lugar, para luego salir de la casa

- Perdón por esto - comentó con pena al quedarse sola con Paulo

- No te preocupes - negó con la cabeza acercándose a su lado - ¿él te hizo eso? - preguntó mirando la marca roja de su brazo, por inercia se acercó y tocó aquella parte lastimada, pero de inmediato se percató de su dolor - perdón... -  susurró alejándose de ella

- Es algo que no tiene tanta importancia Paulo - dijo sonriendo levemente, tocando cuya parte - y no lo hizo él -.

- Está bien - susurró bajando la mirada. Antes de que se despidieran, Paulo ayudó a Abigail a ordenar y guardar algunas cosas que habían utilizado para el trabajo - debo irme, es tarde - comentó

Ella solo asintió, pero antes de que se marchara le agradeció gratamente el a ver aceptado quedarse unos minutos más. Realmente se había sentido "salvada" por su desicion, porque el miedo aún seguía perenne en su pecho, no sabía si Alexander se aprovecharía de lo vulnerable que era, pero por suerte no fue así. Al abrir la puerta vieron como una fuerte lluvia se había hecho presente, algo que sorprendió a ambos, asimismo sabiendo que Paulo no podría irse por como estaba el clima en ese momento.

Antisocial | Paulo Londra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora