Antes del anochecer Abigail salió para comprar algunas cosas que faltaban en su casa, por lo que caminó una media hora hasta el supermercado. Mientras miraba las cosas que llevaría, pensaba en la foto que había visto. Quería preguntarle a Paulo sobre aquello, pero creía que sería muy impertinente de su parte.- Son cincuenta mil pesos - repitió el cajero por tercera vez sacándola de sus pensamientos
- Si tomé - contestó sacando el dinero de su bolsillo - gracias - agarró las bolsas y salió del lugar mirando cómo el cielo se estaba oscureciendo cada vez más
- ¿Te ayudo? - escuchó detrás suyo la voz que le provocó estremecerse por completo
Volteó con un poco de temor encontrándose con su peor pesadilla. No perdía de vista cómo Alexander dibujaba una sonrisa en su rostro mientras recorría con la mirada desde sus ojos hasta la punta de sus pies. No creía lo descarado que aveces podía llegar a ser. Siempre tenía una personalidad guardada a su favor, las que funcionaban con una persona distinta, y maldecía que con ella sacara la más temerosa de todas.
- ¿Y Flavia? - preguntó guardando en lo más profundo sus ganas de salir corriendo de ahí para esconderse en cualquier rincón seguro de él
- Sentate - dijo tomando asiento en una banca que había atrás de ellos - ¿querés que te responda? - la miró tan descaradamente que no tuvo de otra que hacer lo que le pedía
- ¿Me vas a responder lo que yo quiera? - volvió a preguntar tratando de sonar con autoridad de la situación, aunque por dentro sabía que lamentablemente no podía ser así
- Claro, ¿porqué no?, Flavia es tu amiga -.
- ¿Qué mierda querés de ella? - lo miró seriamente, pero recibió una risa de su parte
Aveces llegaba a pensar que tenía algún problema mental por su actitud, pero sólo era él, actuando cómo si realmente lo fuera.
Miró a sus costados y para su mala suerte apenas se podían ver las personas pasar por ahí, cosa que le causaba miedo, ya que podía pasar lo que Alexander quisiera si estaba enfrente suyo y sin importar nada no tendría porqué ser bueno.- Nada, ¿acaso no puedo amar? - preguntó acariciando su mejilla suavemente
- No me toques pelotudo - alejó su rostro bruscamente del tacto que recibía con él
- ¿Y el antisocial de mierda si puede? - la miró serio, pero sintió tanto miedo que no le respondió - contestame Abigail, ¿porqué el si pudo hacerte suya y yo no? - susurró cerca de su oído
- Que descarado sos, no tenés que meter a Paulo, son temas que no te importan -.
- Todo lo que tenga que ver con vos me importa linda - sonrió sentándose más cerca de lo que estaba
- No lo creo - agarró las bolsas y comenzó a caminar rápidamente tratando de alejarse lo más que podía
Escuchaba cómo sus pasos estaban atrás de ella, por lo que se apresuró sintiendo cómo su pecho se apretaba fuertemente y su cuerpo temblaba con sólo saber que estaba a menos de tres metros de su alcanze. Miraba a la gente pero cuándo dió la vuelta se encontró en un callejón completamente oscuro, sabiendo que esa sería su perdición.
- ¿Porqué él sí pudo y yo no? - dijo acorralando su cuerpo contra la pared al lograr alcanzarla - ¿porqué amor? - acercó sus labios al hombro de Abigail comenzando a besar esa parte de su piel
- Soltame - susurró con mirada baja soltando las bolsas de sus manos al suelo
- Por la mierda Abigail, porqué te entregaste al pelotudo de Paulo si apenas lo conocés - gritó separándose de ella golpeando la pared dónde la tenía acorralada
- Porqué él no es cómo vos - contestó en un hilo de voz - porque él me trató cómo vos nunca lo hiciste, y porque Paulo me ofreció su cariño a cambio de nada - lo miró derramando lágrimas por sus mejillas que ya estaban mojadas - por eso y por muchas cosas más Alexander
- El antisocial no es cómo vos pensás -.
- El antisocial no finge ser una persona que no es para ganar algo - agarró las bolsas con una actitud firme sin quitar su mirada de la suya - tengo que irme
Se alejó de él caminando hacia su casa. No tuvo que mirar atrás suyo para darse cuenta que no la seguía, siempre había tenido en cuenta que Alexander detestaba que le dijeran sus verdades a la cara, y eso había sido algo a su favor. Le había contestado sinceramente, mirándolo con temor, pero sin ningún problema, tal vez su cuerpo temblaba porque no sabía si le haría daño, pero quería acabar con el miedo que sentía al verlo, o al menos ocultarlo.
- ¿Porqué tardaste tanto hija? - preguntó su madre cuándo llegó a casa
- Había una larga fila - levantó los hombros dejando las cosas encima de la mesa - ¿y papá?
- En su habitación, vino cansado de buscar trabajo - contestó caminando hacía la cocina
- Entiendo -.
Lo único que le habían contado era que años atrás trabajaban en la empresa de unos amigos, los cuáles habían considerado cómo una familia, pero que terminaron traicionando su confianza, por lo cuál tuvieron que irse.
Tenía en cuenta que si sus padres no encontraban trabajo en Córdoba regresarían a Chile, dejándola en esa casa tan grande, y ahora nisiquiera tenía a esa mejor amiga que la acompañara cada vez que lo quisiera.
- ¿Cuándo comenzás las clases? - escuchó la voz de su padre hablarle antes de que entrara a su habitación
- En tres semanas - respondió mostrando una pequeña sonrisa - ¿Porqué?
- Sólo quería saber pero ya dormí Abigail, es un poco tarde, buenas noches
- Buenas noches papá - dijo besando su mejilla para luego entrar
Cerró la puerta de su habitación con seguro y sin esperar más tiró su cuerpo en la cama dejando escapar lágrimas evitando hacer ruido con los sollozos.
Quería desaparecer al menos un minuto de su mundo, porque el recuerdo de Alexander cerca de ella le llenaba la mente de ideas para acabar con ese miedo que llevaba por dentro, le aterraba cada palabra que decía cuándo la tenía a su disposición, tanto así que temblaba con sólo el pensarlo.Al rato se puso de pié para darse una ducha, ya que sentir el agua recorrer por ella la tranquilizaba bastante, y eso era lo que nesecitaba después de haber pasado un momento de mierda.
Cuándo estaba a punto de entrar escuchó su celular vibrar, lo miró sin ganas de contestar pero lo hizo al ver que era Paulo.- Hola Paulo - dijo controlando su hablar
- Hola Abigail, ¿podés ir a la plaza que está al frente de mi casa? -.
Miró la hora y dudó mucho en aceptar lo que le había pedido, eran casi las once de la noche, cosa que le pareció bastante raro.
- Está bien, en veinte nos vemos - aceptó sabiendo que no sería nada fácil salir de su casa
- De acuerdo -.
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Antisocial | Paulo Londra
FanfictionDonde Paulo decide cambiar su personalidad dentro de la preparatoria, solo para estar cerca de Abigail.