Capitulo 8

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- Yo no cerré la puerta - dijo forcejeando la cerradura que estaba colmando la poca paciencia que podía tener

- ¿Ahora? - preguntó revoloteando su cabello y ella suspiró sin saber que contestar

- No lo sé -.

- ¿Y si llamas a tu amiga? - solicitó y Abigail aceptó sin ninguna duda, ¿cómo no se le había ocurrido eso?, era la salida más obvia cuándo alguien estaba atrapado en algún lugar.

Agarró su teléfono y marcó a Flavia, quién no tardó en contestar.

- Che, ¿dónde estás?

- Me quedé atrapada en el baño - dijo escuchando la risa de su amiga, quien claramente se estaba burlando de ella

- Que pelotuda sos

- ¿Venís?

- Si ya voy, hacé ruido para escucharte

- Dale, apurate

Colgó notando la mirada de Paulo en ella.

- ¿Que te dijo? - le preguntó desanimado, era algo patético pero pensaba que le daba vergüenza decir que estaba con él, y no la culpaba, al contrario entendía perfectamente, esa era su vida diaria

- Ya viene, me dijo que hagamos ruido para que nos pueda escuchar

- Si, bueno dejame hago algo -.

Ambos empezaron a tocar la puerta con desespero mientras reían de lo que hacían, parecían dos niños haciendo pateleta para conseguir un dulce o algo así.
Se miraron, sonrieron y cuándo estaban por decirse algo oyeron los pasos de Flavia detrás de la puerta.

- Estamos aquí - gritó Abigail ya que la música se podía escuchar hasta donde estaban

Cuándo Flavia abrió la puerta vió a Paulo junto a Abigail y por su mente pasaron miles de cosas, porque no era nada normal que un hombre y una mujer se encierren en un baño para no tener relaciones sexuales.

- Hola - saludó nervioso pero ella no contestó ignorandolo rotundamente

- Bueno - habló Abigial mirando a ambos - nosotras ya nos vamos - miró a Paulo que tenía las mejillas rojas, aveces sólo con eso podía hacerla sonreír tontamente

- Si, yo también, chau - se despidió sintiendo su pecho apretar constantemente sabiendo que aver ido a esa fiesta había sido una mala idea

- Ahora vos me tenés que decir que mierda hacías allá adentro con él -.

- Callate, no es nada de lo que pensás boluda - suspiró pensando en lo que había pasado - ¿vos sabías que Javier conocía a Paulo? - preguntó reaccionando a todo esto.

Se suponía que la fiesta era para darle una bienvenida y le parecía demasiado raro que Paulo hubiera asistido, nunca lo había visto cerca de Javier cuándo lo conoció, no tendría porque aver ido y más con sus amigos, era tan ilógico para ella.

- ¿Te parece si le preguntamos? -.

- Está bien - dijo caminando a la par de Flavia, quien buscaba la oficina donde se podía encontrar

No demoraron mucho tiempo y llegaron a una sala pequeña, dónde exactamente estaba terminando una llamada que por su gesto no había sido nada agradable. Ambas se acercaron rebotandose miradas nerviosas.

- Hola minas - saludó al verlas entrar - tomen asiento ¿pasa algo? - preguntó sonriente

- Queríamos hacerte una pregunta -.

- Claro, pregunten lo que gusten - contestó con amabilidad

- ¿Conoces a Paulo? - hizo la pregunta y Abigail la miró, ella permanecía callada por el hecho de no saber que preguntar, nunca le gustó meterse en la vida de los demás, porque al fin y al cabo cada uno decide que decir a los demás o no

- ¿Paulo Londra? -.

- Sí, él mismo ¿no Abi? - tocó su hombro llamando su atención por lo que asintió confusa

- Claro, es mi amigo desde que tenía los 15 años, el chabón es re piola -.

Con la respuesta de Javier, Abigail frunció el ceño ya que estaba acostumbrada a que todos le dijeran cosas muy distintas, a nadie le podría parecer "piola" un chico antisocial, y menos a Javier, ya que era muy divertido que salía a fiestas continuamente.

- ¿Y de dónde lo conocés? - volvió a preguntar pero antes de que contestara le volvió a entrar una llamada que parecía importante

- Perdón, tengo que contestar - se disculpó con las dos atendiendo

- Ya nos íbamos, no te preocupes - sonrió Abigail tomando por la mano a su amiga para salir del lugar

Con la mirada buscó a Paulo por todo el lugar pero era inútil, se había ido junto a sus amigos, por lo que prefirió también irse, estaba cansada ya que había tomado un poco más de lo que solía hacerlo.

- Che me quedo en tu casa, llamo a mi mamá para avisarle y nos vamos - dijo Flavia sacando su celular para hacer lo que había dicho

Tomaron un uber para ir a la casa de Abigail mientras que por el camino pensaba en lo que había dicho Javier, no podía negarlo, le parecía raro que ambos se conocieran si eran tan distintos, aunque ella pertenecía a ese conjunto de populares y trataba de ser amiga de Paulo, tal vez al final de todo no había nada raro en todo lo que imaginaba.

- Tengo hambre, ¿que tenés aquí? - abrió la nevera al llegar pero sólo encontró varios dulces - me estás jodiendo boluda, esto es chatarra - frunció el ceño caminando a la sala

- Es lo que yo como, pedí una pizza, tomá llama mientras hago lo que me falta - le alcanzó su teléfono y al mismo tiempo sacó los apuntes que le faltaban por anotar

Al día siguiente se levantaron por el sonido de la alarma la que sonó tarde, y no les quedó de otra que apresurarse para poder llegar a la escuela o tendrían otra amonestación.
Sólo pudieron tomar un poco de jugo cómo desayuno y salieron hasta llegar.

Abigail miró a Paulo quien le sonrió discretamente, era tanto lo que sólo su sonrisa podía provocar en ella, era algo de lo cual no se podía definir con palabras...

Antisocial | Paulo Londra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora