Abigail caminó hasta la casa de Paulo porque nesecitaba hablar con él. Quería verlo para olvidar el dolor que cargaba encima por lo que había hecho Flavia, quería asegurarse que él era el único que la podía aliviar con sólo su mirar.
Cuándo llegó tocó el timbre dos veces seguidas, secó sus lágrimas al escuchar la puerta abrirse dejando ver a Paulo un poco confundido por su visita.Justo ese día él estaba pensando en decirle toda la verdad, estaba cansado de mentirle tanto, le cansaba mirarla con dolor y culpa, ahora no le importaba si él sufría, entendería perfectamente si ella no quería verlo más, con tal de que cuando se sepa toda la verdad no lo odiara por mentirle.
- Hola Paulo -.
- Hola Abigail, pasa - dijo haciéndose a un lado mientras ella pasaba algo tensa pero apenas escuchó unas pequeñas palabras suyas sintió que su dolor se había esfumado por completo
- ¿Estabas ocupado? - preguntó tomando asiento en uno de los muebles al igual que él
- No - contestó con una sonrisa a medias - justo quería que vengas
- ¿Así? ¿Porqué? - rió levemente pero de inmediato notó que Paulo se había puesto incómodo o nervioso, pero tenía una actitud poco agradable - ¿pasa algo?
- No nada, ¿y vos? Tus ojos están llorosos - cambió de tema al notar su expresión.
Al ver que Paulo se había dado cuenta de su mal pensó en decirle lo que pasaba, porque al fin y a cabo esto lo involucraba en el juego de Alexander, tenía pavor al pensar que le podría llegar a hacer algo tanto a ella cómo a él.
- Paulo - suspiró pesadamente - no quiero que te pase nada malo, no me lo perdonaría nunca - dijo acercándosele para abrazarlo. Sentía culpa al pensar en algo que tal vez sucediera o que tal vez no, pero hablaba muy enserio.
Ella sabía que si a Paulo le llegaba a pasar algo su mundo se le caería encima por completo, sonaba exagerado pero conocía muy bien a Alexander, sabía de lo que podía llegar a ser capaz con tal de tener lo que quería, y en estos casos lo que queria era tenerla sólo para él, cómo si fuera su propiedad.
- Ey tranquila - acarició su cabello tratando de calmar su dolor
- No entiendes - susurró con un nudo en la garganta
- ¿Que pasa? -.
- Ayudame - dijo escondiendo su rostro en el cuello de Paulo
- ¿Cómo querés que te ayude? ¿En qué? - preguntó agarrando con mucho cuidado sus mejillas mojadas por las lágrimas que había botado
- Ayudame a evitar lo que siento - dijo por último mirándolo tan profundamente segura de lo que haría.
Se acercó sintiendo los labios de Paulo junto a los suyos siguiendo un mismo compás.Lo único que quería era tenerlo cerca, le parecía injusto lo que querían hacerle por su culpa, señalarlo cómo algo que no era todo para que Alexander la tuviera, maldecía el momento en que metió a Paulo en todos sus problemas con él.
- Te podés arrepentir - se separó de Abigail sabiendo que sólo estaba dolida por algo y también porque sentía que no merecia que entregue todo por alguien así
- Vos me dijiste que estarías en todo para mí - lo miró haciendo una breve pausa - demostrame que no mentís - clavó sus ojos en los azules de él cosa que Paulo no pudo negarse.
Agarró con ambas manos la cintura de Abigail poniéndola arriba de sus piernas acomodándose en el espaldar del mueble. Comenzaron a besarse sin querer detenerse nunca de las redes de sus sentimientos pero por falta de aire lo hicieron.
Paulo pasó una de sus manos por la espalda de ella mientras la miraba con angustia y entusiasmo a la vez.- Ya Paulo - dijo sacando su remera - haceme tuya -.
Al terminar de decir esas palabras ambos sintieron una corriente recorrer por todo su cuerpo, una sensación nueva y extraña tanto para Paulo cómo para Abigail.
La mente se les nubló por completo al quedarse sólo en ropa interior, se miraron con tanta complicidad de un amor secreto en sus ojos, y en su vida diaria. Entre ellos podrían ocultarse cosas pero sus almas nesecitaban estar juntas para vivir aún siendo dos inseguros por ellos mismos.
- ¡Ah Paulo! - gimió al entrar en él
- Oh... - suspiró lleno de placer empezando a moverse dentro de Abigail mientras ella con una mano se sostenía del hombro de Paulo y con la otra el mueble
- Seguí - alcanzó a decir con un hilo de voz moviendo circularmente sus caderas.
Entendía perfectamente que era de él, no quería que alguien más que Paulo estuviera así con ella, no quería entregarle su cuerpo, su confianza, su amor a otra persona que no sea él, nunca le había fallado por más corto que sea el tiempo en el cual lo había conocido, confiaba en él rotundamente. Hasta llegaba a sentir si algún día llegara a hacerle daño no volvería a ser la misma.
- Vení - la alzó entre sus piernas aún dentro de ella para llevarla hasta su habitación
Sentía que no merecía los sentimientos de Abigail, es más, odiaba todo su ser el cuál le impedía resistirse al placer que recorría por sus venas con el simple tacto de ella.
Cuándo llegaron a la habitación con delicadeza Paulo acostó a Abigail debajo suyo mientras besaba sus labios con tanto amor pero culpa a la vez.
- Movete - susurró en su oído pasando sus manos por toda su espalda - movete Paulo
- No quiero hacerte daño - la miró pasando un mechón de cabello por detrás de su oreja
- Vos nunca me hacés daño - aclaró - sólo las personas que me rodean pueden lastimarme, pero vos no - respondió sintiendo su pecho apretar por las palabras que le había confesado
- No merezco que me digas eso -.
- Claro que sí - respondí moviendo sus caderas para arriba provocando un roce level con el miembro de Paulo - movete
Le sonrió para que se sintiera más seguro pero Paulo sólo se podía sentir tan patético al tener en su cama a la mujer que ama ocultándole algo que para ella podía significar mucho...
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Antisocial | Paulo Londra
FanficDonde Paulo decide cambiar su personalidad dentro de la preparatoria, solo para estar cerca de Abigail.