Capítulo 17

167 23 0
                                    


Ya había pasado un mes, dónde había conocido a Paulo más de lo que ella pensaba, más que nunca estaba segura que estaba perdidamente enamorada él, tenía miedo, miedo al pensar que ese maldito sentimiento lo sintiera solo ella y que se estuviera haciendo iluciones muy fácilmente pero no había nada que hacer, si te enamoras. Perdiste.

Esa tarde estaba haciendo los deberes de casa hasta que recibió una llamada, buscó su celular y al encontrarlo vió en la pantalla que era su padre por lo que no dudó ni un segundo y contestó.

- Pa - dijo con una alegría inmensa que apretaba su pecho, hace mucho tiempo no hablaba con sus padres ya sea porque ella estaba en clases o ellos en el trabajo y volver que escuchar su voz ¿que otra reacción podía tener?

- Hola Abigail, ¿todo bien? - preguntó

- Si, y ustedes ¿están bien? - tomó asiento en uno de los muebles para hablar más a gusto

- Si cariño, nosotros estamos bien - hizo una pausa - te llamamos para avisarte que en unos días volvemos a Córdoba - al decir eso Abigail no pudo sentir más felicidad, al fin volverían a casa

- Que bueno papá, no sabes cuánto me alegra  que vuelvan - y así siguieron hablando por varios minutos.

Se contaron cosas entre ellos, cómo cuando estaban juntos, al fin y al cabo tenían tiempo de sobra ya que su padre había terminado unos negocios de Chile y no había más que hacer por lo que regresarían con su hija.

Al colgar Abigail salió hasta la casa de Flavia para contarle lo que había pasado, pero cuando llegó su mamá le dijo que había salido por lo que regresó.

Nadie le podía sacar esa sonrisa que tenía en el rostro, para ella la familia era lo más importante, se había sentido sola durante mucho tiempo y alfin eso se acabaría, ¿algo más podría pedir?

Entró a una cafetería encontrándose con Paulo, aún sentía nervios cada vez que lo tenía cerca porqué no sabía que era lo que opinaba de ella cada vez que la tenía enfrente, sentía inseguridad de si misma por el simple hecho de no saber si se veía bonita a los ojos de los demás o si era agradable, era algo insignificante porqué cada uno cómo persona debía tenerse amor propio pero ella se lo tomaba muy enserio.

- Hola - escuchó su voz enfrente de ella

- Hola Paulo - saludó aún con esa sonrisa, pero con un toque de nerviosismo

- ¿Querés? - le preguntó indicando un capuccino, estaba por negar pero era muy tarde, ya lo había pedido

- Gracias - le dedicó una sonrisa, cosa que a Paulo lo derritió en cosa de unos segundos, para él verla feliz era simplemente algo unico, algo que quería siempre para Abigail.

- ¿Pasa algo? - preguntó al verla más feliz de lo normal, no era algo malo, al contrario, pero quería saber la causa de su felicidad

- Vamos a las gradas de la vuelta - dijo y Paulo sólo asintió mientras caminaba a la par de ella algo nervioso, aún le costaba creer que la tenía cerca, que podía hablar con ella sin ningún problema.

Cuándo llegaron tomaron asiento, por suerte la plataforma estaba vacía y podían hablar con tranquilidad.

- ¿Y? - rió divertido

- Mis padres volverán - dicho eso a Paulo le vinieron mil recuerdos por la mente, otra vez le estaba jugando una mala pasada.

Recordó todo lo que había pasado hace muchos años, todo lo que sus padres de Abigail habían sufrido por su culpa, el odio que le guardaban a él y a su familia, no comprendía cómo con solo unas tres palabras los recuerdos vinieran cómo por arte de magia.

- ¿Pasa algo? - preguntó mirando la cara de él, no entendía el porqué de su reacción, se supone que era una buena noticia, para ella.. pero porqué se había puesto de tal forma, como si le hubieran mencionado una pesadilla.

- Perdón, me acordé de algo sin importancia - mintió sacando una sonrisa forzada - que bueno que tus padres vuelvan, ya entiendo el porqué de tu sonrisa - dijo y ambos se miraron, era ya una costumbre que después de alguna oración se quedaran así, sin decir nada con los labios pero diciendo todo con sus ojos.

- Si, lo sé, estoy muy feliz, hace dos años no los veo pero ya solucionaron sus problemas de trabajo y podrán venir - sonrió cómo una soñadora, cómo cuando por inercia recuerdas algo que te pasó y sonríes al recordar el hecho

- Enserio gracias por contarme algo muy importante para vos -.

- Gracias a vos por escucharme y verme así cómo una pelotuda mimada - rieron sin saber si eran por las palabras o porqué no sabían que hacían - te quiero Paulo - dijo con tantas ganas de cambiar ese te quiero por un te amo

- Yo a vos - respondió de igual manera, ambos deseaban decirse lo que sentían por el otro pero no podían.
Él por un respeto hacia ella y su maldita culpabilidad, ella por miedo e inseguridad.
Era difícil ocultar algo que cualquiera notaria pero que más quedaba, no es que las personas sean cobardes al decir lo que sienten, aveces es porqué tienen motivos o un simple miedo, miedo a lo que pueda pasar.

Sin decir más se acercaron, ya sabían que era lo que iba a pasar, por más que ambos lo evitaban no podían, era una adicción, estar cerca uno del otro.
Juntaron sus labios mientras él pasaba sus manos por el cabello de Abigail y ella tenía sus manos jugando con los mechones de Paulo, se apegaban más porqué se nesecitaban.

Y cómo era de costumbre se separaron, se miraron, se sintieron completos, se sintieron adictos... pero no decían nada, sólo eran gestos los que hablaban por sí solos...




Antisocial | Paulo Londra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora