Capítulo 27

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Abigail comenzó a caminar hasta la escuela con un nudo en la garganta sabiendo que apenas entrara al salón tendría la mirada de Alexander y de Flavia en ella. Ahora nisiquiera tenía a esa amiga con quien hablar y contar sus problemas por el simple que hecho de que había caído en el juego de su peor enemigo. Aunque Paulo era a quién más temía ver, porqué no le importaba si Alexander la miraba cómo el quisiera, la distancia que Paulo había tenido con ella hace semanas atrás la lastimaba más que nada.

- Hola Abigail - saludó un compañero de su aula antes de entrar

- Hola... - sonrió mirándolo extrañada

- No te acordás de mi nombre verdad- rió afirmando lo dicho - soy Carlos

- Oh claro - rió pegando una palmada en su frente - perdón, no me acordaba de tu nombre

- Olvídalo... ¿cómo la pasaste estas vacaciones? - preguntó amistoso

- Bien - sonrió con la mirada baja - ¿y vos? - preguntó por cortesía ya que realmente no tenía interés alguno en el tema

- Igual - contestó tomando asiento en una de las bancas - es raro verte sin Flavia

- Supongo - levantó los hombros con algo de tristeza mirando cada tanto el reloj

- Mirá, el antisocial - habló llamando su atención de inmediato - una vez hablé con él, pero es re tímido el chabón -.

Sin darle importancia a sus palabras, Abigail miró hacía dónde se encontraba Paulo. El verlo después de tiempo hizo que su corazón palpitara rápidamente, cómo si hubiera corrido varios kilómetros mientras seguía atentamente cada paso que daba, estaba cómo siempre, usando esa capucha que cubría su mirada a toda costa.
Negó volviendo a mirar a Carlos, quién sólo hablaba pensando que ella lo escuchaba.
Sentía unas ganas inmensas de ir corriendo para hacerle esas preguntas en dónde sólo él tenía las respuestas, pero no era el momento y tampoco tenía el valor suficiente cómo para hacerlo.

- ¿Vamos? - escuchó el timbre sacarla de su pensar

- Está bien - sonrió poniéndose de pié caminando hasta esas cuatro paredes

- Buenos días señorita Ugarte - habló el profesor de ciencias - es un gusto volver a verla

- Igualmente - sonrió tomando asiento en su lugar de siempre sin dirigirle la mirada a nadie pero sintiendo la de varios en ella

Las tres horas de la clase de ciencia pasaron cómo si del viento se tratara, el tiempo sólo corría por su propia cuenta aunque aveces quisiera detenerlo con un simple movimiento. Al sonar la campana del receso escuchó el caminar de todos pasar por sus costados. Miró para asegurarse de que todos hubieran salido para que ella también lo hiciera.

Para su suerte los recesos duraban diez minutos, así que optó por ir a la pequeña biblioteca que había en la escuela para leer hasta que sonara la próxima campana.
Al llegar miró que el lugar estaba completamente vacío, así que tomó un libro que había en una de las mesas hasta que un pequeño ruido llamó su atención.

- Mierda - susurró dejando caer el objecto que tenía en sus manos

- Perdón - escuchó a sus espaldas esa voz ronca que puso su piel de gallina

Dió la vuelta deseando gritar las preguntas que tenía guardas profundamente por su culpa, las mismas que no dejaron de pasar por su mente durante varios días y durante las veinticuatro horas de estas lastimando su alma cruelmente.

- ¿Porqué haces esto? - preguntó antes de que se fuera sabiendo que había perdido su orgullo

- ¿Hacer que? - la miró sintiendo unas ganas inmensas de ir y abrazarla para no soltarla nunca, pero eso sería muy hipócrita de su parte

- No entiendo porqué te alejaste de mí tan repentinamente -.

- Abigail... - suspiró sin dejar de mirarla, sentía que en cualquier momento le diría la verdad para que dejara su culpa de lado

- Sé que todos recuerdan su niñez - comentó recogiendo el libro del suelo - pero por mala suerte no soy cómo los demás - volvió a mirarlo con una sonrisa irónica

- No es por eso - suspiró - sabes que no me alejaría por algo tan normal

- ¿Entonces? - volvió a preguntar - ¿porqué desde esa noche me dejaste de hablar?, posta que no lp entiendo

- Es por tu bien - contestó con la mirada baja - luego verás que era lo mejor - dijo sin más al escuchar el timbre

- Si fuera por mi bien... - caminó hasta la puerta de la biblioteca sin mirarlo - no me hiciera tanto mal - dicho eso salió del lugar sin entender porqué Paulo le había dicho que esa mierda era para su bien

Todo el día no pudo sacar de su mente la respuesta de Paulo, ¿acaso le hacía bien tenerlo lejos?, claramente eso era lo que la destrozaba. Su actitud había sido cómo de otra persona, cómo si el Paulo que conocía no hubiera sido el mismo que le había contestado. Ahora entendía que su problema era que lo amaba, porque siempre había escuchado que el amor te llega a hacer cosas que nunca pensaste hacer, y en su caso fué perder el orgullo que tenía ya que de seguro había parecido arrogante ante los ojos de él.

- ¿Entonces no le dijiste la verdad? - preguntó Alan tomando un poco de mate

- Boludo me preguntó porqué me había alejado de ella - suspiró frustrado

- Deberías decirle de una vez - comentó Piero mirándolo - Abigail es insistente, vos sabes

- ¿Y cómo le digo?, che soy el pibe a quién más odias - habló con sarcasmo - ustedes saben que sus padres le contaron algo fuera de la verdad

- No, pero alejarte no era la mejor idea, o al menos no cómo lo hiciste Paulo -.

- Soy un pelotudo - sonrió sin ganas - tomé las peores decisiones del caso, hice lo que no debía y ahora tengo que asumir las consecuencias

Y era verdad, porqué nunca debió permitir que Abigail se acercara a él, tampoco debió besarla más de una vez, pero era algo que nunca pudo controlar, cada vez que estaba a unos pocos centímetros de ella sentía la necesidad de besar sus labios con una pasión que no podría describir con palabras porqué lo que sentía salía de los más profundo de su ser, y eso nadie lo entendería. No quería dañarla pero tampoco quería alejarse, se le hacía imposible dejar de lado lo que sentía pero tampoco podía seguir amandola cómo quería...

Antisocial | Paulo Londra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora