Capítulo 24

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Apenas salió de la ducha agarró dos almohadas y las colocó abajo de una sábana, cómo si fuera ella la que estaba descansando ahí. En varias películas había visto que las jóvenes, más o menos de su edad, hacían esas cosas cuándo querían salir a una fiesta a la que sus padres no le daban permiso de ir, pero en su caso no sería para aquello.
Abrió la ventana de su habitación para bajar del balcón a la calle, cosa que le resultó difícil pero al final lo consiguió.

- ¿Tarde no? - preguntó al llegar a la plaza dónde estaba sentado Paulo

- No te preocupes - sonrió viendo cómo se acercaba a él - sé que es tarde, perdón por eso

- No tenía sueño de todas formas - levantó los hombros sentándose a su lado - ¿pasa algo?

- Sólo quería hablar con vos - suspiró acostándose en una de las gradas

Abigail bajó un escalón e hizo lo mismo que Paulo. Se veía tan bien la luna rodeada de varias estrellas, era una vista tan espléndida, y más si estaba escuchando esa voz que la podía llevar a otro mundo si quisiera.

- Yo también posta, pero empieza vos -.

- Es vergonzoso hablar sobre mis propios problemas - la miró de reojo viendo cómo no despegaba su mirada del cielo - pero posta, aveces quisiera olvidar el pasado

- ¿Y porqué querés olvidar tu pasado? - preguntó extrañada de sus palabras

- Porque no me deja de atormentar - contestó quedando en silencio por un tiempo

De a poco quería llegar al tema que le importaba realmente, y había decidido comenzar de una vez. Aparte de eso, hablar con Abigail le hacía bien, porque de alguna u otra forma sentía que se disculpaba con cada palabra. Quería saber su opinión sobre lo que hace años había pasado, saber que es lo que le habían dicho sobre toda la verdad. Porque sabiendo aquello, tendría al menos un poco de conocimiento de lo que pensaba sobre él.

- ¿Podría saber que es ese pasado? - preguntó algo confundida - claro, si querés - aclaró de inmediato para no parecer una persona impertinente

- Mi adolescencia fué algo complica - suspiró revoleando su cabello

- Entiendo -.

-  ¿Y vos, que pensás de tu pasado? - preguntó con un nudo con la garganta. En difinita, había llegado al punto que quería, y más que todo, nesecitaba

- Es algo que no lo sabe nadie - contestó sonriendo de lado - y siendo sincera, me da vergüenza contarlo

- ¿Porqué? - la miró un poco nervioso ya que no sabia a lo que realmente se refería

- Perdí la memoria por un pelotudo de mierda - suspiró pesadamente

Al escuchar sus palabras Paulo sintió cómo su pecho se apretaba con una sensación de culpa terrible. Y cómo se lo esperaba, su mente comenzó a recordarle ese momento, el cuál nunca lo dejaría tranquilo. Estaba aferrado en que él había sido el único culpable de aquello, y ahora más que nunca cuándo Abigail sin saber, se había dirigido a él cómo ese pelotudo de mierda que le hizo perder la memoria a tan corta edad.

- ¿Y no recuerdas ni un poco? - preguntó cómo un total careta
Aunque de todas formas ya había sido muy cínico con ella desde el primer momento que le habló

- Realmente no, y tampoco quiero - resopló fuertemente - mis padres nunca compraron esas pastillas que te ayudan a recuperar la memoria porque creyeron que no valía la pena

- ¿Y sabés quién es el pibe que te hizo daño?

- No, sólo sé que es un hijo de puta - rió un poco más agraciada ya que no le gustaba hablar de eso

- ¿Y cómo fué que ese pibe tan miserable te hizo daño?

- Me tiró del balcón cómo si fuera la persona más despreciable - suspiró negando con la cabeza para evitar romper en llanto - pero amí se me hace que el chabón estaba mal de la mente - sonrió irónica

- ¿Quién te dijo eso? - preguntó con el tono de voz elevado

No podía creer que enserio le había contestado algo que estaba fuera de la realidad. Sabía que no era su culpa, pero le molestaba que sus propios padres le hayan mentido cruelmente, ¿porqué la necesidad de crear una historia completamente falsa?. Aceptaba que no tuvieran una buena reputación de él ni de su familia, pero tampoco tenían que llegar a mentirle a su propia hija.

- Mis padres, ¿porqué? - tomó asiento al igual que Paulo sin entender su reacción, tampoco había dicho algo para exagerar cómo lo había hecho

- Tal vez esa no sea la verdad - susurró con la mirada baja, porque no podía verla a los ojos, por lo menos en ese momento no

- ¿Porqué lo decís?, mis padres no tienen porqué mentirme Paulo -.

- Tenés razón - dijo al darse cuenta de cómo se estaba comportando - soy un pelotudo

- Más pelotudo es ese hijo de puta - rió posando su cabeza en sus brazos mientras subía un escalón al lado de Paulo

- Si... - suspiró - es un pelotudo

Imitó la acción de Abigail para poder hablar de otro tema, ya que para ambos era incómodo seguir con esa conversación, y aún más para ella, porque pensaba que Paulo le iría a decir algo más, ya que tal vez no se lo esperaba o porque nunca pareció ser una chica que habia perdido la memoria, y mucho menos una chica que tuviera un secreto tan grande cómo ese. Pero nisiquiera había tenido una reacción exacta, cosa que le agradecía mucho.

- Tengo que irme - dijo poniéndose de pié al ver que se hacía cada vez más tarde

- Si querés te acompaño a casa - solicitó colocándose su capucha

- Si querés - rió levemente

- Entonces vamos - dijo mostrando una pequeña sonrisa

- Vamos - agarró su mano y de inmediato sintió un cosquilleo extraño en su vientre - ¿te molesta? - preguntó viendo cómo negaba con la cabeza

Para ambos tener el mínimo contacto significaba demasiado, por el simple hecho de que se amaban de una manera que nadie tendría las palabras exactas cómo para describirlo. Aunque para su mala suerte, ambos tenían obstáculos para aceptar lo que sentían. De los cuáles estaban aferrados y tal vez no lograrían cruzar...

Antisocial | Paulo Londra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora