Cielo 空

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-Ya nos oíste, iremos a las aldeas a recuperar lo que me pertenece-.

Sasori con la mayor sinceridad nos dijo lo primero que pensó:

-No se si sea buena idea, ahora son reliquias de guerra pero ¿Quién te dijo que?-.

Antes que terminara la pregunta Deidara levantó la mano al mismo tiempo que yo lo señalaba.

-No importa-.

Concluyó.

-Entonces si entendí bien; todas mis cosas están en las aldeas ¿Correcto?-.

-No en todas pero si, de hecho nosotros tenemos la...-.

-Perfecto, bueno pues las quiero de vuelta, se la pediré a Gaara-.

-Alice, no...-.

Sasori suspiró:

-No creo que sea lo más prudente-.

-Genial, ya hay rumores por las naciones de mi regreso ¿porqué no confirmarlos?-.

Ignoré por completo a Sori, estoy emocionada.

-Bueno pues ¡¿a qué esperamos?! Ahuecando el ala-.

-Oye espera-.

Me roció con su spray en la cara para bajarme de las nubes. Al menos ya volvía a tener mi atención.

-No tan rápido niñita. ¿Entonces, ese es su plan? ¿No tienen algún otro?-.

Nos quedamos callados, eso si, con una sonrisa.

-Nope-.

Dije sin dejar de sonreír.

-Venga Dei ¡vámonos!-.

-Pero no pueden irse sin un-.

Sasori hablaba al aire, ya nos habíamos ido. Sin contar con alguien que lo escuchara, se dirigió a sus plantas como suele acostumbrar. Gruñó un poco al no ser escuchado.

-Bueno, allá ellos. ¿Cómo se les ocurre? Sin algo bien definido, solo una idea sin aterrizar. ¡Vaya dúo! 2 jóvenes con el mismo carácter explosivos ¿Qué es lo peor que puede pasar?-.

Habló mientras estaba al pendiente de sus plantas.

-Ya no es mi problema-.

Siguió con lo suyo cuando a los poco segundos se detuvo en seco.

-¡A la mierda, NO SE VAYAN!-.

Corrió a buscarnos con sombrero y spray en mano.

               Toc                                                     
                                   Toc                                    
                                                       Toc                   
 

Deidara y yo tocamos a la puerta de la oficina del Kazekage. Estaba abierta así que entramos justo después.

-Alice, Deidara, estaba de salida-.

Gaara siempre nos sonríe al vernos.

-Y nosotros también chaparrito-.

Levantó una ceja al escucharme.

-Venimos a despedirnos, y a agradecerle su hospitalidad-.

Dijo Deidara.

-Y se los repito: no tienen nada que agradecer. La Aldea de la Arena los recibe con las puertas abiertas, siempre que decidan volver-.

Demonio En AkatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora