Capítulo 21

196 26 8
                                    

-Vamos Alice-senpai-.

Tobi trataba de darme ánimos.

Aparentaba estar calmada pero era todo lo contrario, moría de nervios, ni siquiera sabía como acercarme.

Por fin lo encuentro en el pasillo del segundo piso, apunto de entrar a su cuarto. Llamo su atención diciendo su nombre. Él se detiene a centímetros de tomar la perilla. Me acerco a él.

-¿Me puedes explicar por qué estabas en mi habitación esta mañana?-.

Su expresión de sorpresa habla por si sola.

-¿Acaso dormimos juntos?-.

Deidara me toma por la muñeca y me empuja dentro de su cuarto, cerrando la puerta detrás de él.

-¿Y bien?-.

-¿Tú por qué tomas mis capas?-.

Deidara se cruza de brazos, obstinado.

-Yo te pregunté primero-.

Trataba de volver a mi tema, pero el artista no se deja.

-¿Y eso qué?-.

-Que no puedes responderme con otra pregunta idiota-.

Ya comenzaba a elevar el tono de mi voz que sin dudar, Deidara hizo lo mismo.

-No me llames idiota, además tú llevas haciéndolo más tiempo, por tanto me tienes que responder primero hm-.

-No voy a responder nada-.

Ahora hablábamos más serios, tanto que hasta el ambiente de la habitación se sentía tenso.

-Si tú no me respondes yo tampoco lo haré-.

-Que testarudo...-.

Ahora ya estaba irritada, uno tras otro gritábamos nuestros argumentos.

-¡Bueno yo no soy el único aquí hm!-.

Hablaba Deidara igual de irritado que yo.

-¡La usaba para poder dormir!-.

-¡Pues tú me arrastraste a tu cama en primer lugar!-.

Deidara se acerca a mi, gritándome muy molesto.

-¡¿Qué?! ¡Yo no arrastré a nadie! ¡¿Qué mierda hacías en mi habitación para empezar?!-.

Yo también me acerco a su rostro respondiendole el regaño.

A pesar de que Deidara era un poco más alto que yo, le estaba dando pelea, cara a cara discutiamos o solo nos perdiamos en nuestros ojos. Al tenernos tan cerca, Deidara se voltea dispuesto a dejar de discutir, yo al ver su reacción me aproximaba a la ventana.

-Tobi tenía razón, eres un idiota-.

Seguía acercándome a la ventana, la curiosidad hace que me detenga para escuchar a Deidara.

-¡Desde que llegaste sabía que solo traerías problemas! Hm-.

Deidara me molestó mucho, le escupí un grito con mucho odio.

-¡Nunca me agradaste!-.

Al decir la última silaba de mi argumento, me sentí arrepentida, sabía que había llegado lejos, pero el sentimiento se fue rápido al escuchar:

-¡Sorpresa! ¡Tú tampoco a mi!-.

Me quede perpleja, pero aún salté por la ventana, aterrizo con fuerza en el suelo para luego tomar impulso y salir disparada de la casa, escuchándose un fuerte estruendo, como un relámpago, desaparecía tan rápido como uno.

Demonio En AkatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora