Capítulo 40

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-¡Alice-senpai! ¡Ya levántese! Casi es medio día y usted sigue en cama-.
Me grita Tobi desde el pasillo del segundo piso, debajo de la puertecilla que da a mi ático.

-Tobi, le rogué al jefe que me diera un día libre, pienso dormir todo el día ¡Así que no molestes!-.
Vuelvo a envolverme en las sábanas de mi cama, abrazando mi almohada.

Escucho como la puerta se abre, luego pasos firmes hacía la cama. Supuse que Tobi había entrado.

-Oye, no debes de entrar así a la habitación de alguien, que tal si me estaba cambiando o algo-.

De un jalón sentí como las sábanas me eran arrebatadas.

-¡Hey!-.

Al voltear mi cuerpo, Tobi toma mis muñecas con fuerza poniéndolas sobre mi cabeza, su cuerpo está encima mío y una de sus piernas está en medio de las mías.

-¡¿Qué mier...?!-.

Me interrumpe al tocar mi labio inferior con su pulgar, su tacto era delicado. Mi vista era cegada por el resplandor de su anillo, el que yo le había hecho.

-¡Quítate de encima! ¡Es una orden!-.
Mis alas están petrificadas así como todo mi cuerpo, inmóvil y frío a excepción del tacto de mi cómplice, su mano sube por mi descubierto abdomen.

-Tobi... ¿Por qué haces esto?-.
No parpadeaba, apenas si pude preguntarle.

-Shh-.
Continúa.

Quiero pedir ayuda pero no me sale la voz, no puedo llamar a la única persona que tengo en mente.

-Aunque estés en este lío no dejas de pensar en él. Me molesta-.
Tobi tomo mi cuello, ahorcándome.
-Me molesta mucho-.

-¿Quién....eres?-.
Pude preguntar antes de desfallecer.

-Eso no importa ahora-.

Lo último que veía era la silueta de Tobi distorsionada por la falta de aire, luego me desmayaba y despertaba en mi habitación. Bañada en mi propio sudor frío y con una extraña sensación en mi cuerpo.

Últimamente he soñado mucho con él, en el sueño del ajedrez estaban todos menos él, y ahora solo está él. Y eso no es lo peor, cada vez se hacen más horrendas y grotescas.

Tocándome...

Ahorcándome...

¿Qué diablos significa? ¿Por qué lo estoy soñando ahora?

He llegado a ver a Tobi con una de mis cuchillas clavadas en su cabeza

-Todo mal-.

Estaba por amanecer, me levanto de mi cama para bajar al pasillo, entro por una puerta y me acuesto en su cama, aún dormía, solo lo abracé por la espalda. No dijo nada. Necesitaba hablar con Deidara pero era algo temprano para ello, esperaré a que amanezca acompañándolo a su lado.

-¿Senpai... Se siente usted bien?-.

-¡Ahhh! ¡¿Tobi?!-.
Lo empujo fuera de la cama para después levantarme de la misma.
-¡Lo siento! Creí que eras... ¡¿Oye por qué no dijiste nada?!-.

-Oiga no me culpe senpai, usted fue quien entro aquí...-.
Tobi se levanta del suelo para mirarme.

-Creí que era la habitación de Deidara-.

Demonio En AkatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora