Capítulo 64

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Imagen de Pinterest by Zetsu

Esto está mal. Odio lo que estoy haciendo, lo que le estoy causando a la persona más importante para mi.

Lo seguía viendo acercarse mientras que mi cuerpo no era capaz de nada. Mis piernas no me responden, estoy aterrada.

-No me parezco ¿verdad? Los años no me han favorecido jaja. Pero no te asustes, dentro de todos estos aterradores cambios sigo siendo la misma-.

Estoy nerviosa, se me nota al hablar porque no dejo de hacerlo, lo estoy haciendo más extraño todavía. Si eso se puede.

No tanto, extraño es que no me haya dicho nada.

-Dei...-.

No me respondió.

Sigue avanzando casi sin sentimiento como un muerto atraído por el sabor de la carne. Sus ojos están abiertos pero, están apagados, oscurecidos, sus pupilas se dilataron por completo como si la vida se le fuera al verme.

No encuentro las palabras para expresar el nulo humor que reflejan.  Tengo un nudo en mi garganta que me impide hablar.

-Puedes...-.

Ya lo tengo de frente, su calor fue quien me hizo volver a tener pulso.

-¡Puedes dejar de ser tan misterioso y hablarme! ¡¿A qué juegas?! ¡Grítame! ¡Ódiame! Solo...-.

Trague saliva cuando su mano toco mi mejilla. Esas manos cálidas que recordaba.

-Estas hermosa, justo como recordaba hm-.
Contesto.

Enmudecí, mis ojos se llenaron de lágrimas que se deslizaron incluso por sus dedos a pesar de no haber parpadeado para que lo hicieran.

Tomamos las mejillas del otro, cuando cerré los ojos fue cuando me entregué a él, a sus besos a su tacto;  Un magnifico encuentro si me lo preguntan.

4 años, pasaron 4 grandes años pero se siente como ayer. Él quería estar seguro primero, quería ver si era una ilusión o si en realidad existía frente suyo. Ahora lo confirmo.

Es por eso que esto está mal en todos los sentidos de la palabra, lo sé. Y  aún así no quiero que se detenga. 

Sasori mira orgulloso la escena.

-Iugh-.
Hasta que lo empalagoso le repugnó y se fue.
-Guácala-.

Deidara me dejo de besar, solo entonces volvimos a la realidad para abrazarnos; solo eso basto para poder sentir su culpa, quemándolo.

-Creí que al tocarte te desvanecerías en polvo brillante y volverías a ser parte del alba-.

Volví a ver sus ojos, brillan como el frío hielo. Sus ojos tan hermosos y a la vez tan llenos de soledad.

Estoy tan sumergida en su mirar que sin previo aviso me toma de la cintura para levantarme y comenzar a dar vueltas, feliz, más que feliz. No parada de reír.

-¡Eres tú! ¡Eres tú! ¡Eres Tú!-.

-¡ah- AGUANTA! Dei, que si nos caemos no sé si pueda...-.
Abrí mis alas con dificultad, definitivamente no la contaríamos si llegamos a caer.

No le importó, volvió a bajarme casi donde ya no había piso, para volver a abrazarme con ganas y a dejar sus fuerzas en mis labios, un beso más apasionado y salvaje, tan único.

A escasos metros del borde, estoy segura que la roca no soportaría el peso de ambos y sin embargo no me moví, ninguno de los 2 lo hizo. Seguimos con nuestro frenesí desbordante de lujuria.

Demonio En AkatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora