Narra Zadquiel
Volvía de aquella misión con mi guardiana en brazos, escondiéndose en el hueco de mi cuello, habíamos tenido una misión demasiado difícil...sobretodo para ella.
Entre a aquella gran ciudad, la ciudad celestial donde sus habitantes se distinguían por ser seres que portarán unas alas blancas. Ahí iba yo haciendo la diferencia entre todos ellos, mis alas eran más grandes para soportar las corrientes de aire de la tierra y habían adquirido una tonalidad café.
Como diría mi compañera "Que ironías de la vida" aquellas mismas personas que me miraron con lastima y repudio años atrás por ser un huérfano que solo vivía de las limosnas que me daba la gente, ahora me veían con respeto. Ser terrenal era para muchos una trabajo arriesgado, sobretodo esas emociones humanas que nuestros guardianes nos trasmitían.
-¿Qué ha ocurrido? - preguntó Feus cuando me vio entrar en el edificio, Jar se refugio más en mis brazos.
-Una misión pesada - fue todo lo que atiné a comentar, en eso veo llegar a Maria y Sebastian ambos con mueca de preocupación.
-Luego hablamos de esto - dándonos un gesto de apoyo, suspire y asentí.
Jar sostenía en sus manos la bolsa con las 15 esferas de luz que corresponden a los tritones que cazamos al final de cuentas, la misión si se había completado.
-¿Estamos en problemas por mi culpa? - preguntó en un susurro que apenas y alcancé a escuchar.
-No fue tu culpa -tomándola de las mejillas - tuvimos que hacer lo necesario para que no te pasara nada.
Deje a Jaredith en su cuarto para que se aseara, no quería ir al salón de los 24 en ese estado.
-Supe que habías vuelto de una misión -conocía esa voz tan angelical, ahí estaba ella con sus caireles cafés adornando su rostro, su habitual rubor en las mejillas y sus ojos. ¡Era perfecta!
-¿Qué quieres Nabil? - al sentir sus manos en mi mejilla, extrañaba su tacto suspire, no pude evitar besarle el dorso de la mano.
Mis labios extrañaban su piel, ahí estaba dedicándome una de sus mejores miradas, podría quedarme todo el día observándola.
-Vengo a dejarle esto - era una bolsa con comida, ahí fue cuando volví a la realidad.
-A él - me separé bruscamente, Nabil estaba casada con Perseus.
-Ya hemos hablado de esto Zadquiel - la tome del brazo y la arrastre a un cuarto de control donde no hay nadie, habitualmente.
-¿Qué puedo decir? Digo no te culpo - con amargura - preferir a un arcángel que a un terrenal - la atraigo hacia mí, acariciando su mejilla - me enloqueces Nabil, no puedo dejar de pensar en ti - escuchaba su respiración entrecortada, hubo un momento que su respiración chocó con mis labios.
Estaba perdido, volví a probar el sabor de sus labios, esa miel prohibida que me alimentaba, solo se escuchó como la bolsa que traía caía al piso.
-Te quiero Zadquiel - escuche entre el beso, sonreí me sentía en el cielo, ahora si.
-Yo te quiero más Nabil - ambos sonreímos -¿Te veré esta noche?
Ella se acomodo su vestido, tomando su bolsa de comida, se acercó para darme un beso corto. -Lo intentaré.
Más tarde, en la audiencia con los 24 Norte ya había visto todas las bolas de luz de los tritones.
-Han lastimado a un humano - decía Perseus con enojo me encogí de los hombros y Jar bajo la mirada - merecen un castigo.
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Entre tus alas
Science Fiction-Una vez que descubres a las criaturas de Athikus, ya nada vuelve a ser como antes, las buscarás por donde sea - me comentó Zadquiel. Asentí con algo de miedo mientras tomaba el arco y la flecha, lista para la primera misión como guardiana. Habíamos...