Narra Zadquiel
-Por aquí - decía Edmont mientras caminábamos todos los guardianes y terrenales, por un pasadizo subterráneo que había construido hace unas semanas - andando, ya falta poco.
Se movía la tierra a causa de lo que estaba pasando en la superficie, los aliados de Amadeus estaban tratando de derrumbar el domo donde estaban nuestras casas. Aún no llegaban a la metrópoli de la ciudad.
Todos traíamos a nuestros hijos, estaba sosteniendo a James y Hazel traía cargando a Mateo. Ya que Jaredith no aparecía.
Al llegar vimos una habitación enorme con las suficientes comodidades para que 7 niños estuvieran aquí.
-Aquí estarán - les dijo Edmont - en la alacena hay suficiente comida para 6 meses - él sostenía a su hija - Cuídate princesa, ya vendré por ti.
Me puse a la altura de James, él cuál estaba callado -Tranquilo James - le abroché bien su chamarra - Volveremos por ti - le acaricie la mejilla - Ey se que estás enojado con nosotros, que quieres estar con tus papas que a nosotros no nos quieres como tus padres, te prometo que después de esto. Volverás a tener tu vida normal, no volveré a molestarte.
Hazel y yo le habíamos dicho la verdad hace unos días también le quitamos su plegaria de la apariencia, merecía saber la verdad y no se lo tomo de la mejor manera. La rubia era la más afectada por la situación ya que James no dejaba que se le acercara.
-Te amo bebé- decía Hazel tratando de acariciarle uno de los mechones y este la esquivó.
-Te amamos - corregí y le entregue a Mateo - necesitó que cuides al bebé, esta chiquito y necesita tu ayuda James.
El rubio asintió -Moony - así le llamaba él a Mateo.
-Andando - decía Sebastian, mientras veíamos como Audrey le entregaba su hijo a Lisander.
Narrador omnisciente
-Casa- decía una voz pasiva y cargada de sentimientos, materializándose en un hombre, un arcángel mejor dicho, sus alas eran negras y habían perdido la armonía que les caracterizaba, teniendo un gran peso que cargar en su espalda. Peso que ha aumentado con el paso de los años.
Su mirada Borgoña surcó entre el cielo, donde las nubes eran testigos de sus aventuras con sus amigos.
-Norte - dijo al encararlo - Sabia que nos reencontraríamos, viejo amigo.
-¿Cómo te atreves a decirme amigo? -Norte extendió sus alas sacando su espada - lo único que quiero saber es ¿porque a mi me dejaste así?
Amadeus sonrió de lado recordando cuando el mismo consumido por su locura y los dones que poseyó, le arrancó las alas a Norte.
-No te lo tomes tan personal Norte, sabía que sobrevivieras al ataque de mis hombres oscuros y venos aquí.
-Diferentes siglos, diferentes bandos - ambos emprendieron una pelea en el cielo, surcando aquellas nubes. Lo que le dio la oportunidad al supremo líder de ver lo que estaba pasando en el domo de la ciudad donde estaban todos los ciudadanos. Hombres sombras tratando de entrar también.
~Weisz activa los códigos~ hablando exclusivamente con Dereck a través de su comunicación mental. Al mismo tiempo que comenzaba a pelear con Amadeus -Aprendí tanto de ti - mientras esquivaba las estocadas del arcángel.
~Entendido~ Weisz se encontraba en el sótano del edificio donde trabajaban todos, abriendo la puerta con la solehatias que el mismo Norte le enseñó.
-¡Despierten! - el grito imponente de Dereck Weisz, hizo que todos los animales despertaran.
Norte había estado trabajando durante muchos siglos, un proyecto personal, aprovechar las habilidades y poderes de los seres de Athikus.
>> En una noche tranquila en el lado tranquilo del planeta Athikus, Azura condujo a Norte a un viejo tembló de celebración.
-Es perfecto el lugar Azura - comentó Norte dejando una esfera de luz blanca en una roca plana y un frasco de color verde.
Receta que un hechicero de la tierra le había dado, él mismo la fabricó en su casa.
-No me perdonaré si algo le pasa - cuidando aquella vida que yacía en esa esfera de luz, la hadita observó a Norte y le acarició la mano.
Con una plegaria deshizo la esfera de luz y estaba una pequeña criatura de humo negro dormida, Norte le aplicó la poción y comenzó a hacer la plegaria.
Azura observaba desde el hombro de Norte, ya que las criaturas oscuras son más hostiles,
-Esta funcionando Norte -decía la hadita escondiéndose entre la armadura plateada del Ángel - ¡Hay dos!
-Si Azura - volvió una esfera de luz a la segunda criatura y la guardó en su mochila - dejemos a este amigo en la frontera, tardará aún un par de horas en despertar - cargando con cuidado a la criatura adormecida. <<<
Todas las criaturas que los guardianes y terrenales atraparon, fueron duplicadas por ese hechizo y ahora estaban siendo comandados por el escuadrón A6. Encargado ahora de proteger a la ciudad celestial y darle batalla a los aliados de Amadeus que estaban tratando de entrar a la ciudad.
Mientras tanto en Athikus, en el lado oscuro Jaredith Balmis caminaba por la oscuridad, Keh el antiguo gobernante de la zona salvaje, había tomado el control del cuerpo de la chica.
Las líneas que perfilaban su rostro delataban la presencia del antiguo gobernante. Había un grupo de hombres oscuros que se habían alejado de los demás. Los familiares del difunto gobernante Keh, la esposa de la misma se fue junto con su heredero.
-¡Dejen al arcángel! -dijo Keh al observar a ese grupo nómada, traían a Ednel contra los arbustos, ya que se había ido a buscar a Jaredith en cuanto se fue.
-¿Jar? - pregunte Ednel mal herido. Keh negó con una sonrisa.
El hombre oscuro que tenía del cuello al arcángel, lo soltó y se giró a donde estaba aquella voz. Él quedó impactado, apenas tenía 8 años cuando observó a su padre morir por una daga.
-¿Padre? - al ver las líneas en el rostro de ella, identificaba su esencia.
-Kal - observó a su hijo con una sonrisa - ya basta de estar escondidos, es hora que tomes tu lugar, hijo mío.
Kai quedo impactado, observando las líneas de ella - Padre, te vi morir.
-No pude evitar eso, pero lo que si puedo evitar - tomando sus manos - es que mi legado se pierda, sé que serás un buen gobernante y le devolverás la estabilidad a este mundo.
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Entre tus alas
Ficção Científica-Una vez que descubres a las criaturas de Athikus, ya nada vuelve a ser como antes, las buscarás por donde sea - me comentó Zadquiel. Asentí con algo de miedo mientras tomaba el arco y la flecha, lista para la primera misión como guardiana. Habíamos...