Capítulo 6

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Narra Jaredith

Mis heridas estaban casi sanadas con la ayuda de Sebastian, la verdad de aquella misión, prefiero olvidarla, ya que no fue culpa de ese señor lo qué pasó.

Aunque también Norte ayudó a mi recuperación

>> Iba caminando por los pasillos después de la reunión con los 24, llegue a mi cuarto estaba guardando la tarea que había hecho porque ya tenía que regresarme a la tierra.

-¿Ya te regresas a la tierra? - me sobresalte, vi a Norte con su típica vestimenta de arcángel aquella túnica de seda y su armadura brillante, pero con un gesto de preocupación.

-Si, necesito dejar unos trabajos - cerrando la mochila para verlo, él se acercó a mí -¿Qué haces? - al sentir su suave tacto en mis heridas, me queje un poco.

-Espero que funcione hace mucho que no utilizo este Don, además de que solo funciona con ángeles.

Sintiéndome increíblemente protegida y reconfortada, como si yo necesitara de su atención, de sus cuidados. Abrí los ojos para toparme con su mirada, me ruborice enseguida.

Enlazando las miradas creando una conexión, la cual ninguno de los dos quería romper.

-Bueno me tengo que ir - repuso Norte mecánicamente, para irse rápidamente.

-Espera - lo jalo del brazo para que no se fuera - muchas gracias Norte - ahí estaba de nuevo su mirada indiferente, inconscientemente lo solté, él asintió rápidamente y se fue. <<

Toque la puerta sin antes asegurarme que mi maquillaje cubría mis heridas, ahí estaba Sharon, la esposa de mi padre.

-Hola Sharon - salude como una sonrisa, ella me abrazo con una sonrisa, haciéndose a un lado para que entrara a la casa.

-Jaredith ¿Cómo estás? -ambas estábamos en la sala - escuché lo de tu premio, muchas felicidades, tu padre y yo estamos muy orgullosos.

-Bien y ¿ustedes? Muchas gracias, recibí las fotos de James, se veía bien bonito de vaquero.

Nos quedamos platicando un rato, mientras se escuchaba movimiento en el segundo piso.

La historia de mis padres es un poco triste, ellos fueron novios desde cuarto grado de primaria, cuando tenían 17 mi padre se mudó de ciudad porque su padre, mi abuelo, consiguió un nuevo trabajo.

Obligándolo a despedirse de mi madre, sin saber que ella ya me estaba esperando mientras que mi padre estaba estudiando medicina y realizando una carrera, mi madre y yo sufríamos todo tipo de carencias, ya que mi abuelo materno, no nos apoyó, falleció poco después. Sin embargo, mi madre siempre vio por mí.

Cuando tenía 13 años, con tan solo 30 años de edad mi madre partió de este mundo por causa del cáncer de mama, ya que en su familia había historial de cáncer de mama, mi abuela materna también había fallecido de eso.

En ese tiempo fue cuando Alexander me encontró, dándome refugio con su manada, creí que estaba sola, que ya no tenía familia, sin saber que mi padre me estaba buscando desesperadamente.

Edmont y Sebastian, me ayudaron a reencontrarme con mi padre unos meses después. Con tan solo 17 años casi 18 me encontré con Jared Balmis, mi padre, un importante cirujano y su esposa Sharon.

-Así es en el kínder, andaba bien bailador tu hermano - decía Sharon ambas estábamos en la cocina tomando un té, cuando veo a James un niño de 5 años, piel pálida, cabello azabache, marca Balmis.

-¡Mami, ya me voy con Jare! - decía mi hermanito emocionado, Sharon cargo a James.

-Te vas a portar bien, ¿verdad? - Su mamá le acomodo su abrigo y su mochila.

-Lo prometo mamá- le da un beso en la mejilla a Sharon - ¡Mana! - saltó a mis brazos contagiándome de su felicidad.

-Manito - acomodando su cabello, sonriéndole - Vamos chaparro, tenemos muchas qué hacer.

-Cualquier cosa márcame Jaredith-decía Sharon desde la puerta con una sonrisa.

-No te preocupes Sharon - le dije mientras acomodaba al pequeño James en el porta bebé del carro.

Llegamos al centro comercial -¿Cuándo veremos a Zad, Mana? Me cae bien jugamos fútbol y te ganamos- preguntaba James dándome la mano y con la otra sosteniendo su muñeco de acción.

-Si lo recuerdo, sobretodo el dibujo que hicieron esa vez, lo tengo en mi cuarto- me encantaba coleccionar todo lo que me regalaba James.

-Mana, ¿por qué ese perro gigante nos sigue? - dándole un cono de nieve, mi hermanito lo tomo.

-¿Cuál perro? - cargue a James en mi cintura, el pequeño señaló a las ventanas del centro comercial y efectivamente, mis peores miedos se hicieron realidad, reconocía a ese beta.

-No pasa nada James, vamos a ver a Zadquiel antes de tiempo - el pequeño asintio.

-Parece como si tuviera rabia Jar, tiene ojos amarillos - me comentaba James, maldita sea era Alexander "¿Cómo me encontró?" Ahí estaba con todo su porte, un traje pegado, barba perfectamente bien delineada, veía a James y a mi insistentemente.

-Jaredith tanto tiempo mi amor - James se refugio en mi cuello. Yo quería llorar, correr ¡Todo! Pero me quede inmóvil, él estaba enfrente de mí.

-¿Es tu novio, Mana? -la vocecita de James me hizo despertar.

-No James, vámonos - negando rápidamente de ahí, pero me toma del brazo, llevándome a un lugar donde casi no pasaba gente.

-No, no se van - mirándome fijamente - tengo más de 4 años que no veo a mi Luna, quiero estar contigo, mínimo vamos a platicar.

-No, entiéndelo Alexander, yo no tengo nada que ver contigo.

-Qué si, eres mía Jaredith.

-¡No lo soy! No soy tuya - estaba desesperada, Alexander me tomo del rostro.

-Entiéndelo eres mi Luna - y me beso me quede estática "¿Me está besando?"

Trataba de separarme y no me dejaba, hasta que se separo de golpe, estaba todo manchado de nieve en el rostro.

Veo a James cruzaba los brazos, parecía enojado.

-Mana dijo que no - me fui corriendo con James que seguía en mi cintura, entramos al baño de mujeres y cerré la puerta -Este es el de niñas - tapándose los ojos.

Llame a Zadquiel esto era una emergencia, el ángel apareció en menos de 3 minutos.

-¿Qué pasa Jaredith?¿Por qué el baño de mujeres? - ve a James- ¡James! Hola pequeño - El Niño salto a sus brazos.

-Zad - con una sonrisa decía el pequeño, Zadquiel le revolvió el pelo. En eso se empiezan a escuchar como tocaban la puerta fuerte y desesperadamente.

-Es Alexander, Zadquiel - desesperada y nerviosa, el ángel me miró serio.

-Vámonos - James estaba más que emocionado observando las alas grandes de Zadquiel y asentí, llegando al edificio de la ciudad celestial.

Entre tus alas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora