Capítulo 23

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Narra Zadquiel

Mi vida ya no estaba teniendo sentido, la necesitaba la extrañaba, ella formaba parte de lo que soy ahorita, con ella aprendí a controlar estas energías que viven en mi interior.

-Hazel - la recordaba mientras bebía un vaso de whisky, el ardor que producía en mi garganta no era nada a comparación del ardor que siento en mi alma, al no tenerla conmigo.

>> -Haber Zadquiel si te voy a llevar de nuevo a la ciudad celestial, quiero que pongas de tu parte te voy a enseñar a controlar esa energía que sientes.

Hazel estaba con Zadquiel en un llano, necesitaba ayudarlo - quiero que cierres los ojos y canalices esa energía en el centro de tu pecho.

Zadquiel asintió cerrando los ojos y suspiro, después de un rato -creo que lo estoy sintiendo - murmuraba al mismo tiempo que sentía las manos finas de Hazel acariciar sus hombros y bajar a su pecho.

-Piensa en lo que te mantenga en calma, el objeto, lugar que te haga sentir esa fuerza que te haga controlar eso - Zadquiel abrió los ojos y la vio con una sonrisa.

-Eres tú lo que más me hace mantenerme en calma - la tomo de la cintura - tu me das la fuerza necesaria para controlar esto.

Hazel lo beso con una sonrisa - extrañaba tus labios.

-¿Me robaste un beso? -ambos se rieron- Déjame arreglo eso - le robó otro beso, para seguir besándose. <<

-Mi Hazel - suspire terminando de beberme el whisky - No puedo creer que te fuiste, dejándome así - limpiándome una lágrima que corría por mi rostro.

>>Era una noche estrellada, se contemplaba el firmamento y una cálida brisa envolvía a una rubia, que las veía con una sonrisa.

-Sabia que volverías a mí, no sabes cuanto te sufrí, te lloré, te amé y te sigo amando con locura Zadquiel - estaban en el balcón de la casa de Zadquiel, días después de que regresó a la ciudad celestial.

El terrenal se acomodo una sabana en su cintura, para acompañar a su amada a ver el paisaje, la abrazo por la cintura - Ahora estoy contigo - besando su hombro desnudo, la arcángel se acomodo bien la sábana - te amo tanto Hazel. <<

Iba a recoger a Jar del hospital, como siempre y al llegar me tope con la sorpresa de que el pequeño James estaba enfermo.

-No entiendo qué pasó, lo iba a llevar a su práctica de fútbol y lo encontré dormido, no se quería levantar - decía Sharon llorando, Jar la abrazo - mi niño precioso.

Me acerqué a ver al azabache mini, estaba pálido, pero esto no parecía una enfermedad humana normal, porque podía percibir un Aura alrededor de él.

Mire a Jaredith suspicaz, ella asintió.

-Tranquila Sharon, entre nosotros le bajamos la fiebre a James, tú ve con mi papá a ese congreso.

En cuanto despedimos a Sharon, cargue a James.

-Esto no puede estar pasando, primero mi hijo y ahora mi hermano - decía Jaredith totalmente preocupada y no era para menos, yo estaba igual, el mini se había ganado mi corazón con sus ocurrencias y sus dibujos.

Llegamos a la ciudad celestial y lo lleve al cuarto de sanación.

-¿Qué está pasando? -decía Norte junto con Ednel, Jar estaba cargando a James.

-Esta muy mal - dijo mi guardiana acomodándolo en la cama, le acaricié su cabecita, estaba respirando muy lentamente y eso me preocupaba.

-Hasta acá alcanzó a percibir el Aura que tiene ese niño, es obvio que una criatura lo tiene bajo su poder - decía Ednel acercándose al pequeño.

-Hay que actuar rápidamente - decía Norte, los cuatro rodeamos a pequeño, comenzamos a hacer una plegaria.

Me quede impactado al ver como su cabello cambió de azabache a rubio color oro, sus mejillas se tornaron rojas.

-¿Qué está pasando? - preguntó Jaredith a Norte buscando respuestas.

-Al parecer tenía una plegaria que le modificaba los rasgos físicos, este niño es mitad arcángel, por eso esta así, así se recuperan los arcángeles - dijo el jefe y yo seguía concentrado en ver a James, no podía ser cierto.

Ese color de cabello, es mitad arcángel... en eso una nube negra salió de James, formándose así una criatura.

Saque una espada, pero esa criatura no la había visto nunca, era alta, no se apreciaba una cara, pero si una boca con comillas y garras.

-Estás criaturas se alimentan de las entrañas de los humanos, se albergó en el niño para en la noche salir a comer - dijo Ednel y mire a Jar.

-Tu sal de aquí -le ordene a mi guardiana.

-No puedo dejar a mi hermano aquí - sacando sus flechas y arco, si que es terca.

-¡Balmis sal de aquí! - le dijo el jefe, en eso la criatura comenzó a rodearla, Jar le lanzó una flecha y comenzó a correr.

Ya entendí lo que quería hacer, quería alejar a la criatura de James, en cuanto salió corriendo del cuarto con la criatura pisándole los talones, Norte la siguió. Lo tome en brazos.

-Estarás bien pequeño - él abrió los ojos, Dios mío, sus ojos eran azules como los míos. Caí de rodillas al ver esto.

-Zad ¿Qué está pasando? - me abrazo por el cuello, ahí fue cuando supe que estaba pasando, James es hijo mío.

-Tranquilo estarás bien, no dejaré que te pase nada - le sonreí, era hermoso se parecía demasiado a Hazel y no lo había notado, acaricié su cabello con una sonrisa.

Ahora todo tenía sentido, ese instinto de querer proteger a James, la confianza y el cariño que le había tomado.

Vi como Jar regreso al salón de sanación junto con Norte, traían ahí a la criatura en una esfera de luz.

-Mana - grito James y se separó de mí, para correr a los brazos de Jaredith -¿Por qué estamos de nuevo en tu trabajo?

-Manito, venimos porque dice Sharon que te enfermaste y aquí te curamos -Sonreía al ver la confianza que se tenían ambos.

-Pero si ya me siento mejor ¿me llevan a mi partido de fútbol? Quiero anotar muchos goles.

-Claro que sí James, te van a llevar - decía Norte acariciandole el cabello a mi niño, regresándole su antigua apariencia antes de que se diera cuenta del cambio.

-Luego hablamos bien Zadquiel- me dijo el jefe y yo asentí.

Hoy había recuperado algo de sentido en mi interior,  descubrí que tengo un ser hermoso que necesita, mi hijo.

Un hijo mío y de Hazel, ahí estaba reflejada mi arcángel en él.

-¡Vamos James! - gritamos Jaredith y yo mientras lo veíamos jugar.

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