Capítulo 20

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Narra Zadquiel

Había corrido el rumor de que Hazel se había ido así tan rápido, una víctima más de los hermanos Raguel y Amadeus, no lo quería creer, hasta que Norte me dio la carta que me dejó.

-Ella sabía que era una misión suicida prácticamente -arrugue el papel limpiándome las lágrimas.

-Amadeus y Raguel asesinaron a sus padres y hermanos, cuando era niña - me dijo el jefe con cierta mueca de nostalgia y tristeza.

Después de que recupere mis recuerdos, recordé todo el año pasado había tocado fondo estaba en un proceso de curación, ya que me era difícil asimilar todo lo que había pasado, me quedaba con todo lo que había vivido con ella, al final supo devolverme a mi camino después de todo.

-Trate de buscarte después de que recordé todo - le decía al cielo estrellado mientras tenía una vela dorada encendida en honor a ella  - quería decirte que lamento como ocurrieron las cosas, que agradezco y aprecio el sacrificio que hiciste por mi Hazel, tú amor me enseñó muchas cosas.

-Sabia que te encontraría aquí - ahí Jaredith con su panza de 4 meses y medio.

La sostuve, estábamos en el tejado de mi casa -¿Cómo llegaste a mi casa? - le pregunte.

-Karlo me trajo - señaló al terrenal que estaba en el jardín de mi casa, ambos lo saludamos y Karlo emprendió su camino de regreso a la torre.

-¿Quieres hablarlo? - preguntó después de que le di la carta para que la leyera, yo negué, simplemente la abrace.

-No quiero estar más aquí.

-¿Por qué no vienes a vivir en la tierra conmigo? -preguntó al mismo tiempo que veía el cielo de la ciudad - pienso que te va a distraer estar entre humanos.

-Ni loco compartiré techo con el pulgoso -mueca.

-¿Quién te dijo que con él? -acostándose en el tejado de mi casa -Ya no lo aguanto, él dice que tengo que tener protección, pero con las plegarias que estuve estudiando y estando tú conmigo, no necesito su protección, puedo crear la mía.

-Acepto- con una sonrisa.

Decidimos  volver a la casa de mamá Ileath, habíamos dejado que la remodelación de la casa estuviera a cargo de Edmont ya que es su ramo.

-Con estas manos, terminamos muy rápido - decía Edmont con una sonrisa, todos los guardianes y terrenales nos estuvieron ayudando.

Todos estábamos celebrando que ya habíamos terminado la remodelación de la casa, Jaredith tenía ya 7 meses y medio, ya ahora si su bebé se movía demasiado, no la dejábamos cargar mucho, por no decir nada.

-Espero que tengan hambre - decía Audrey junto con Maria trayendo varios platos de comida. Todos comenzamos a comer entre risas, Jar tenía razón ellos ahora eran mi familia.

Un buen día, estaba volviendo de misión con Gloryel y Terrance, hasta que siento mi teléfono vibrar, era el pulgoso.

-¿Qué quieres pulgoso? -cansado, pero lo que me dijo me alertó- ¿Cómo? ¡Voy para allá!

El pulgoso me contó que hace 2 días, tuvieron una pelea con una manada rival, que a Jaredith la había llevado a un cuarto de resguardo para protegerla.

-¡Explícate! Me aseguraste que estos 4 días que estuvieran con el consejo de la luna, estaría a salvo ¡¿Por qué hasta ahorita?! - Alexander se veía bien golpeado.

-Acabó de despertar, lo primero que hice fue mandar a mis lobos por su luna y ya no estaba en ese cuarto.

-¡Maldición! - Jaredith no se ha reportado en la ciudad celestial, eso significa que una embarazada de 8 meses y medio, esta perdida- luego me arreglo contigo.

Volé lo que pude por todo el territorio de la manada Black Moon, lo peor que podría pasar es que se la llevaron la manada rival.

Notifique su desaparición al jefe de los terrenales y guardianes, que era el líder supremo de la ciudad celestial, en menos de 5 minutos, ya estaban todos los terrenales y guardianes.

-Separémonos así recorreremos este territorio más rápido- decía Norte con seriedad -¡Andando! No tenemos tiempo que perder.

Estaba colérico Norte, comencé a caminar por el río, todo este lugar estaba horrible, muchos cuerpos de lobos destrozados, esto no me calmaba.

Podía escuchar el sonido del agua correr, empezó a llover muy fuerte, comencé a caminar rápidamente ya que el agua volvía mis alas más pesadas.

Hasta que caí en un charco de lodo, pero no había fondo caí varios metros abajo,  escuché un grito agudo.

-¿Jaredith? - caí en agua, mi cuerpo se volvió más pesado ya que mis alas estaban mojadas y todas llenas de lodo, estaba todo oscuro, por suerte Sebastian nos dio una linterna a todos.

-Zadquiel, no sabes cuánto me alegro verte- sentí aliviado al verla, con algunos raspones  en el rostro.

-¿Dónde estamos? - tratando de hacer fuerza y levantarme.

-En un antiguo pozo de agua, ellos venían por mi y corrí lo más que pude, hasta que caí aquí, me lastime mi hombro- su respiración entre cortada me estaba volviendo a alarmar y su grito.

-¿Qué está pasando Jar?  - le toque su estómago, se estaba contrayendo de una manera muy fea - No me digas que ya va a nacer.

-Entonces no te digo nada Zadquiel - y yo sin poder moverme, me sentía impotente. Ella se recargó en la pared -He estado así desde hace horas, quizás medio día así, estoy bien cansada Zadquiel, siento que me voy a desmayar.

-Aguántate, este bebé no puede nacer entre lodo, agua y estando aquí atrapados - tratando de moverme - haber pon tus piernas en mi cintura así te vas a relajar.

Ella se sostuvo de la pared y puso sus piernas en mi cintura - ¡Zadquiel mi bebé ya va a nacer! - lo dijo entre contracciones -No tenemos opción o tiempo, quiero que cheques si ya vez algo.

No puede ser, "se valiente, se valiente" levante su falda, retire su ropa interior para observar lo que tenía que ver.

-¡Jaredith! Ya estoy viendo algo, ya estoy viendo la cabeza, vamos puja -la azabache me hizo caso.

Media hora más tarde, al ver que ya estaba la cabeza del bebé afuera lo tome con cuidado, los llantos del bebé hicieron que Jaredith abriera los ojos.

-Es un niño, es niño- se lo entregue rápidamente, me quite mi chamarra que traía aunque estaba mojada, necesitaba cubrir al niño.

Entre tus alas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora