Capítulo 27

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Narra Norte
-¿Y qué es lo que falta para llevar a cabo las nuevas estrategias de seguridad? - preguntaba Weisz mientras me acompañaba a la salida de la bodega.

-Realmente estoy esperando a que se dé mi enfrentamiento con Raguel - comenté sellando todo -Como siempre espero tu discreción Weisz.

-Creí que a estas alturas estaba de más que me pidas discreción Norte, cuando doy mi palabra la cumplo.

-Lo sé - comenté con una sonrisa, él me sonrió de lado. Dereck siguió con sus obligaciones con el escuadrón A6 y yo como siempre comencé a caminar por los pasillos asegurándome de que todos estuviera en orden. Hasta que un llanto conocido me saco de mis pensamientos, llegue a la sala de mis guardianes y terrenales.

Ahí estaba Maria y Gloryel tratando de calmar a mi hijo.

-Norte - dijo Maria al percatarse de mi presencia, Gloryel dejó de arrullar a Mateo.

-¿Qué está ocurriendo? - pregunte y tome a mi bebé, tratando de calmarlo, parecía demasiado desesperado.

-Jaredith todavía no vuelve de su misión con Zadquiel y ya se acabó la leche materna que dejó para Mateo.

Ahora entendía todo mi pequeño tenía hambre -No se preocupen yo me encargo de él. Vuelvan con sus familias y con James.

Ambas se miraron, meditándolo unos segundos y asintieron a duras penas. Volé con mi hijo, no podía creer tanto que había extrañado el cielo.

-Te voy a dar algo que te ayude - Claro que me había estado preparando con las cosas suficientes para tener a mi hijo en mi casa, obvio también con mi mujer. Saque los biberones y comencé a preparar una vieja receta con extractos de una flor blanca, que se daba a todos los bebés de la ciudad celestial.

-Espero que te guste Mateo, la verdad es la primera vez que soy papá y espero hacerlo bien - bese su frentecita y comencé a darle el biberón - vaya que si estabas hambriento hijo - me reí al ver que comía con mucha rapidez.

Lo que decía Zadquiel, el lobo y los demás era cierto, era tan parecido a su mamá. Camine al segundo piso -Bienvenido a tu cuarto bebé, cuando estes grande podrás llenar estas paredes blancas de lo que quieras.

Le cambié el pañal y lo arrulle dejándolo en su cuna totalmente dormido. Le aplique varias plegarias a la cuna para que se creara una barrera que protegiera a Mateo.

No se como le iba a explicar a Jaredith, estaba seguro que ya sabía la verdad, la incógnita que tanto la perturbo por meses. Supongo que como siempre afrontaré las consecuencias de mis actos.

Sonó el timbre de rato, así que baje a ver quien era. Me lleve una grata sorpresa de ver a Zadquiel y Hazel.

-¿Qué ocurrió? ¿Por qué estás aquí Hazel? - en eso Zadquiel destapa el bulto que traía en su hombro. Ahí estaba Jaredith.

-Así que ya sabías que ella estaba viva y no me dijiste nada imbecil - No le repondí nada, simplemente tome rápidamente a mi mujer, estaba totalmente pálida y tenía unas líneas negras que iniciaban de su dedo índice, su rostro tenía dos líneas paralelas en su entrecejo, dividían su rostro. Parecían tatuajes.

-No es momento para reclamos ahorita Zadquiel - aconsejo Hazel - quisimos mejor venir a buscarte a tu casa, no hay que crear más pánico del que ya hay.

-Hicieron lo correcto - cerré la puerta y la acomode en el sillón, como me lo supuse en las   líneas continuaron en su cuello, Zadquiel le quito los zapatos y efectivamente tenía las mismas líneas en sus pies.

-No había visto esto antes - comentó Hazel - Cuando terminamos de aprisionar a las criaturas cambia formas, ella cayó al piso ya con esas marcas.

-Es algo mental - examinando sus ojos - he visto estas marcas en los hombres oscuros de Athikus, pero no tan marcadas como en ella.

-Habla claro Norte ¿está teniendo una batalla mental con un hombre oscuro? - pregunte Zadquiel.

-En efecto - comenté sin dejar de verla -tenemos que ir por ella.

-Conozco la plegaria para entrar a la mente de otra persona, lo he estado haciendo los últimos meses para adentrarme en las mentes de los aliados de Amadeus.

-Vamos los tres entonces - comentó Zadquiel, asentí y Hazel nos explico como debíamos hacer las plegarias.

Tome mi espada y me adentré a la mente de Jaredith, abrí los ojos y era un lugar vacío no había nada a mi alrededor, solo Zadquiel y Hazel.

-Ella puede estar aprisionada, prepárense para cualquier cosa - el eco de mi voz era repetitivo, ellos asintieron.

Claro que tenía curiosidad de explorar bien su mente, hasta que de la nada algo nos golpeó, una ráfaga violenta de viento, llevándonos a lo que reconocí como un recuerdo

Este lugar ya lo había visto cuando desbloqueamos los recuerdos de Zadquiel, ahí estaba él desmayado en el suelo con Jaredith en brazos.

Era la continuación de esa noche donde Amadeus les compartió un poco de su esencia. Ya no estaba Amadeus, pero vi como la bebé se zafó del agarre de Zadquiel para gatear por la habitación.

Había una sombra pelculiar que la estaba siguiendo, hasta que la alcanzó e hizo que los ojos de Jaredith pasaran a un color negro carbón como los de los hombres oscuros.

-No puede ser - susurro Zadquiel y Hazel saco su espada. En eso se escuchó una voz.

-Al fin puedo hablar con ustedes - saque mi espada - se que pensaran que fue muy bajo poseer un bebé, pero necesitaba un ser inocente y puro. El niño ya había vivido el sufrimiento y odio, así que no me quedo de otra más que tomar a La Niña.

-¿Quién eres? -grite tratando de contener mi rabia.

-Quién fui- se materializó frente a nosotros una figura de hombre oscuro, un poco distinto con las mismas líneas que tenía Jaredith. -No tengo un nombre en específico, ya que me llamaban de distintas formas, fui el que controlaba el  lado oscuro de Athikus.

-¿El que mató Amadeus? - pregunto Zadquiel y él lo miró mal.

-Algo que nunca entenderá ese arcángel codicioso y cobarde es que los de mi raza no mueren por completo, al abandonar nuestro cuerpo una parte de nuestra alma se une a la oscuridad que acompaña a la Luna. Pero otra se queda con la persona que te arrebato la vida, podemos quedarnos por siempre con esa persona, dependiendo la vida de ellos.

-¿Entonces porque estabas en el cuerpo de ella? - preguntaba Hazel, yo seguía con mi guarida, no confiaba en él.

-Porque quiero que mi pueblo sea libre - me desarmaron sus palabras - yo te recuerdo a ti, formaste parte de la trampa de tu compañero. Llegaste a conocer a mi pueblo cuando ya estaba influenciado por Amadeus. Nosotros éramos criaturas de la noche, un poco más salvajes que las criaturas de Luz - sonrió de lado - el arcángel conoció el lado oscuro de Athikus, sus deseos más profundos combinados con nuestra forma salvaje, lo convirtieron en lo que ahora es, un ser lleno de odio. Trasmitiéndose lo a mi pueblo, así que necesitaba entrar en el cuerpo de alguien más para empezar a actuar, como él estuvo por siglos en contacto con personas no puras, no pude moverme. Con el tiempo, él se volvió más fuerte y me debilitaba su maldad hasta que esa noche, aproveche la situación.

Observaba los recuerdos de Jaredith siendo testigo de todas sus parálisis del sueño como escuché que Sebastian le dijo que padecía.

-Yo quiero impedir que mi gente sea destruida por Amadeus y tú pueblo - cruzando los brazos - ¿Por qué hasta ahorita? Y ¿Qué es todo esto? - señalando los recuerdos de Jaredith donde tenia parálisis del sueño o se materializaba este ser entre la oscuridad, ahora ya entendía su pavor a la oscuridad.

-Esas cosas forman parte de mi naturaleza salvaje, no las puedo reprimir, necesitaba que tu mujer cayera en este  sueño para que tu vinieras Norte. Quiero formar una alianza contigo de gobernante a gobernante, ya que Amadeus pronto planea atacar y quiere forzar a mi gente como parte de sus tropas.
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Ya se está acercando el final de esta historia, estos capítulos son un poco más largos porque son capítulos explicativos, como siempre quiero agradecer el apoyo que me brindan, no sé qué sería sin ustedes.

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