Capítulo 13

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Narra Norte

-En efecto suprema líder, los hombres sombras ya no son controlados por el mismo tirano- estaba en una reunión privada con ella - No pude ver quien era el nuevo líder de ellos.

-Tendremos que investigar más a fondo eso - suspiraba cansada la suprema líder -¿alguna señal de...?

-No, no lo había -le respondí seriamente - parece que si murió en esa expedición.

La líder no parecía convencida y la verdad yo tampoco lo estaba.

-Seguiremos investigando, que esto quede entre los dos Norte, los habitantes de esta ciudad deben seguir viendo a Amadeus como un héroe de guerra, deben de verlo así. Por su seguridad y bienestar.

-Lo entiendo - mirando mi ciudad natal, analizándola, desde siempre la he estado cuidando.

-Quiero que tomes mi lugar Norte - mirándome.

-Creo qué hay personas más calificadas que yo.

-Eso es lo que tú piensas - mirandome maternalmente - nadie tiene esa misma convicción y disciplina, que no ha cambiado en milenios.

-Sabe que después de esa expedición cambió mi existencia para siempre, juré mantener el orden entre ambos mundos. Todo para que vivan en paz, la tierra y athikus.

Salí de la junta de con la suprema líder, no quiero tomar el lugar de ella, estaba tan sumido en mis pensamientos. Hasta que escuche cierta voz que me hizo suspirar.

-Zad enserio ando muy cansada- con tan solo escucharla mi pesada carga  se esfumó. Mi Jaredith con una sonrisa seguí escuchándola.

Era un adicto a ella, a su esencia, su voz, sus labios. No podía estar lejos de ella, habíamos pasado de compartir alguna que otra mirada entre reuniones generales, algunas sonrisas discretas, pero necesitaba probar sus labios nuevamente. No he tenido oportunidad, de volver a probarlos.

Cuando entraron al salón de los  24, alce la ceja al verlos todos mojados, Zadquiel traía a una sirena en brazos y Jaredith sostenía a un chico desmayado, lo que causó un gran revuelo.

-¿Qué ocurrió? - pregunte serio.

-No pudimos concluir la misión, no pude convertirla en una esfera de luz, ya que se enamoró del humano.

-¿Por qué dejaron que esto ocurriera? - como siempre Perseus, se acercó al humano inconsciente mirándolo con enojo.

-No es algo que pudiéramos controlar - decía Jar, el chico murmuraba el nombre de la sirena.

-Tranquilo Perseus, no es la primera vez que ocurre esto - decía Hazel y asentí.

-Es verdad, lleven al humano al cuarto de contención.

Mientras que Zadquiel estaba con el humano, Jaredith estaba conteniendo a la sirena.

-No entiendo, qué pasó contigo - estaba hablando con la sirena - bien pudiste escapar con él, ¿Qué ocurrió? Por qué de pronto quisiste entregarte.

La sirena con salió del estanque que le consiguió Hazel - Porque Azael se estaba ahogando, no podía permitir que le pasara nada. Es muy importante para mi, me entregue para que él pudiera tomar algo de aire.

Fue demasiado difícil, el proceso de separarlos, tuvimos que hacer que él viera que era una sirena, después le borramos la memoria.

A la sirena con el corazón roto, le borramos la memoria y la regresamos a athikus. Esa tarde regrese a mi casa, bebiendo un poco de whisky pensé "¿Y si me llegaran a hacer lo mismo?" Entre cerré los ojos, es algo que no soportaría.

Me termine mi whisky y baje a la tierra, al único lugar que conocía, cuando Jaredith me abrió la puerta de su casa.

-¿Qué haces aquí. Norte? - volví a ser yo cuando se lanzó a mis brazos uniéndonos en un cálido abrazo, que ya necesitaba, a pesar de que era algo tarde - Por un momento creí que era Edmont, me dijo que iba a pasar por unos planos que olvido.

-Ya no aguantaba, tenía que verte - le acarició la mejilla acercándola a mi. Abrazándola por la cintura, su mirada se cristalizaba.

-Tengo miedo Norte, estoy rompiendo las reglas con estos sentimientos que tengo hacia a ti.

-No tengas miedo, yo te protegeré ante todos, mis prioridades han cambiado de unos meses para acá, ahora eres lo más importante para mí Jar.

Ahí fue cuando volví a sentir que volaba, como subí y baje del cielo, volví a sentir sus labios.

-Te quiero Norte - al separarnos.

-Yo también te quiero Jaredith -delineando su rostro, deteniéndome en sus labios -déjame seguir besando esos labios, que tanto me encantan. Ya que no se cuando volveré a hacerlo.

Sin esperar respuesta, comencé a explorar esos labios que tanto me encantaban. En ella encontré un camino nuevo en mi vida, en ella yo moría y vivía al mismo tiempo.

-Se que eres prohibida Jaredith, pero quiero arriesgarme por ti - besando el dorso de su mano - ¿Quieres arriesgarte conmigo a darle una oportunidad a esto que sentimos?

-Si quiero Norte, una vida sin hacer caso a esto que siento no es vida - acariciando mi mejilla, cerré los ojos sintiendo como acariciaba  mi rostro hasta  que enredo sus dedos en mi cabello, me encantaban sus caricias.

Los meses pasaron rápido, ya había un año. Estaba en mi oficina, saqué un viejo mapa, tomando una de las pocas pertenencias de Amadeus que él tenía, que logre rescatar ese día de athikus.

-Muéstrame donde estás - comencé a girar aquel dije, ahora más que nada estaba convencido que él estaba vivo, al ver todo lo que hacía su hermano Raguel. El dije cayó donde estaba la ciudad celestial, quedándome anonadado.

Amadeus estaba vivo, pero no lo entendía, inmediatamente hice una plegaria para que me mostrara donde estaba.

En el mapa me apareció la imagen de Jaredith y Zadquiel "¿Qué?" Volví a repetir la plegaria varías veces y me volvieron a aparecer.

Mi "¿Qué?" Pasó a convertirse en un "¿Cómo?"  Veía a Jaredith con cierta decepción, todo parecía tan real lo que sentíamos ¿Quizás fue una trampa?

-Tengo que investigar esto - No iba a comentarle nada a la suprema líder hasta que mis sospechas fueran confirmados.

La vi caminando por los pasillos y la tome del brazo para jalarla a una de las habitaciones vacías.

-Mi amor -decía ella abrazándome por el cuello, la estreché en mis brazos. "Tú no, por favor tú no" era todo lo que pensaba.

La única luz que me iluminaba en un camino de soledad, mi faro, no puede ser manchado por esa maldad.

-Hermosa - miraba insistentemente sus ojos, no había muestras de rojo en su iris. La bese aferrándome a ella, yo la amaba.

Ella también se aferraba a mí, sus piernas se acomodaron en mi cintura, yo acariciaba su cintura por debajo de su blusa.

En este año he empezado a descubrir otros sentimientos que van de la mano con lo que siento por ella. Necesidades que no creí tener, necesitaba sentir su piel, acariciarla, sentirla mía.

Pero la respetaba como para saber cuales eran los límites que no podía romper.

Al separarnos por la falta de aire, se separó de mí.

-Tengo que ir a ver cómo está mi manada, se ha visto a Raguel por ahí y quiero asegurarme que las plegarias que hice siguen siendo irrompibles.

Ella había empezado a fungir como luna de la manada, desde hace más o menos 8 meses, suspire.

-Solo aléjate de Alexander, no me da confianza - la veía a los ojos - se que ya lo hablamos, yo confío en ti totalmente, pero en él, no.

-Tranquilo, él y yo lo único que nos une es la manada, estamos ahí para cuidarla.

Le bese la frente.

-De acuerdo.

Entre tus alas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora