Capítulo 4

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La habitación se torna fría, había un silencio abrumador, podía sentir como mi ritmo cardíaco aumentaba, Darius da el primer paso removiendo la mano de Hwan de su muñeca de un movimiento rápido, se suelta de su agarre, no dejaban de verse ambos a los ojos, empezaron a dar una especie de círculos esperando a quién daba el primer golpe, escucho un gruñido y ambos corrieron hacía el otro, era como un choque de trenes. Ellos destruían todo a su paso.

¡Marlon! ¡¿Qué te sucede?! ¡¿Acaso eres tarado?! Exclamo cuando por fin suelta su agarre en la sala

¿Viste lo que haces? ¡¿Lo viste Rose?! Te descuidé un rato ¡¿Y qué hiciste?!

¡Eres un exagerado Marlon! ¡Es sólo un chico! Él me pidió que lo ayudara.

No te hagas la buena gente Rose, tú y yo sabemos sus verdaderas intenciones.

¿Qué rayos? —Le respondo totalmente furiosa ¡Necesitaba un inhalador! Me pidió su inhalador, que querías que hiciera, ¡Era una charla!

Yo vi la manera en que ese tipo te miraba, ¡si te estaba viendo así, ¡hombre no seas ingenua!

¿Sabes qué Marlon? Vete al carajo, ¡No me molestes en todo lo que queda de la maldita fiesta! —Exclamo

Está bien Rose, ¡Me parece perfecto! Pero tú tampoco me busques.

¡Pues genial! Grito para darme media vuelta y perderme entre la multitud

Salgo de mi trance reaccionando y cayendo al suelo en la alfombra de la enfermería, caigo sobre mis rodillas alcanzando a meter las manos para no partirme la cara. Levanto la vista observando como Hwan y Darius estaban peleando. Mi respiración estaba acelerada, cada segundo más que pasaba mi fuerza disminuía. Reviso mis manos, estaban llenas de sangre por haber tocado la alfombra, sangre que venía de alguno de ellos dos.

Darius toma del cuello de su chaqueta a Hwan y lo impulsa hacía el muro, éste instantáneamente cae al suelo totalmente agitado notándosele cansado.

Cubro mis oídos al recibir un sonido chillante, era la alarma de incendios, instantáneamente la agua nos comienza a empapar a todos, incluso el vapor empezaba a nublar cada vez más mi de visión. Teníamos que salir de la sala cuanto antes. Me encontraba totalmente perdida, no sabía que debería de hacer, hasta que escucho un grito proveniente de la puerta. Era el alguacil Alvin.

— ¡Rose debes de salir! ¡Andando! —Exclama y se acerca rápidamente tomando de mi brazo

— ¡Hay más gente ahí! —Exclamo tratando de zafarme de su agarre.

— ¡El vapor no nos deja ver! ¡Ellos saldrán por su cuenta! ¡Tienes que salir de aquí! —exclama llevándome con él. Salimos de la enfermería, pierdo de vista a ambos cuando el alguacil entró la enfermería, ya no sabía nada sobre ellos. El alguacil corre por los pasillos, yo iba tras de él junto con las demás personas corrían tratando de llegar a la salida principal. Al salir pude ver varios policías y gente viendo el edificio.

—¡Revisen el edificio! ¿En dónde está el fuego? —Uno de ellos grita

Al observar el edificio, pude ver que no había fuego por ningún lado.

—¡Llamen a una ambulancia! Tenemos una herida, es la enfermera Ophelia, ¡Está muerta, demonios! —Un oficial comunica saliendo del edificio totalmente asustado

—¿Qué carajos? ¡¿Qué?! ¿Cómo que murió? —Cuestiona el alguacil

—Alguacil, no hay fuego. Alguien activó la alarma en falso, o hubo un error y se encendió sola. —Menciona un oficial terminando de revisar el edificio.

Ángel Guardián Negro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora