Capítulo 1O

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R O S E

Ese mismo día...

Raley estaciona el auto afuera de mi casa, volteo a ver a Tom quien ve la casa con miedo desde dentro del vehículo.

—Ya hemos limpiado todo el desastre, nos encargamos de dejar como nueva tu habitación, pero con un mueble menos. —suelto una pequeña broma.

—Vaya que bien. Entremos, no quiero llamar la atención de nadie de los vecinos.

Raley ayuda a Tom a bajar apoyándolo hasta dentro de la casa, Hwan me ayuda a bajar unas bolsas que llevé conmigo a la casa de Raley el tiempo que me quedé durmiendo alla, era más ropa y cosas del cuidado personal.

—¿Segura que estarán bien aquí? —cuestiona cerrando la parte de atrás del auto, nos quedamos en el sitio

—Segura Hwan, ya hemos molestado mucho a Raley, además ya lo vi mucho tiempo y necesito un descanso de él. —ambos reímos, él niega sin poder creer lo que decía aún con una sonrisa.

—Raley es buena persona, siempre me habla de sus aventuras cuando eran más pequeños. Debe ser bueno tener un mejor amigo que siempre esté para ti.

—Sí, lo es. Raley ha sido como mi otro hermano.

—Me platicó de la vez que los visitó tu abuela y...

—¡No lo digas! —él empieza a reír a carcajadas golpeando el auto con su palma sin poder detenerse.

—Habíamos ido a una fiesta antes y tomamos demasiado seguramente teníamos unos diecisiete años, al llegar a mi casa mi abuela había venido y no esperaba encontrarla ahí, nos vió así y Raley terminó vomitando en mi sala. Esa fue su primera impresión de él.

—Muy buena impresión se llevó la abuela Cooper. —dice él enarcando una ceja divertido.

—¡Oigan! ¡no los quiero interrumpir pero Tom me está empezando a irritar!

—Ya vamos Raley. —devuelvo el grito rodando los ojos.

—¿Estás seguro que puedes manejar? —las llaves del auto de Raley colgaban de su dedo índice dudoso de entregarlas a Hwan.

—Que sí. Mira, conduzco hasta el restaurante, compro unas cuantas pizzas y me devuelvo rápidamente, no es nada difícil no puede pasar nada.

—Si me lo estrellas te voy a estrellar yo a ti en la banqueta Hwan. —advierte.

—Tranquilo, lo devolveré completo. Me llevaré a Rose.

Yo lo observo sorprendida ya que pensaba quedarme en casa y Tom me mira molesto, mis mejillas se acaloran.

—Ni que mi hermana fuera un objeto, aquí se queda.

—Mira, no es que quiera ir escuchando hablar a Rose todo el camino, la llevaré para que esté segura. —Hwan explica ya con las llaves en sus manos, jugaba con ellas girándolas alrededor de su dedo índice al aire.

—Está bien pero no demoren, tengo hambre y la nevera está vacía.

—Entendido. —dice él para salir por la puerta—. ¡Rose! —me llama desde fuera.

—¡Voy! —exclamo torpemente.

—Bien, llegamos sanos y salvos.

—¿De qué las pediremos? Me gusta la de peperoni. —cuestiono con una sonrisa.

—A mí no, yo quiero hawaiana.

Ángel Guardián Negro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora