Capítulo 2

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Estaba atónita, me temblaba todo, me sentía congelada. Al final lo que contó Hwan era cierto, me quedé shockeada, totalmente ida. Verlo ahí frente a mi, lucía tan real, tan verdadero... tan humano.

Veo como un gran resplandor sale de sus oscuros ojos, él me regala una sonrisa malévola, para en seco, yo seguía petrificada por lo que acababa de suceder, da un chasquido y genera una extraña luz azul con morado en el aire, él la tenía flotando sobre sus manos el viento, por detrás de mí sólo escuchaba gritos y llanto, desastre y caos por parte de la gente.

Darius toma impulso y con sus manos hace un ademán directo a mí, al instante siento como soy golpeada por otro cuerpo y caigo al pavimento de palmas, fue un impulso violento, pero que al final me mantiene a salvo ya que lo que Darius me había preparado había estallado justo en mi lugar y empezaba a brotar fuego, empecé a jadear y entrar en pánico, siento unas manos en mis hombros tratando de encararme.

—¡Quieta, quieta Rose! Soy yo, Raley, ¿qué te ha ocurrido? ¿Estás bien? —Raley se dedica a intentar encontrar mi mirada, al momento que lo miré frente a mi tomé su rostro con cierto alivio y él sólo asintió diciendo:

—Estoy aquí, todo está bien Rose, ven conmigo... todo está bien, estamos en la calle mira, estoy aquí contigo. —Raley da unas palmadas en sus hombros tocándose para que viera que era él, que era real, y que estaba a salvo

—¡No sabes lo que ha pasado! ¡una anciana! ¡Muerta! —empiezo a gritar histérica señalando la zona de lo sucedido

—¡No sé qué rayos ocurre, pero tenemos que salir de aquí! —grita al igual de desesperado que yo viendo hacía todos lados buscando alguna salida que no estuviera llena o atascada—. Ven conmigo.

Con cautela Raley toma mi mano y la entrelaza con la suya, empezamos a correr huyendo de la zona, o más bien era arrastrada por Raley ya que él corría más rápido que yo, al parecer estaba igual de cagadísimo que yo.

—¡Estacioné mi moto a dos minutos! ¡de prisa!

Mi corazón empezó a latir rápidamente, por un segundo sentía que iba a salir botando de mi pecho, alcancé a visualizar la motocicleta a lo lejos, Raley presiona más mi mano para no soltarme, cuando llegamos comienza a buscar desesperadamente entre sus bolsillos, saca las llaves mientras yo me monto, sube después él y la enciende rápidamente, el motor empieza a andar, pisa el acelerador lejos de la zona, busco por encima de mi hombro algún rastro de Darius pero lo había perdido, ya no estaba más.

-¡Ahora si me explicarás que demonios ocurrió ahí? ¡Porqué te atacaban a ti y porqué carajos volviste a salir con Marlon! -espeta con cierta molesta bajando de la motocicleta, al ver los angostos árboles, el aroma y el cálido clima supe en donde estábamos, en nuestro lago, le llamábamos el lago de los corazones rotos, ya que desde pequeños, Raley y yo solíamos venir aquí en momentos difíciles y de angustia. Era como un pequeño secreto entre nosotros, ya que al parecer la gente no se percataba de la existencia de éste lugar.

—¿En qué lío estamos? ¡Me estoy haciendo pis y no quiero morir echo pis!

—Yo... no sé cuándo comenzó todo esto Raley... lo único que sé es que no se va a detener, y que algo muy malo acaba de encenderse. —Raley me observaba detenidamente tratando de comprender lo que trataba de decirle.

—¿Cómo así Rose? ¿Conocías a ese tipo?

—¡No sé! No sé... no lo conozco Raley, pero él si me conoce a mí.

—Una niña de kínder podría explicarme mejor que tú Rose, concéntrate y explícame mejor. —ruedo los ojos ante su comentario.

—Todo empezó hace cinco semanas, salí a dar un paseo por el bosque, al que te llevé ¿recuerdas? —él asiente pensativo—. Ese día, encontré a un chico, herido, con su ropa desgastada, sucio, se veía muy mal.

Ángel Guardián Negro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora