Caminando por el pasillo amplio e iluminado apretaba el agarre sobre su delgado cuerpo. Había insistido tanto de necesitar el baño que no tuve otra opción. Llevé a la chica vendada por los ojos haciéndola trasladarse a ciegas, su resistencia durante el camino fue algo que esperaba, y no dudé en darle de empujones.
Frente la puerta del baño la acerqué dejando que por dentro le dieran paso. Con ella fuera de mi vista caminé hasta la pared con un pie apoyado evité poner la espalda, me dolía aun sangraba y al caminar sentía como el algodón de mi remera se adhiere en mis heridas. No quiero pensar cuanto tardaría en quitármela. Esperando volvieran a entregarla miraba el suelo con los brazos extendidos hacia abajo.
En ese momento pensé mil y una cosas para decirles pero me ahorré la discusión. Con los hombros ocupados por sus manos me sacaron de la habitación, cerraron detrás de nosotros y me soltaron unos metros más adelante.
—Es la última vez que les doy lugar a esto, yo no estoy jugando aquí como ustedes. Si tienen problemas con ella, se dirigen a mí. ¿Entendieron? —contaba números cada vez que esto ocurría; no soy una persona de paciencia mucho menos cuando hablamos de dinero.
El silencio era música para mis oídos, y ellos me lo otorgaron en bandeja. Sin nada que no les haya dicho me alejé por el pasillo mientras las luces comenzaban apagarse una a la vez de ambos extremos.
Cerca de la puerta busqué en mi pantalón un cigarrillo y palpando el bolsillo trasero encontré el encendedor. De camino lleve el cigarrillo a mi boca y alcé la mirada al oscuro cielo, las nubes invadían gran parte comenzando a verse aquellos relámpagos que iluminan todo cada escasos segundos. Me quité el pasamontañas dejándolo sobre un tarro de basura, lo buscaría luego.
En mis pulmones conservaba el humo gris que el cigarrillo me ofrecía, mis manos ahora en los bolsillos me daban la comodidad para seguir el camino por la oscura ciudad; me tomaría un buen tiempo llegar a mi propiedad, y solo me preocupaba haber olvidado algo más que se pudiera descomponer en la ausencia.
Escuché en la lejanía de mi momentánea ubicación un depósito de basura caerse, por instinto me detuve y apreté con los labios el cigarro dando otra calada mientras me volteaba. No podía distinguir nada apenas noté movimiento y mis manos se formaron puños.
—¡Hemprich! —el crujido de mi mandíbula fue el tercer sonido que en esa situación se presentó. Caminé hasta los tres hombres que pretendían mi atención.
—¿Qué quieren? —de pie arroje la colilla al suelo.
—Lo que me debes.
Dejé que mis comisuras se estiraran en una sonrisa cargada de sarcasmo era el lugar y momento menos indicados para cualquier situación que implicara quedarse pero aquellas palabras sentenciaron permanencia de al menos unos largos minutos.
Comenzaron acercarse cada vez más a mí portando objetos pesados y grandes en las manos preparados para cobrarme. Retrocediendo algunos pasos tuve una visión más amplia del entorno, de cada uno y la posibilidad de descifrar como actuarían.
—No tengo ese dinero aún, estás perdiendo tiempo.
—El tiempo es oro, Cedric.
Puños apretados y una buena postura de mi cuerpo fue lo necesario ese momento dos se abalanzaron sobre mí. Recibí un golpe en el hombro y me incliné hacía abajo regresando el golpe en el estómago, volviendo a recuperar la estabilidad me tomó por la espalda dejando que mis costillas temblaran; había recibido un puñetazo que logró hacerme quejar pero no bajé la guardia, me tenían rodeado.
Con movimientos bruscos y golpes certeros conseguí quitarme a uno de los tres escupiendo el suelo vi mi sangre ensuciar el asfalto. Una patada me obstruyó de respirar curvándome hacía delante. Caí de lado por un empujón a mis espaldas, de las axilas era arrastrado hacía un poste de luz. Maldiciendo en silencio volví a escupir y observe en la oscuridad como se posicionaron: uno sujetaba mis muñecas dejando ese poste entre mis brazos y los dos restantes no los tenía a la vista.
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LOBO (+18) [Noches oscuras 1#]
Teen FictionDos puntos opuestos, un día en especial. Una deuda por saldar los hará encontrar de la forma más oscura e impensable. Stella sabrá desde el primer momento que Cedric es todo lo que tiene. El peligro sucumbe su vida ahogando cada referencia de esp...