Capítulo 24: Princesa

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Vi todo oscuro por unos instantes... no entiendo cómo se dio la situación solo sé que reaccioné. Lo maté.

Empapada de sangre tibia tenía las manos y el recuerdo del cuchillo atravesado en su cuello me persigue... ni cerrando los ojos dejo de reproducir el momento en mi cabeza. No supe cómo responderle a Cedric, solo quería tomar aire lejos de aquí y olvidarme dos segundos de lo que hice.

Cedric dejó en mis manos una pastilla abortiva, en mi mente su opinión y en mi corazón la incertidumbre de tomar una decisión. Sin dar palabra alguna caminamos juntos por el apenas iluminado pasillo que nos daba lugar a muchas puertas; todas cerradas. Con su mano abrió una puerta que estaba apoyada pero no cerrada como las demás. Entramos a esa habitación similar a la mía donde descansaba una chica sobre la cama, me senté en la otra cama ocupando un lugar en la orilla para no molestar y dejar que él se fuera. La puerta quedó apoyada y nosotras dos en el cuarto.

Agradecía que aquella muchacha estuviera dormida, que no pudiera ver la sangre en mis manos y salpicaduras en mis pies. Comencé a frotar mis manos sobre la falda que tenía tratando de limpiarme, la sangre seca en era poca pero mis manos quedaron en un tono rosado aun sucias.

Observando mis pies reposar en el suelo trataba de respirar con normalidad, me sentía agitada y asustada. Van a matarme cuando sepan lo que hice. Jamás entenderían que fue en defensa, nunca pondrían a una niña por encima de él. Mi cuerpo perdía calor cada vez que pensaba en que harían conmigo o de solo imaginar la probabilidad de ser descubiertos. El cuarto estaba ordenado pero sin sabanas, la sangre la absorbió bastante; miento si digo que sé cómo dejamos la escena.

Apretando mis manos contra los muslos presionaba los labios en medio de un silencio sepulcral, uno escalofriante... ni siquiera escuchaba a la chica respirar pero tampoco me animé a voltear a verla.

—¿Qué haces en mi cuarto?

El sonido áspero de la voz femenina a mi lado se llevó mi atención. Con disimulo observe deslizando la cabeza buscando una respuesta convincente.

—Me trajeron aquí... —mentí de forma casi instantánea recibiendo de la chica una expresión vacía llena de molestia— Tampoco sé que hago aquí.

—No te creo —respondió torpemente—. He estado aquí por mucho tiempo ¿Por qué te traerían aquí?

Pensando mil y una respuestas a las tontas preguntas que me daba enfoque mis energías en estar cómoda. Impulsando mí cuerpo hacia donde la cama estaba apoyada me ayude con las manos; las paredes acolchonadas eran agradables de sentir ahora que no estaba amarrada e incomoda a la espera del verdugo como pasé tantos días.

—Si supiera porque estoy aquí créeme que haría algo al respecto —ahora que tenía la voluntad de mirarla noté en su muñeca un grillete de metal, este la sujeta al barandal de la cama. Sin lugar a dudas Cedric no la trataba como antes a mí—. Siento no poder responder a tus dudas.

—Suenas muy nerviosa —soltó de pronto—, como si tuvieras miedo —su mirada explora mi cuerpo con cada vaivén de su cabeza—. Tiemblas mucho.

Acostumbrada a la solitaria habitación desde que me alejaron de él no tenía quien me dijera algo así. Luna lo estaba viendo y no dudó en ponerlo como tema de charla. La boca se me lleno de saliva tan pronto ella se inclinó a intentar tocarme.

—Tranquila —alzó su mano libre a la altura de su hombro—. Ves, tienes algo —sonrió unos breves instantes.

No quería darle conversación. Solo quiero esperar a Cedric y cruzar mis dedos por el éxito de su estrategia... aun sin conocer de qué trata. Si no regresaba pronto enloquecería.

LOBO (+18)  [Noches oscuras 1#]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora