Capítulo 15: Decepción, enfado y pena.

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—Abre la boca. ¡Abre la maldita boca! —exclama con violencia— ¡Déjame correrme en tus labios, perra rica!

Tenía el cuerpo tenso, estremecido y helado sin poder moverme, no podía moverme ni siquiera pestañar. Petrificada sobre la cama lo veía aproximarse con una mano sujeta a su pene quería que le ofreciera mis labios. Dejé de ver, las lágrimas inundan mi visión, y apretando los labios con fuerza apenas logro escuchar mis latidos azotándome el pecho. Un pitido intenso comienza a penetrarme los oídos percibiendo entre la nube de pánico que me cubre su sombra, está tan cerca que me asfixio. Ya no puedo más.

—¡NO! ¡DEJAME EN PAZ! —no me escuchaba, mi cuello se tensaba con la brutalidad con la que intentaba gritar— ¡NO ME TOQUES!

Me senté de un impulso en la cama y sin poder dar calada de aire me apoye una mano en la garganta, presioné y el sabor a sangre fluyó por toda mi cavidad bucal. Con los labios secos sentía la saliva acumularse poco a poco hasta caer por el borde de mi boca. Intenté detenerlo pero fue en vano desde de comisura hasta bajar por el cuello me estaba ensuciando. Aun dormida ese maldito recuerdo logra atormentarme, así despierta sea peor.

Aquella noche dormí en el suelo cubierta de su asqueroso esperma, sucia hasta la planta de los pies; así me siento desde esa noche en la que se aprovechó de mí.

Los días siguientes hasta el de hoy la tortura se intensificaba... Ese hombre encontraba hasta lo más absurdo para buscar tocarme, no había momento en el que estuviera tranquila, y es que hasta en la soledad temía porque no había quien evitara su regreso... ni muerta del cansancio dormía por cuenta propia. Siempre, cada noche se sentaba frente a mi cama a observarme en silencio, en lo más recóndito de la habitación acompañado de la oscuridad. Desde ahí, y de esa manera me obligaba a dormir. Si me encontraba despierta por cualquier motivo terminaba dentro de mi cama hasta lograr que durmiera de tanto llorar pidiendo piedad.

No tenía lágrimas para seguir llorando ni aliento para hacerme escuchar. Perdía fuerzas todo el tiempo, y la debilidad de mi cuerpo es más notoria cada despertar...

Me costaba comer, beber y cualquier actividad que al menos con Cedric seguía haciendo.

Dejé de comer, no recuerdo cuando fue la última vez que di bocado o que intentó meterme a la fuerza la comida. Aun azotándome las mejillas a bofetadas no podía obligarme a comer. Mi estómago se había cerrado, y lo único que cabe en el son las penas, la angustia y mi creciente desconsuelo con la vida. Estaba atrapada en un profundo pozo de agua que trepa a mí con toda intención de matarme, de ahogarme para hundirme en el fondo dejando que se olviden de mi completa existencia. No sé cuánto más soporte esto, quiero morir. Respirar sin vivir es exactamente lo que experimento todos los días...

Amarrada a la cama perdí la cuenta de la última vez que pude estar de pie. Un corte rodeando mi muñeca es señal de resistencia, y lo apretada que está. Aquella herida se abre seguido, cada vez que intentaba quitármela así me arrancara la mano en el camino. Dolía mucho, casi tanto como los músculos de mi brazo acalambrados de la misma posición en largos, y eternos días.

Mi mano izquierda era la que podía mover con menor dificultad, constantemente la cerraba en un puño de esa manera movilizaba el flujo sanguíneo evitando perder la movilidad. Necesitaba poder moverme fuera de esta maldita cama. No encontraba ya algo que no me provocara asco, náuseas constantes y repentinas; cualquier olor, aroma, la comida o el solo pensar en el sabor del atún, queso o embutido es repulsivo.

Observando deliberadamente a mí alrededor sacudí las piernas quitando de ellas el peso del acolchado, pesado y caluroso para mí gusto. Con una mano sobre mi boca traté de relajarme y no vomitar sobre la cama. Vestida ahora con un uniforme aún más corto que el mío tengo la apariencia de una actriz porno en rodaje de colegiala aquello me lleva a recordar momentos con sus explicitas intenciones. Me encontraba en medio de sus morbosos, perversos y macabros fetiches sexuales. Constantemente tenía su recuerdo rondándome en la cabeza, en todo momento estaba con miedo de que entrara por esa puerta y me violentara de la única forma que le quedaba.

LOBO (+18)  [Noches oscuras 1#]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora