Conozco algunas de mis habilidades, calcular el tiempo sin verlo es una y es lo que estoy haciendo. En mi bolsillo tenía la prueba y entre mis dedos sus húmedos fluidos.
Stella acatando mi petición comenzó a gemir, se la escucha deseosa con la voz rasposa y en ocasiones ahogada. Aquello se me va de las manos cuando oírla se vuelve una necesidad momentánea, necesitaba oírla disfrutar como también haría la mujer que pronto irrumpiría nuestra intimidad.
Devorando sus labios percibía la reacción que manifiesta a mi tacto, se derrite en mis dedos, se derrite con rapidez; cada segundo que transcurre sus paredes vaginales se contraen... siento que no durará.
La puerta se abre de pronto y como esperaba la mujer se hizo presente. Cerró detrás suyo mientras veía a Stella. Ella estaba avergonzada y nerviosa por como sus piernas temblaban. Mi mandíbula se apretó cuando esa mujer chasqueó la lengua y tuve que quitarle mis dedos a la castaña que acompañaba.
—Lamento aguarles la fiesta pero el tiempo pago ya expiró.
Alzando el pulgar de la mano desocupada se lo mostré en señal de comprensión fingiendo sonreír. Mientras buscaba lavar mis manos de reojo la vi, sorprendida de lo que acaba de oír no pierde un segundo en cubrirse; con dificultad bajó de la mesada sosteniendo la toalla, se notaba a simple vista lo consternada que la dejamos.
—Tú —agregó poco después—, no demores en vestirte.
Perdí a la chica de vista mientras abrochaba mis pantalones de camino a la salida sin utilizar palabras guiñe un ojo a su dirección. Apenas pisé el suelo del pasillo me detuve volteando la vista hacia dentro.
—Creo es momento de saber tu nombre —comenté esperando por su respuesta.
Sabía a qué me refería con nombre me daría su alias como está permitido. Esta mal de la cabeza pero no es idiota.
—Lola.
Sin la más mínima intención de mirarme cerró la puerta dejándome fuera. Con que su alias es Lola, juvenil para su edad perturbador para su siniestra apariencia. Con una duda menos me alejaba por los pasillos caminando a paso lento en dirección al cuarto de Luna.
Una prueba de embarazo yace en mi bolsillo izquierdo, mis manos se hacen puños que aprieto con cada paso. Desconozco la intriga que me genera la situación esa sensación incomoda que me causa picor en la garganta, presión en el pecho que desciende hasta mi estómago. No veré el resultado, no solo.
Frente a mi destino tomé de mi bolsillo derecho la tarjeta de ingreso, la pequeña luz verde junto al escáner se encendió, apoyé una mano pero antes de empujar con esta voltee a mi lado. A paso decidido se acercaba un colega del pasillo paralelo solíamos almorzar juntos cuando las chicas se volvían intolerables.
—Espera —me detuvo al tocarme el hombro—. Tienen un comunicado que darte, no te demores en acudir —apretó mi brazo al decir.
Por la manera en la que lo miré no dudó en quitarme la mano de encima.
—¿Dónde me esperan? —pregunté al tiempo que quitaba la tarjeta del lector haciendo que la puerta vuelva a bloquear el acceso.
—En la oficina. Me pidieron que te buscara con urgencia.
Brindándole un asentimiento golpee suavemente su brazo como despedida; ahí concluí la charla.
Esto me da un mal sabor de boca nada bueno puede venir después de esas palabras. ¿Un comunicado? ¿De despido? jamás. ¿De muerte? quizá. ¿Nuevas quejas? Ese hijo de puta va enloquecerme.
Aislando cualquier pensamiento que me lleve a quejarme camino hasta la oficina. Una habitación de tamaño estándar, el único lugar donde la cabecilla de la organización disfruta estar sentado dictando órdenes.
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LOBO (+18) [Noches oscuras 1#]
Novela JuvenilDos puntos opuestos, un día en especial. Una deuda por saldar los hará encontrar de la forma más oscura e impensable. Stella sabrá desde el primer momento que Cedric es todo lo que tiene. El peligro sucumbe su vida ahogando cada referencia de esp...