Capítulo 13: Un poco de piedad

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ADVERTENCIA: 

Hola, espero no haberles hecho desesperar con la intriga, pero dejando de lado eso, quiero advertir desde un inicio el contenido de este capítulo, es crudo, explicito y no apto para personas sensibles. Antes de continuar aclararé un punto importante con respecto a la historia, y busco quede claro. No estoy romantizando, ni incitando a que actos como el que leerán continuación, el mismo secuestro, la violencia psicológica, verbal, física o hasta los problemas de drogas que padece el protagonista sean normalizados, imitados o tratados con gracia, ese no es mi propósito con la novela. Considero que la publicidad que le di no fue la mejor, y se malinterpreto para mal.

Sin mas interrupciones, les dejo el capítulo. 



Sentía el cuerpo adormecido los brazos adoloridos y la respiración dificultosa. La presión permanente sobre mí me alertó estaba montado encima. Aturdida de oírlo gritar a duras penas lograba abrir los ojos, tenía la vista en su pecho mientras mis fosas nasales se llenaban de líquido. Recostada en la cama la almohada me impedía mover la cabeza hacia atrás y aquella sangre acumulada por gravedad comenzó a bajar, lenta y espesa descendía hasta mis labios que mantenía entre abiertos con la intención de respirar. Percibí el sabor metálico, voltee la cabeza a mi derecha, ahí el líquido producto de aquel golpe se desvió a mi mejilla.

—Hablan mucho de ti...—él retomó la palabra, más tranquilo, ya no gritaba a lo bruto. Me observaba de forma directa y escalofriante cómo si buscara dentro de mis ojos aquel miedo que me costaba disimular. Mi pulso se disparó, el corazón me latía contra mis costillas escuchándolo más que a él hablarme— Muchas personas aquí conocen de ti, saben de dónde vienes, quienes te mantienen y el interés abismal que tienen por ti —poco a poco la sangre en mi nariz se coagula evitando que siguiera perdiéndola. Desde el centro de mi rostro hasta los pómulos experimentaba sensibilidad en los huesos, temperatura y como la sangre se dispersa sobre mi piel.

Cerré la boca trabando la mandíbula, oírlo ahora con más claridad solo incitaba mi desprecio, odio y las crudas ganas de sacármelo de encima— Estás bajo mi cuidado por ello, porque el incompetente que te cuidaba no hizo su trabajo —con sus grandes manos sostenía mis muñecas sobre la cabeza y ejerciendo presión me retenía sobre la cama. Impulsé ambos brazos hacia delante buscando sentarme pero fue imposible apenas logré moverme. Presionó su cuerpo sobre el mío estremeciendo hasta la última fibra de mí ser. Mirándolo al rostro solo encontraba un par de ojos oscuros que dejaban verse bajo ese pasamontañas. Montado en mi cadera, la suya me aplastaba igual que el resto de él, no estaba sosteniéndose todo su peso lo soportaba yo.

—Suéltame... No me dejas respirar.

No estaba mintiendo, su monstruoso cuerpo me acapara entera.

—¿Te di permiso de hablar? —afirmó ambas muñecas con una mano y la restante la deslizó torpemente a mi cuello. Apretó lentamente con más y más fuerza orillándome a jadear. Mis oídos se taparon gracias al corazón que se me aceleraba más. Perdí la visión que tenía por una nublada de lágrimas, estaban llorosos y puedo jurar que transmiten lo vulnerable que estoy— Cuando yo hablo, tú escuchas, estúpida —liberó su agarre asfixiante para golpearme la mejilla izquierda de una bofetada. Cerré con fuerza los ojos y las lágrimas rodaron al instante. No hablé, contuve el grito en la prisión que es mi boca este momento. Con la mandíbula acalambrada apenas lograba abrirla luego de aquella bofetada—. Deberías escucharme con atención. Quizá, y aprendes a ser mi muñequita.

Quedé estática, helada, dura sobre la cama. Evité respirar fuerte para que no fuera capaz de oírme. Conservando la presión de mis ojos arrojé la cabeza hacia atrás. Una muda petición de espacio personal de distancia. ¡Lo quiero lejos de mí!

LOBO (+18)  [Noches oscuras 1#]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora