Entre sus brazos Cedric me sostenía al caminar y de mi boca salía la verdad, quizá era una mala decisión pero estoy segura que no quiero utilizar esa pastilla.
De pie junto una puerta abierta nos encontramos los dos y una tercera persona que sin lugar a dudas nos estaba escuchando hablar. Me quedé helada con la respiración contenida sin ser consciente de ello; él tampoco emitía palabra alguna solo observaba al hombre de bata blanca con pena, estaba pálido e inexpresivo.
—Tienes mucho que explicarme —habló el señor en un tono autoritario—. Entren rápido, pronto volverá la energía.
—Patrick —se conocen más que los nombres, Cedric me da esa impresión—, no hagas eso. Por poco me infartas —continuó quejándose el castaño dejando mi cuerpo reposar sobre una camilla.
Este lugar tiene un ambiente frío muy similar a un hospital, una enfermería sería más apropiado llamarlo sin embargo el hedor a desinfectante me lleva al hospital central donde en una ocasión trataron mi esguince de tobillo. No debería ser tan curiosa en estos casos, mas no puedo evitar observar a mí alrededor. Todo está muy bien ordenado, el suelo perfectamente limpio, los estantes llenos de medicamentos, cajas de guantes descartables, jeringas, agujas y cierras quirúrgicas. Tragué saliva cuando mis ojos encontraron manchas de sangre sobre mi falda, pequeñas pero ahí estaban. El sonido agudo de sus voces las oía a la distancia, cada vez más lejos; mi corazón era lo único que lograba oír con claridad el mismo que me llenaba de nervios.
—Stella —gritó de pronto— ¿Me escuchas? —aquel hombre me hablaba confiado en que no lo oía.
—Lo siento, no me siento bien —respondí bajando la mirada con cansancio. Si algo aprendí del personal de salud es a no mentirles.
—Lo sé —volteando la mirada al chico a un extremo de la habitación le señalo con la cabeza donde debía estar: junto a mí—, por eso estoy esperando que respondan a mi pregunta —retomo su postura, a toda costa quería una respuesta aunque es obvio que la conoce muy bien.
—Del bebé que espera Stella —Cedric tomó la palabra ubicándose a mi lado—, mi hijo.
Un silencio se expandió por el lugar. Cedric no volvió abrir la boca, el señor analizaba la situación por como miraba mi vientre, mientras tanto, un nudo se instala en mi garganta.
—Te di una pastilla abortiva —respondió— ¿Era para Luna?
Voltee el rostro hasta ver la expresión nerviosa del muchacho de mirada clara, no había mucho más que el típico decir *trágame tierra*
—No —negó seguro—. Siempre fue para Stella —aclaro con la voz áspera—, pero no podía decírtelo, lo siento.
—¿Me pides disculpa después de mentirme mirándome a los ojos? —frunció su gesto acompañando sus palabras.
—Si estuvieras en mi lugar entenderías las circunstancias —él se llevó la mano a la cabeza tomando en un puño su cabello.
—Las entiendo aun después de tus reiteradas mentiras de las que no tenías necesidad de usar —el enfado del hombre era notable, su rostro, su voz y la forma en la que camina por el lugar revela aquello—. En este momento no puedo decirte lo que pienso de tus mentiras por respeto a la señorita. Hazte a un lado y déjame revisarla, no se ve muy bien que digamos.
Mi silencio era el único que permanecía, ellos hablaban a su tiempo agregando emociones que yo sentía evidente. Patrick se encontraba molesto, quizá ofendido por como Cedric mintió por mí; él no sabía cómo actuar ahora que el hombre descubrió la verdad y en mi interior solo mil y un preguntas me mantienen en la conversación, si quería respuestas tal vez aquí las obtenga.
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LOBO (+18) [Noches oscuras 1#]
Novela JuvenilDos puntos opuestos, un día en especial. Una deuda por saldar los hará encontrar de la forma más oscura e impensable. Stella sabrá desde el primer momento que Cedric es todo lo que tiene. El peligro sucumbe su vida ahogando cada referencia de esp...