Ya lo sé todo; no sabes nada

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—¡Caballero! —dijo. Miró a Irene, a Yunho, a mí. Se levantó y se inclinó para cogerme del brazo—. Seul —dijo, mientras lo intentaba; hablaba casi en un susurro—, Seulgi, cariño, sube conmigo...

Pero en vez de responderle sujeté con más firmeza el cuchillo. Charley Wag lanzó un ladrido débil y Caballero, al oírle, le respondió con otro. Volvió a silbar, los compases de un vals perezoso, y le oímos recorrer el pasillo y le miramos cuando empujó la puerta. Creo que estaba borracho. Tenía el sombrero torcido, las mejillas muy rosas y la boca en forma de una O perfecta. Tambaleándose un poco, recorrió con la mirada el cuarto y escudriñó la penumbra. El silbido murió en sus labios. Los puso rectos y se los lamió.

—Vaya —dijo—, aquí está Baekhyun. —Guiñó un ojo. Luego me miró a mí y al cuchillo—. Vaya, y aquí está Seul—. Se quitó el sombrero y empezó a desatarse del cuello el pañuelo escarlata—. Supuse que vendrías. Un día más y habría estado preparado. Acabo de recoger una carta de ese idiota de Chris. ¡Se arrastraba por el suelo al comunicarme que te habías fugado! Creo que pensaba capturarte antes de darme la noticia. ¡Mala publicidad cuando diriges un manicomio de mujeres!

Metió el pañuelo dentro del sombrero y lo dejó caer. Sacó un cigarro.

—Eres jodidamente frío —dije. Yo estaba temblando—. La señora Boa y el señor Yunho ya lo saben todo.

Se rió.

—Me figuro que sí.

—¡Caballero! —dijo la señora Boa—. Escúchame. Seul nos ha contado cosas horribles. Quiero que te vayas.

—¡No le deje que se vaya! —dije—. ¡Irá a buscar al doctor Chris! —Blandí el cuchillo—. ¡Deténle, Baekhyun!

Caballero había encendido su cigarro, pero aparte de eso no se había movido. Se volvió para mirar a Baekhyun, que había dado un par de pasos dubitativos hacia él. Puso la mano en el pelo de Baekhyun.

—Con que sí, Baek.

—Por favor, señor —dijo Baekhyun.

—Has descubierto que soy un maleante.

A Baekhyun empezaron a temblar le los labios.

—¡Se lo juro por Dios, señor Park, que nunca lo he pensado!

—Bueno, bueno —dijo Caballero. Acarició la mejilla de Baekhyun. Yunho emitió un soplido con los labios. John se puso de pie y miró alrededor como si no supiera por qué se había levantado. Se puso rojo.

—Siéntate, John —dijo la señora Boa.

John se cruzó de brazos.

—Me quedo de pie si quiero.

—Siéntate o te zurro.

—¡A mí! —dijo, con voz ronca—. ¡Déles a esos dos! —Señaló a Caballero y a Baekhyun. La señora Boa dio dos pasos rápidos y le golpeó. Le pegó fuerte. Él se llevó las manos a la cabeza y la miró por entre los codos—. ¡Vieja vaca! —dijo—. Me ha estado pegando desde el día en que nací. ¡Si me toca otra vez se va a enterar!

Le ardían los ojos de furia cuando dijo esto, pero luego se le llenaron de lágrimas y empezó a lloriquear. Fue hasta la pared y le largó una patada. Baekhyun se estremeció y lloró más fuerte. Caballero miró a un chico, luego al otro y después a Irene, con un asombro fingido.

EL ENGAÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora