El nacimiento

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Me dolía la cabeza y todo se encontraba muy oscuro, me movia de lado a lado ¿Donde estaba? Me llevó unos segundos para acomodar mis ideas; mire al lado y estaba Vanesa, estábamos en un auto y yo iba ¿Encadenado?

- ¿Pero que carajos? - Dije molesto y confuso. 

- Raúl, al parecer ha despertado en menos de lo que esperábamos.

Para mí, seguía todo oscuro pero ya no me refería a donde me encontraba o en lo que veía, era en como me encontraba. Tenía la llave, tenía la idea, podía hacerlo pero había un pero y eso me detenía. Caminaba vagamente en mi mente buscando respuestas a todo. Hasta que Raúl se dispuso a hablar.
- Eres una máquina muchacho, no esperaba menos de tí. - Sonrió
- ¿A que te refieres?
Vanesa interrumpió la conversación.
- Eres lo que no quiero tener cerca y te tengo miedo, mucho más que antes, eres un maldito monstruo Logan, nisiquiera eres humano. ¿Como espera que reaccione a esto como alguien simple como yo?
Ella estába alterada por como hablaba pero seguía sin entender algo sobre lo que sucedió y porque me encontraba encadenado es este auto cuyo destino desconozco.
- Logan... Trata de comprenderla, ella solo vió tú verdadera naturaleza asesina. Como un animal salvaje. Mírate, estás bañado en sangre que no es tuya. - Recalcando con asento las últimas palabras me dejó en claro a quién había desatado.
¿Seguia siendo el mismo? No... No era así, me sentía diferente, expuesto y débil a su vez, me sentía humano a pesar de recordar todo aquello que hice en un pasado ze manera tán...
-¡Maldita sea Raúl! ¿Que me hiciste?
- Yo no hice nada Logan, solo decidí ver con mis propios ojos quién eras y en que habías terminado. Mi hija hizo contigo un  gran trabajo pero ahora, es momento de ponerle fin a todo esto.
- Estámos hablando el mismo idioma.
- Exacto, vamos a matarla.
En mi mente esa expresión retumbó hasta el fondo de mí ser y volvió a responderme en un eco, y volvió ese sentimiento y ese miedo de antes de todo. ¿Matarla? ¿Es eso lo que quiero en realidad? Ya me había cuestionado todo esto varias veces y estoy aquí sin la capacidad de cambiar eso. No lo quería aunque una parte de mí gritaba que sí, sí él sabía a dónde me llevaría entonces era lo mejor.
- Raúl, quiero hablar con Marie. Llévame dónde ella antes de que suceda todo este caos. Te lo pido, por favor.
Él me miró y permaneció callado por varios minutos mientras seguia avanzando el auto. El silencio invadió el auto y parecía estar bien cuándo no lo era. Sonrió y me miró por el espejo.
- ¿A dónde creés que vamos? Tendrás que prepararte, llegaremos en unas horas. Será mejor que descanses en esta oscura noche, porque pronto oscureceran más los días y las noches parecerán eternas.
Mi latido se alteró, cuando debería estar tranquilo. Me hayaba envuelto de la confusión y el deseo, de la fuerza y apoderamiento de impulsos y la misma que creaba el caos y la que daba creación a un nuevo ser, era el nacimiento de un humano y la muerte de otro. Ni Dios se atrevería a jugar con algo así aún el siendo el creador, el diablo mismo temeria ante esto. Es lo que otros llamarían un enjendro dentro de la biblia, un demonio, un Ángel caído tratando de recuperar sus alas. 

Mariposa AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora