Logan

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Pronto llegamos hacía el destino y yo solo permanecía en silencio, después de todo no dejaba de darle vueltas a aquél sueño. Tán solo complicaba la situación y yo me estaba comportando como un peón ¿Que pasaría sí...? No, no lo sé, no tengo las respuestas y solo podría simular una falsa realidad trás otra, tratando de comprender lo que en mí concierne.
El lugar al que llegábamos era el Hangar como dijo Raúl, hacía frío y era algo tarde, no había mucha iluminación en aquél lugar y el silencio minucioso se veía interrumpido por el viento moviendo aquellos objetos ligeros, mientras las hojas del cesped y flores y árboles chocaban entre ellos dando la sensación de estar en una inmersión de un juego de terror. Raúl abrió la compuerta y bajamos, le seguíamos en silencio hasta que él interrumpio.
- Ustedes no saben el porqué están aquí, Logan, tú mucho menos comprendes esto porque sé que en tú mente todo pasó de manera distinta y también sé que sabes el porque nunca encontraste una pista directa hacía Jade. Pero pronto discutiremos esto. Vanesa, quizá tienes una idea de que sucede, ya casi obtendrán sus respuestas.
Vanesa y yo nos intercambiamos miradas con extrañeza, aún así seguimos adelante. Estábamos confiando en alguién que pensé que estába muerto y que ahora nos trajo a un lugar totalmente incógnito y apartado del mundo en medio de un espeso bosque. Nuestros pies aplastaban la maleza y con ello el sonido de nuestros pasos que formaban una sinfónia perfecta con el medio, el escenario perfecto. Raúl abrió un portón gigante, ya nos encontrabamos dentro. Habían cajas por todos lados, con signos de seguridad en su mayoría de lugares.
- Atención los dos. Lo que están por presenciar no será sencillo de explicar con palabras así que preparencen psicológicamente, necesito una mente muy abierta hacía esto.
Caminó hacía la puerta del Hangar y abrió con una cerradura electrónica. Un pasillo largo con luces parpadeantes y oscuro hasta el final.
Raúl se me acercó y me dijo: - Vamos muchacho, sé que puedes reconocer esto.
Proseguí mí camino, este lugar se me hacía conocido, su misma escencia se mantenía aquí, en la oscuridad y sus luces, en el sonido del goteo exhaustivo y mí desesperación mezclada con irá y confusión. Caminé sin retorno y no quería volver a mirar hacía atrás ¿Esto era un juego al cuál tenía ganar? No podía pensar claramente, y mi visión solo se volvía mórbida y retorcida. Llegué hasta el final y abrí la puerta, que de nuevo, se repetía el mismo escenario ¿Acaso están seguros de esto? Mi irá se estába apoderando de mí y ya nisiquiera estába reaccionando bien, mi cuerpo ya siquiera podía mantenerme en pie, solo estába el impulso de seguir.

Raúl

Llevarle hasta un lugar parecido al que atravesó por los experimentos de mi hija era mi única elección para saber lo que sucedió con él. Se supone que fué un total fracaso pero él seguía vivo cuándo yo lo encontré, él sí fué un experimento exitoso pero desperdiciado. Ahora, le miraba a través de vidrios blindados y oscuros para que él no supiera que le estuviera observando junto con Vanesa y a ser verdad, me emociona saber hasta que punto de descontrol puede llegar a través de un recuerdo vívido de su sufrimiento. El primer pasillo ya había notado un cambio en su mirada, se había vuelto intensa y se le notaba como su ira subía mientras más caminaba más se intensificaba esa sensación en él hasta abrir la puerta y dirigirse hacía el segundo pasillo. Allí todo empezó a tornarse más oscuro, su cara bastaba para decirme que pasaba y demostrar su poder, nadie podía interponerse ante él pero pronto cayó en el suelo, tendido como una alfombra; no pasó mucho hasta continuar y abrir la tercer puerta. La última de todas iba a definir que tan perdido se encontraba él.

Mariposa AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora